Hay en la Argentina un pequeño puñado de personalidades identificables por su nombre de pila o apodo: Charly, Diego, Fito, León, Mirtha, Susana, Moria, Lali, Wos o Ca7riel, como para mencionar algunos ejemplos de distintas generaciones. Entre ellos, sin dudas, está Sandro. Roberto Sánchez: el hombre del sex appeal irresistible y los movimientos de pelvis al estilo Elvis, el músico de rock & roll y balada romántica, el chico amado por sus nenas. Desde el 10 de abril podrá verse en el Teatro Coliseo Sandro, el gran show, homenaje protagonizado por Alan Madanes, Nacho Pérez Cortés, Sofía Val y Malena Rossi que cuenta la historia de un joven que se enfrenta al desafío de interpretar las canciones del ídolo. Con dirección artística de Ana Sans y Julio Panno, y dirección musical de José Luis Pagán, podrá verse de jueves a domingo y las entradas están disponibles en Ticketek.
Sandro tiene varios hitos en su haber: en 1970 hizo dos recitales en el Madison Square Garden frente a más de 5 mil personas y se consagró como el legendario "Sandro de América", el primer artista latinoamericano en pisar ese templo; a lo largo de su carrera editó 52 discos, vendió más de 8 millones de copias y protagonizó 16 películas que le valieron numerosos galardones; entre 1998 y 1999 realizó 40 conciertos en el Gran Rex y reunió alrededor de 130 mil espectadores que corearon cada noche sus canciones. Estos son algunos datos que hablan de la inmensidad de un artista que siempre se mostró generoso con sus colegas y mantuvo un vínculo cercano con sus fans.
Llegar a las nuevas generaciones
Los miembros del elenco son conocidos en el universo del musical: Madanes (quien recientemente se destacó en la serie Cromañón) actuó en Querido Evan, Mamá está más chiquita y hoy protagoniza Cuando Frank conoció a Carlitos en el Astral; Pérez Cortés participó en destacados musicales como Benito de la Boca, Avenida Q, Piaf y Rocky Horror Show; Rossi es intérprete de tangos y otros estilos de música popular, trabajó en Café Tortoni, El Viejo Almacén, Esquina Homero Manzi y actualmente integra Madero Tango; y Val fue parte de Alicia (Alice by heart), Disney, La Caja Mágica, A Chorus Line y Kinky Boots.
"Cuando uno es joven quiere ir por todo y yo veo mucho de eso en Sandro. Él era una persona que quería volar y llegar muy alto. El trabajo teatral siempre es colectivo, Julio y Ana tienen conocimiento de muchos oficios dentro del teatro y armaron este elenco con intérpretes y un ensamble muy joven. Cada concierto de Sandro era distinto, pasaba algo muy vivo y será un gran desafío poder repetir esto de jueves a domingo. Hay una potencia grupal que nos envuelve a todos como si fuésemos uno y aparece esta idea de que Sandro está en todos", remarca Madanes.
Entre los elementos más novedosos que fueron descubriendo a lo largo del proceso creativo, Alan menciona "su estética tan particular, algo visual que impacta mucho y genera identidad, además de su profunda curiosidad" y Nacho valora su honestidad: "Era un chabón honesto, hay algo que le pasaba a él y por eso es difícil imitarlo". Sans, por su parte, subraya la importancia de "ponerlo en contexto" y Panno remarca: "Sandro era muy querido por el medio y muy admirado por sus colegas. No sólo era amable con sus nenas sino muy bondadoso con otros artistas. Charly rompió formas en plena dictadura y Sandro también lo hizo: en su época no era fácil salir con una calza pegada porque lo trataban de afeminado, de loco, decían que tenía Parkinson porque temblaba al bailar. La identificación con esa rebeldía es propia de la juventud".
Del tango al rock sin escalas
Cuando se les consulta por el lazo afectivo con el ídolo argentino, Rossi asegura que en el proceso fueron descubriendo que todos lo tenían: "No sólo lo teníamos con el Sandro artista –porque Roberto es otro capítulo– sino que también nos representa por su forma: su pasión, su autenticidad y su verdad. Él encarna muchas de las pasiones argentinas. El vínculo está ahí a través del tiempo”. El padre de Malena es el cantor de tango Carlos Rossi y cuando sus compañeros le preguntan por ese vínculo filial, ella agrega: "Sandro y el tango están muy conectados. Es interesante qué piensan los tangueron de Sandro: creo que lo sienten muy cercano porque, efectivamente, lo es".
