"El martes todos trabajamos hasta la noche, pero cuando llegamos a nuestras casas, recibimos un mensaje de WhatsApp de la empresa notificando el cese de actividades. Nadie nos lo había anticipado, fue un golpe sorpresivo. Desde ese momento decidimos permanecer en la planta para defender nuestros puestos de trabajo". Así lo contaron desde la Comisión Interna de la planta pertenecientes a la Federación Gráfica Bonaerense a Buenos Aires/12, quienes sintetizaron el drama que atraviesan más de 200 empleados de la gráfica Anselmo Morvillo, una empresa bonaerense con 51 años de historia en el rubro de la impresión de folletos y revistas.

La compañía, ubicada en Avellaneda, anunció la semana pasada el cierre definitivo de su planta, alegando una fuerte caída en las ventas y un descenso del 63 por ciento en la producción. Al día siguiente, la fábrica paralizó completamente su actividad, dejando a sus empleados en una incertidumbre absoluta. En un comunicado oficial, la empresa explicó que la decisión se debe a la reducción de pedidos por parte de clientes clave -entre ellos importantes supermercados e hipermercados-, el aumento de los costos de los insumos y las nuevas exigencias de pago adelantado por parte de los proveedores de papel.

Sin embargo, los empleados no aceptaron la situación sin lucha. Desde el momento en que se hizo pública la decisión, optaron por una permanencia indefinida en sus puestos de trabajo dentro de la planta, asistiendo en sus horarios habituales y cumpliendo con la jornada laboral de ocho horas. La empresa, por su parte, cerró todas las vías de comunicación, no respondió a los llamados ni asistió a la audiencia de conciliación convocada por el Ministerio de Trabajo bonaerense, según informaron los propios trabajadores a este medio. Frente a esta situación, Buenos Aires/12 trató de contactarse con el área de Recursos Humanos de la firma, pero no obtuvo ninguna respuesta al cierre de esta edición.

"Nos intentamos comunicar con el directorio y cerraron los teléfonos, dejaron de atender, dejaron de responder mensajes. Nos reunimos entre todos y decidimos permanecer en la fábrica en defensa de nuestros derechos hasta nuevo aviso", remarcaron. En la planta no hay directivos, seguridad, personal administrativo ni de limpieza. En los hechos, son los trabajadores quienes controlan el ingreso y la salida del establecimiento, según contaron.

"Estamos cumpliendo la conciliación obligatoria, pero la empresa sigue desaparecida. No asigna tareas ni da señales de querer negociar. Estamos sosteniendo la planta mientras ellos no aparecen", explicaron desde la Comisión Interna de la fábrica, al tiempo que agregaron que si bien se encuentran al día con el cobro de salarios, no saben que pasará de cara al futuro.

Plenarios con definiciones y el pedido de quiebra

En paralelo a la permanencia en la fábrica, los empleados solicitaron a su sindicato, la Federación Gráfica Bonaerense, la realización de un plenario de delegados, con el objetivo de definir acciones en defensa de los puestos de trabajo.

El encuentro fue realizado el pasado viernes y los trabajadores plantearon la posibilidad de una movilización. Si bien inicialmente no fue aprobada, en la madruagada del lunes hubo una nueva reunión en la cual se decidió convocar a un plenario para este jueves, abierto a todas las organizaciones que quieran apoyar la lucha. Allí van a anunciar una movilización hacia a la sede de la Unión Industrial Argentina (UIA), prevista para el miércoles 12 de febrero con horario a definir.

En el medio, los trabajadores recibieron una noticia que parecía alentadora: el Juzgado Comercial N°12 rechazó el pedido de quiebra de la empresa, a cuya respuesta tuvo acceso Buenos Aires/12. Sin embargo, el pasado viernes por la noche la Cámara de Apelaciones dio lugar al pedido de Morvillo. Esto abrió una nueva incógnita sobre los verdaderos motivos del cierre, ya que hasta el viernes no había una solicitud formal de quiebra en curso. "Ahora, sabemos que hay varias opciones tales como el cierre con venta de los bienes muebles e inmuebles para pagar a los acreedores; cierre y remate de los bienes o la llegada de nuevo inversor con nuevas condiciones de trabajo y despidos o formar una cooperativa. Por ahora es todo incertidumbre", concluyeron.

Según la ley 24.522, sancionada en 1995 y modificada en varias ocasiones, una empresa se declara en quiebra cuando su insolvencia le impide cumplir con sus obligaciones financieras. Es decir, cuando sus pasivos superan a sus activos, lo que le imposibilita saldar sus deudas.

Los derivados de la crisis en la industria gráfica

El panorama de la industria gráfica viene siendo complejo, pero el contexto económico reciente producto de las políticas de ajuste del gobierno nacional lo agravó aún más. Según el INDEC, el sector de supermercados e hipermercados mayoristas -clientes fundamentales de Morvillo- registró en 2024 una caída del 15 por ciento en sus ventas. En diciembre, la baja fue del 14,5 por ciento interanual, con una contracción del 13,2 por ciento en comparación con noviembre. Aunque en términos nominales la facturación aumentó un 75,7 por ciento interanual, la inflación redujo significativamente el volumen real de ventas y de compras a sus proveedores, cuya situación impactó directamente en las gráficas.

Por otro lado, los precios mayoristas aumentaron 1,5 por ciento en enero de 2025 en comparación con el mes anterior, y acumularon un incremento interanual del 43,8 por ciento, lo que encareció los costos de producción para las gráficas y redujo su rentabilidad.

Además, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos, el rubro de "Edición e impresiones" experimentó una caída tanto en diciembre de 2024 del 0,3 por ciento como en el total de 2024 con un desplome 12,4 por ciento, operando al 48 por ciento de su capacidad productiva.

Pese a estos números, los trabajadores tienen sus dudas sobre la inevitabilidad del cierre de Morvillo y denuncian que la empresa jamás les brindó explicaciones claras sobre la crisis que llevó a la drástica decisión, más allá de la conocida delicada situación de la industria tras las políticas de ajuste implementadas por el gobierno nacional a lo largo del todo el 2024.

Una empresa histórica con un futuro incierto

Anselmo Morvillo S.R.L. inició sus actividades en 1974, especializándose en la impresión de folletos comerciales, revistas y fascículos. Su crecimiento fue sostenido a lo largo de las décadas, incorporando tecnología de punta y posicionándose como una de las principales gráficas del país.

En su planta de Avellaneda, ubicada en Avenida Francisco Pienovi 317, hasta el último martes operaban 13.500 metros de infraestructura, con rotativas de última generación. A lo largo de los años, la empresa se consolidó en el sector trabajando con clientes de renombre como empresas cosméticas, cadenas de hipermercados y grandes medios de comunicación.

Entre 1996 y 1998, Morvillo creció más del 70 por ciento, expandiendo su participación en el mercado editorial y fortaleciendo su producción, según indican en su sitio web oficial que todavía continúa activo. Sin embargo, en los últimos años, las dificultades económicas habrían comenzado a afectar su rentabilidad.

A pesar de esta situación, la gráfica mantenía una planta estable de más de 200 empleados, con un promedio de más de 30 años de antigüedad. Ahora, el cierre abrupto deja a cientos de familias en la incertidumbre, mientras la empresa sigue sin aparecer.

La gráfica Anselmo Morvillo es un emblema del sector y su cierre representa un golpe duro para la industria. Sin embargo, los trabajadores no están dispuestos a bajar los brazos. Con su permanencia en la planta y a la espera del respaldo de sus compañeros del gremio con una movilización, buscan revertir la situación y garantizar la continuidad laboral.