El excirujano Joël Le Scouarnec, acusado de casi 300 agresiones sexuales y violaciones, la mayor parte de ellas a menores, rechazó este miércoles toda circunstancia atenuante, indicó que quiere pedir perdón a cada víctima de forma individual y que los 7 años que lleva encarcelado cambiaron su forma de ver sus crímenes.

"Es innoble lo que he escrito. La forma, la crudeza de las palabras (...) Imagino el trauma que ha podido causar la lectura de cada párrafo a las víctimas", dijo el pederasta confeso, que sollozó por vez primera desde que comenzó el proceso.

Fue en el octavo día del juicio, el tercero dedicado a interrogar a este médico de 74 años, que está condenado ya a 15 años de cárcel y que se enfrenta ahora a otros 20, en un macrojuicio que atrae la atención mediática de Francia.

Hasta ahora, Le Scouarnec había reconocido la mayor parte de los crímenes, había pedido perdón a las víctimas y a los miembros de su familia que habían testificado, pero lo había hecho de forma fría, sin sentimiento.

En los últimos minutos de su interrogatorio, antes de que el proceso se centre en algunos testigos y, a partir de este jueves, empiece a escuchar a las víctimas, Le Scouarnec dejó entrever emoción, que para algunos de los presentes fue fingida.

No pidió indulgencia, aseguró que quiere "decir la verdad" y que espera poder hacerlo de forma individual con cada una de sus víctimas.

El médico respondió a la Fiscalía, sus abogados y a los de las acusaciones particulares, un día después de haberlo hecho con la presidenta del tribunal, que repasó de forma exhaustiva, durante doce horas de interrogatorio, el contenido de sus diarios íntimos, en los que iba registrando cada uno de sus abusos con detalles muy precisos.

Encontrados en 2017, cuando la hija de 6 años de sus vecinos lo acusó de violación, esos diarios son la base de este juicio, el segundo al que se enfrente Le Scouarnec, después del que sirvió para juzgarlo en 2020 por otras cuatro violaciones, entre ellas la de esta menor y dos de sus sobrinas, y condenarlo a 15 años.

Cuando este miércoles su abogado le preguntó por qué no se refugiaba en ninguna circunstancia atenuante, respondió: "Porque no la tengo".

Le Scouarnec, que aseguró que en una sola jornada pudo cometer hasta cuatro agresiones, afirmó que la prisión ha cambiado su visión sobre los hechos, pero reconoció que no está rehabilitado. "He sido un pederasta durante 30 años, hay 300 víctimas y más. Eso deja una huella que no se borra de la noche a la mañana por los barrotes de una prisión. Pero desde hace ocho años hay un camino que comienza", dijo.

Confesó que durante años no reconocía como violación algunas de sus agresiones, como introducir sus dedos en la vagina de niñas, pero que ahora sí cree que lo son. "No podía reconocer que yo era un violador. Y eso me va a perseguir mucho tiempo. Ahora, saber que he sido un violador de niños, es algo terrorífico", señaló.

Insistió en dirigirse a cada una de sus víctimas, para evitar que cada caso quede sumergido en un proceso común, y se dijo listo a admitir cada delito, pero también a negar aquellos que considere que no lo son.

"Le debo la verdad a cada víctima. Lo que haya podido cometer, si lo he cometido, lo reconoceré. Si, en mi opinión, no se trata de violencia sexual, lo diré, aunque dado lo que he escrito muchos no puedan aceptarlo", señaló.

El doctor indicó que muchos de los tocamientos eran actos médicos, aunque señaló que cuando llegaba a casa también les confería un carácter sexual dentro de sus perversiones pedófilas.