Pérez Cortés advierte que "todos tenemos alguna conexión, es inevitable" y dice: "En mi caso, al entrar en su obra me di cuenta de lo inabarcable que es y de la cantidad de aspectos dentro de su obra. Me parece que todos tenemos alguna energía Sandro. La propuesta de Julio y Ana fue encontrar esa verdad propia y, a la vez, generar una evocación del icono". Panno cuenta que el proyecto les llegó con "Sandro en el escenario", y decidieron torcer un poco la mirada de la producción y de la familia: "La idea no es representarlo en escena porque, más allá de que eso ya se hizo en una biopic y se representó muy bien, las necesidades escénicas son muy diferentes. Necesitábamos no sólo un intérprete potente sino un cantante, alguien con esa sensibilidad que maneje el cuerpo con su capacidad y ductilidad".
Para el director hay un elemento específico que no se evalúa tanto en cine porque hay otros recursos: la energía auténtica de quien está parado sobre el escenario. "Esa es la diferencia entre un cantante extraordinario y un ídolo: la posibilidad de conectar de manera sincera con el público. Ahí no hay trucos". Panno asegura que eso fue lo que buscaron en el proceso de casting. "Quienes tuvimos el privilegio de ver a Sandro en vivo entendemos esa energía particular porque lo era todo. No sólo fue un gran cantante sino también el primer standupero y un rockero festejado por todos los rockeros de la época. Sandro rompía la cuarta pared y aparecían las nenas; por eso las bombachas, los corpiños... Verlo en vivo era un hecho extraordinario", concluye Sans.
La figura del Gitano es tan amplia que dialoga con la tradición tanguera, con la balada y con el mundo del rock. Esto último se sintetiza en Tributo a Sandro (1999), álbum que reunía canciones suyas interpretadas por artistas icónicos del rock como Divididos, Ataque 77, Bersuit Vergarabat, Los Fabulosos Cadillacs, Caballeros de la Quema, Virus, Molotov o León Gieco. Los directores apuntan que el "auténtico público Sandro" es mayor de 60 años (aunque existe una herencia de fanáticos más jóvenes), por lo tanto, el gran desafío es "llegar a las nuevas generaciones y para eso necesitábamos juventud en el escenario". Panno destaca que la idea no es construir una imitación sino "entender que cada uno tiene una mirada sensible y artística sobre el materia. Si logramos eso, vendrá alguien de la edad de ellos y dirá que Sandro está piola".
"Nos estamos metiendo de lleno en el proceso, hay mucha admiración y respeto, estamos poniendo el corazón. Queremos que la gente se vaya feliz, emocionada, que se lleven una vivencia. Creo que no hay una persona en la Argentina que no tenga una opinión sobre Sandro y la idea es que la gente más joven también empiece a escucharlo. Encaramos este proceso de ponerle nuestra voz con mucha responsabilidad y mucha diversión. Los varones tienen un gran trabajo por delante, con todo lo que implica ser varón y cantar sus canciones. Y con Male tenemos otra responsabilidad: la de poner nuestras voces al servicio de canciones que fueron inspiradas por mujeres, que hablan del amor y del romance, para traer esa melancolía a este contexto", señala Val.
Un show musical que rompe los moldes
En relación al género musical, Pérez Cortés define esta experiencia como "un salto sin red". Casi todos provienen de ese universo donde hay una planificación bastante estructurada, pero él dice que "acá hay algo que tiene que superar el nivel intelectual y apelar a lo emocional". "Uno está acostumbrado a tener una partitura y acá, de golpe, se va armando con eso que pasa con los compañeros de elenco en los ensayos, con los bailarines que son tremendos, con lo que dicen Julio y Ana. Estamos armando algo que sabemos hacia dónde va pero no tenemos idea cómo va a ser porque nunca se hizo antes. Me parece muy interesante porque se trata de romper estructuras. No es un musical tradicional sino un show musical: tiene mucho del vivo, del micrófono de mano (un elemento que no suele usarse en el musical) y de la relación con la gente. Creo que es un trabajo rupturista desde sus formas. Da miedo y, a la vez, está buenísimo".
La directora valora la diversidad del elenco y explica que, si bien los cuatro son absolutamente diferentes, toman caminos inesperados y completan la unidad con solidez. "Son cuatro cantantes extraordinarios, con posibilidades artísticas inmensas; individualmente toman caminos diferentes y cuando están juntos son maravillosos. Nosotros estamos muy contentos porque en los grupos de trabajo a veces se da esa dinámica de manera natural y otras veces hay que trabajar más para encontrarla. No fue el caso. Hay algo de la fuerza de Sandro, una pulsión que nos guía", dice Sans.
