Familias productoras de banana que integran dos comunidades originarias del norte salteño decidieron visibilizar hoy en las calles de la ciudad de San Ramón de la Nueva Orán la dramática situación que atraviesan bajo la gestión libertaria de Javier Milei. Y es que las políticas de apertura de importaciones dejaron a las dos comunidades sin la posibilidad de comercializar su producción de la temporada 2024/2025. Por ese motivo, y para no tirar la fruta, la regalarán a instituciones y vecinos que la soliciten.

"La actividad será durante la mañana. Arrancamos en la Plaza Santa Marta de Orán y luego nos iremos caminando, todos los productores, hasta la Plaza Pizarro", explicó José Fariña, productor de la Comunidad Kolla Guaraní de Río Blanco Banda Norte.

"Le vamos a regalar la fruta a la gente. Queremos que en Salta el Ministerio de la Produccion controle más la banana que ingresa de otros países, como Bolivia", explicó a Salta/12. Fariña detalló la situación que atraviesan: "Ya no podemos vender a Tucumán, Córdoba o Mendoza, porque ahí está a libre albedrío", dijo en alusión a la comercialización bajo el juego de la libre competencia. A esos mercados de abasto "llegan los cajones y les ponen cualquier etiqueta", aseveró.

Por su parte, la presidenta de la Comunidad Tupí Guaraní Iguopeigenda, Juana López, precisó que en la temporada 2024 las familias pudieron vender su producción a compradores de las provincias del centro del país, a un promedio de 10 a 12 mil pesos el cajón de bananas. "Este año, en cambio, nos ofrecieron 1.500 pesos por cada cajón porque en Bolivia y Paraguay podían comprarlos a 3.000 pesos ya embalados", sostuvo.

Esa gran diferencia entre las dos temporadas, llevó a estas familias productoras a negarse a entregar a pérdida su producción en esta temporada. "Decidimos organizarnos para visibilizar la situación que atravesamos al no poder vender la cosecha", continuó la comunera. Con el bananazo "queremos ver de qué manera podemos encontrar respuestas, porque sabemos que las soluciones están lejos", dijo. 

El cultivo de bananas "es nuestro mayor ingreso económico", añadió López. "Los pequeños productores de comunidades indígenas quedamos a la deriva, cada uno a su suerte", lamentó, en alusión a la medida que tomó el Ministerio de Economía de la Nación en marzo de 2024, cuando liberalizó la importación de productos de la canasta básica de alimentos, entre ellos, las bananas.

Esa medida desregulatoria de la actual administración nacional atentó finalmente contra pequeños productores, como las familias agroecológicas indígenas del norte salteño que protestan hoy con un Bananazo solidario. 

"Este gobierno está atrayendo empresas y comprando frutas de afuera, cuando nosotros, que somos productores del norte, no podemos comercializar", insistió la referente. "Esperamos que al hacer conocer nuestras demandas", el fin último del Bananazo, "los diputados provinciales o el gobierno de Salta se acerquen a nosotros". "Estamos en año electoral, ellos buscarán nuestros votos, pero nosotros queremos que hagan algo", reclamó. "No pedimos trabajo", aclaró en seguida, "sino que nuestra fruta se venda y seguir trabajando en el territorio como comunidad. Con eso mantenemos la familia y nuestros hijos estudian", dijo defendiendo el estilo de vida colectivo.

 Juana López repasó la historia reciente de la comunidad que preside. "Somos 48 familias con unas 250 a 300 personas, con hijos y nietos", detalló. En las últimas décadas del siglo pasado "nos dedicábamos a cultivar la tierra maíz, mandioca y batata. Sin embargo, por el año 2003 comenzamos con las plantaciones de banana. Con el tiempo, nos dimos cuenta que nuestros ingresos económicos mejoraban", rememoró. "Pero este año, no llegó ninguno de esos camiones chasis que llegan desde Buenos Aires, Tucumán o Córdoba, para llevarse entre 1000 a 1100 cajones de bananas", lamentó. Hasta la campaña 2023/2024, los productores de esa comunidad completaban uno o dos camiones por semana entre diciembre y marzo. "Y no tirábamos mucha fruta, porque había compradores", aseveró la comunera indígena.

Precisó también que, al menos en su comunidad, de las 224 hectáreas comunitarias, 110 se destinan a plantación. Y si bien cada familia produce sobre un paño de una a dos hectáreas, el 80 por ciento de esas parcelas las destinan desde principios de este siglo a plantaciones de banano bajo métodos agroecológicos. "En mi caso tengo una hectárea y media de banana", citó como ejemplo López. "Cada temporada", que se extiende entre diciembre y marzo, "y cada 15 días, suelo cosechar entre 250 a 300 cajones de banana al mes", precisó. 

La banana que cultivan es de la variedad Cavendish, "más chica que las que provienen de Bolivia o Paraguay". "Sabemos que nuestra producción de bananas tiene mejor sabor y es más deliciosa que las bananas grandes y vistosas que se importan de países vecinos", recordó. 

Estas comunidades guaraníes recibieron hasta finales de 2023 apoyo técnico de la Secretaría de Agricultura Familiar y de ProHuerta. Sin embargo, como esos organismos y programas fueron desarticulados por la administración de Javier Milei, actualmente tan sólo cuentan con el apoyo de la Estación Experimental del INTA con sede en la localidad jujeña de Yuto

La pelea simbólica por la banana "perfecta" (la importada) en desmedro de la banana manchada (lo local) tiene larga data. Basta recordar una publicidad popular por finales de la década del 70, cuando José Alfredo Martínez de Hoz era ministro de Economía de la Nación (1976 - 1981). Desde entonces, al gusto argentino por la banana sin manchas, lo construye pacientemente el lobby norteamericano.