La organización Médicos Sin Fronteras (MSF) advirtió que la crisis humanitaria en Haití causada por el enfrentamiento entre bandas sigue agravándose y las cifras de muertes violentas dan cuenta de ello. El año pasado 5.601 personas fueron asesinadas, mil más que en 2023.

Desde MSF señalaron que el plan de respuesta humanitaria en Haití está gravemente infrafinanciado, a pesar de que el conflicto se recrudece y miles de personas se ven obligadas a huir una y otra vez buscando refugio en campamentos improvisados con acceso limitado a servicios básicos como agua y saneamiento.

"Sin una acción urgente, la situación se convertirá en una catástrofe humanitaria, ya que la violencia incesante sigue agravando el sufrimiento de una población ya exhausta", indicó el coordinador general de MSF en Haití, Christophe Garnier.

Desde el 24 de febrero, los equipos de MSF en Puerto Príncipe, controlada en un 85 por ciento por los grupos armados, "han sido testigos de la escalada de violencia que azota la ciudad, que ha provocado numerosos heridos y un aumento de las necesidades médicas", subrayaron.

Entre el 24 de febrero y el 2 de marzo, los equipos médicos de MSF en el centro de urgencias de Turgeau atendieron a 314 pacientes, 90 de ellos víctimas directas de violencia, una cifra dos veces superior a la media habitual.

Algunos pacientes que requieren cirugía fueron trasladados al hospital de MSF en Tabarre, centro sanitario que funciona casi a plena capacidad y los médicos trabajan bajo una presión extrema para admitir a nuevos pacientes.

La violencia no solo provocó un aumento en el número de víctimas, sino también desplazamientos masivos.

Según precisaron, desde el 14 de febrero, los ataques de grupos armados en varios barrios del área metropolitana de Puerto Príncipe obligaron a huir a más de 24.000 personas, y esta cifra sigue aumentando a medida que persiste la violencia.

La organización citó datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) que dan cuenta que más de 180.000 desplazados internos viven en más de 140 emplazamientos en toda el área metropolitana.

Estas personas, algunas de las cuales fueron desplazadas varias veces, buscan refugio en campamentos improvisados donde el acceso al agua potable es extremadamente limitado o completamente inexistente.

Médicos Sin Fronteras añadió que desde hace más de un mes, la suspensión de la financiación estadounidense privó a muchas organizaciones humanitarias de sus recursos, afectando la distribución de agua potable en los campamentos de desplazados.

Según la ONG, en estos campamentos, las personas desplazadas intentan sobrevivir con un solo litro de agua al día, muy por debajo de las normas internacionales de emergencia, que recomiendan 15 litros por persona y día.

Con la inminente llegada de las primeras lluvias que inundarán los sistemas de agua y saneamiento, las condiciones de higiene se deterioran y el riesgo de propagación de epidemias como el cólera se dispara, advirtieron.