Madanes, en tanto, aporta un matiz interesante sobre el género: "Yo soy bastante crítico respecto de la idea de que el teatro musical no encuentra lugares profundos por la mezcla de disciplinas. Para mí tiene que ver con el abordaje. Amparados por la figura de Sandro, que era un arriesgado y se la jugaba, los directores eligieron a este elenco por la singularidad de cada uno y nosotros confiamos en que cada uno va a aportar algo. En ese engranaje está Sandro". El actor explica que el icono argentino no hacía un show con un cuerpo de baile y músicos en vivo, entonces el desafío es traducir esa potencia arrolladora que encarnaba él solo arriba del escenario: "Hay un material bien esquematizado que tiene sus momentos y genera sus climas, pero es necesario hacer un abordaje dentro del género en el cual rompamos ciertas estructuras y ablandemos las formas. Eso genera una reacción muy genuina en el público. La obra es la invitación a una fiesta; sería hermoso que la gente se pare y termine cantando".
El director trae a la charla la categoría de music-hall, que define como "un show con determinado pretexto (un autor, un estilo, un personaje) donde se narra una historia de ficción para hilar varias canciones; la figura a la cual se evoca funciona como centro de la narración". Panno, que dirigió musicales como Casi normales, Once o Alicia, dice: "Creo que no existe el teatro musical. A veces tiene música y a veces no; yo creo que es un error que no tenga. He hecho teatro de texto como El testamento de María o Personas, lugares & cosas y hay música en vivo. Creo que en este tipo de géneros el mayor desafío es lograr autenticidad. Por eso nombramos a los personajes como Alan y Nacho. Si uno no construye esa sinceridad, el teatro deja de ser inmersivo", apunta.
Más allá de la imitación y la identidad argenta
La obra es una producción de Torneos, 3CFilms y UPM Hits junto a Sandro Producciones, y cuenta con el apoyo oficial de su familia y de su viuda, Olga Garaventa de Sánchez. Panno cuenta que el único condicionamiento de la familia fue: "No queremos imitadores". El director sostiene que una actuación (buena o mala) siempre parte de una imitación que necesariamente incluye el estudio de gestos y movimientos de la persona, pero también advierte que "la mayoría de los imitadores no profundiza sino que trabaja sobre la forma". "Acá trabajamos sobre la profundidad y la forma es consecuencia de un estilo". También destaca que el repertorio se mueve en el terreno del melodrama, algo difícil de abordar porque se puede caer fácilmente en la "telenovela mexicana rápida". "Cuando Sandro canta una letra, le creés todo", asegura.
Panno menciona dos objetivos que suele trazarse como trabajador teatral: por un lado, llevar nuevas generaciones a las salas y, por otro, exportar espectáculos argentinos siendo Buenos Aires una de las principales capitales teatrales a nivel global. Sans destaca el "riesgo productivo" que supone esta aventura teatral y, con respecto a la identidad que proyectará la obra, Madanes opina: "Sin desmerecer los títulos que vienen de afuera, acá se realza una figura que es nuestra, profundamente argentina, que tiene nuestras características y habla de nuestra identidad. Las formas son cercanas, conozcas a Sandro o no. Tus abuelos van a entender cómo era esa época y te van a contar alguna anécdota. Para mí es muy importante que se haga en este país con una productora argentina, con directores y artistas argentinos. Suma a nuestra identidad y a nuestra cultura". Pérez Cortés agrega que es un "espejo" capaz de "traernos a nosotros mismos" y eso tiene mucho valor, sobre todo "en un momento en el que la oferta suele concentrarse en traer obras de afuera que no interpelan lo suficiente (al menos para mí)"; y Val reconoce que se trata de una producción que narra la experiencia de "un artista nuestro y siempre es un buen momento para revivir a nuestros ídolos y a nuestro patrimonio".
Un casting en busca de la esencia
"Rosa, Rosa", "Porque yo te amo", "Tengo", "Una muchacha y una guitarra". Con estas canciones abrió Sandro el primer concierto en el Madison Square Garden, transmitido en directo para 14 países y más de 250 millones de espectadores. Al nombrar esos títulos, resuenan las melodías en la cabeza. Pocos artistas logran esto. ¿Cómo transmitir su potencia escénica arrolladora? Este será uno de los grandes desafíos para el equipo creativo. A la hora de pensar lo distintivo de este abordaje teatral, resulta interesante recordar las recomendaciones que los productores daban a quienes querían audicionar para el papel en la cuenta de IG (@sandroelgranshow): "1) No centres tu audición en querer cantar como Sandro, sino en interpretar la mejor versión de vos mismo; 2) Si bien tu técnica vocal es una herramienta tremendamente útil, no te olvides de transmitir con sentimiento lo que estás cantando; 3) Elegí una canción que pueda mostrar tu caudal de voz y diferentes matices". Esa fue la brújula de un proyecto que esquivará las imitaciones.
*Sandro, el gran show estrenará el 10 de abril y realizará funciones de jueves a sábados a las 21 y domingos a las 20 en el Teatro Coliseo (M.T. de Alvear 1125). Entradas desde $15.000 por Ticketek.