En plena negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y mientras el organismo pone paños fríos a los avances abruptos, el Gobierno empezó a apurar los plazos, a dar mensajes confusos y adelantar informaciones mostrando que precisa como el agua una inyección urgente de fondos frescos para salvar el modelo económico: usar esas divisas para sostener artificialmente el dólar barato, que es la clave del control de la inflación, ergo, la clave del programa en su conjunto. 

En pocas palabras, con reservas del Banco Central (BCRA) en terreno negativo, no hay forma de sostener el plan sin un monto relevante de plata fresca. Hoy, la foto de Milei es similar, aunque con mayor espalda política y social, a la que tenía Mauricio Macri en 2018, donde su supervivencia estaba atada al FMI, que terminó dando, entonces, 45 mil millones de dólares. Por entonces, también Donald Trump era presidente de los Estados Unidos. 

En la apertura de Sesiones del Congreso, el presidente Javier Milei cometió incluso errores que lo muestran con más dudas que certezas. Aseveró que mandará al Parlamento el programa "en las próximas semanas, y luego lo aprobará el Staff". En la platea, la transmisión oficial enfocó la cara del ministro de Economía, Luis Caputo, que mostró sorpresa por la frase presidencial. Inclusive, durante el fin de semana circuló en celulares un punteo en el que se especificaba que ya había aprobación del Staff del FMI, algo que se tomó como un rumor disparado desde el mismo Gobierno. 

Ese documento, un punteo sin autoría que circuló en celulares también daba pocas precisiones. Ni siquiera aclaraba si habría fondos de libre disponibilidad. Y mucho menos avanzaba sobre una de las cuestiones centrales: si habrá o no devaluación. El Gobierno insiste en que no tocará el tipo de cambio hasta después de las elecciones, pero el organismo insiste en que tiene que haber una unificación cambiaria urgente. 

En ese punteo, además, se incluía como promesa la salida del cepo cambiario, algo que el Presidente viene anunciando para dentro de un año y que para el Fondo Monetario es relevante como hecho político. 

Para el FMI, "nada más que añadir"

El asunto es que la versión que dio el Presidente es técnicamente imposible, porque no hay acuerdo votable si primero no lo aprueba el FMI. ¿Qué es entonces lo que busca Milei pasándolo por el Congreso en las próximas semanas? En Hacienda ven que la oposición tiene claro que el nuevo pacto es es toma de deuda nueva, mientras Caputo intenta disfrazar el acuerdo venidero como parte de una especie de financiamiento al Tesoro, con la idea de correr del medio un nuevo endeudamiento. 

Vale decir que esto se hace porque, mientras Martín Guzmán era ministro de Economía, se dispuso por Ley que todo proceso de deuda nueva debe aprobarse en el Congreso. Por esto es que el Gobierno busca que el Parlamento le confirme que no es deuda nueva, para luego no tener que pasar el acuerdo, una vez, por ambas cámaras para darle aprobación. Una cosa extraña. 

Naturalmente, el apuro oficial en todo el proceso tiene que ver con influir positivamente en los mercados, que vienen de una semana muy mala porque ven que al acuerdo le falta un recorrido. Incluso fue inócuo el efecto que tuvo la visita de Milei y Caputo a Washington, a verse con Donald Trump y Elon Musk

En las últimas horas, de hecho, hubo consultas sobre el tema a los voceros del FMI en Argentina. Dan una respuesta simple: "nada más que añadir a lo que dijo la Subdirectora". La persona en cuestión es Ghita Gopinath, la mano derecha de Kristalina Georgieva, que el viernes, en tiempo y lugar muy curiosos, redactó el siguiente mensaje en su cuenta de la red social X. "Excelente discusión con el ministro Luis Caputo y el presidente del Banco Santiago Bausili. Logramos muy buenos avances en las negociaciones hacia un nuevo programa respaldado por el Fondo para mejorar aún más la estabilidad y el crecimiento en Argentina", afirmó. Es decir, confirmó que las negociaciones siguen.

Expresiones públicas forzadas

Ese mensaje de Gopinath en X tiene algunos detalles interesantes. Se dio un viernes por la tarde, luego de una semana en la que los mercados le dieron la espalda a Argentina y el Riesgo País saltó por encima de los 780 puntos básicos

Caputo le pidió ese mensaje de apoyo a Gopinath sólo una semana antes de que ambos habían estado reunidos en Washington no sólo con el FMI, sino también con el Tesoro estadounidense (el validador político de acuerdos económicos de la Casa Blanca) y el propio Trump. En el mercado, en tanto, observan que "el acuerdo va a ocurrir", pero recuerdan, a la vez, que Caputo lo avisó para después del primer cuatrimeste, es decir, no estaría antes de las últimas semanas de abril. "Los lineamientos están, pero faltan cosas muy importantes", contaron fuentes que conocen el paño y trabajan en los Estados Unidos. 

Un trabajo reciente de la consultora que más lee el Gobierno, 1816, hizo la cuenta de que Argentina debería recibir no menos de 9000 millones de dólares sólo para pagar la deuda que tiene pendiente. En Hacienda afirman que, además de eso, habrá fondos frescos "en volúmen" como para tener libre disponibilidad. Esta es la discusión de fondo, porque sin eso no hay futuro. Según cálculo de la consultora Eco Go, que conduce Marina Dal Pogetto, Caputo ya se gastó más de 20 mil millones (incluyendo el blend) para mantener el dólar a raya. Una fortuna que no se sostiene a este ritmo. 

Hasta ahora, de hecho, lo vienen ayudando al Gobierno los dólares de la cosecha que viene liquidando el agro, pero esa plata también es de corto aliento, porque no llega fuerte hasta mitad de año. Por eso, el Gobierno admite que precisa "un desembolso inicial muy importante". En su momento, el propio Caputo lo había cifrado en unos 20 mil millones de dólares. 

Además, este año, que es electoral, el Gobierno tiene otro escollo auto generado. Como introdujo el proyecto para suspender las PASO, no tendrá test electoral que lo avale o no hasta octubre. Es decir, tiene que sostener la estabilidad cambiaria a fuerza de dólares quemados sin interrupciones hasta ese mes. Una tensión sin dudas muy extrema, que amerita calmar volatilidades con divisas. 

A todo eso hay que agregarle una tensión política en ciernes. Unión por la Patria, que en buena parte evitó votarle a Guzmán el acuerdo con el FMI, hará lo propio con Milei en el Congreso, que por ahora cuenta con respaldos del PRO y la UCR que le alcanzarían para sacar la iniciativa. De todos modos, en el Parlamento también hay incertidumbre respecto al tema, dado que el propio Milei no fue claro en sus objetivos y detalles. 

Los mercados en EE.UU., el día después

Con los feriados en Argentina, la atención estuvo puesta en qué pasó con los activos argentinos en Wall Street. Aún con un presidente sin definiciones claras, la primera reacción de los mercados en el exterior fue positiva. Salvo en el Riesgo País, que siguió clavado en 780 puntos básicos. El indicador que elabora el JP Morgan es un dato relevante, mucho más importante que el resto, porque mide la potencialidad de que Argentina sea sujeto de crédito internacional. 

Los bonos soberanos escalaron hasta 1,6% de la mano del Global 2041, seguido del Global 2035 (1,7%), Global 2041 (1,6%) y el Global 2030 (1,6%). Las acciones de compañías argentinas que operan en Nueva York avanzan hasta 8% de la mano de Transportadora Gas del Sur, Grupo Supervielle (7,7%), BBVA (6,6%) y Banco Macro (6%).

En este contexto, hay otro análisis que aseveran que los movimientos en Wall Street responden, también a un mensaje de la cabeza del Estado diciendo que el acuerdo está muy cerca de realizarse. Cuando veníamos de semanas sin definiciones y hasta con el Fondo negando un cierre.