Los pueblos andinos suelen iniciar el carnaval con el desentierro del diablo, dando inicio a un período non sancto de festejos. Casualmente, el presidente eligió el viernes a la noche de comienzos de carnaval para vociferar su infernal discurso libertario dando inicio a las sesiones de un non sancto Poder Legislativo, donde la oposición brilló por su ausencia. En su discurso, además de su habitual uso creativo de las estadísticas y lecturas de la historia económica carente de realidad, planteó una serie de objetivos de su política económica hacia adelante.
La apertura importadora y la flexibilización laboral fueron dos objetivos que Milei se propone alcanzar, según adelantó a los legisladores. Según el libertario, esas dos propuestas no generarían despidos masivos, ya que los desempleados de las industrias que no puedan competir con las importaciones serán absorbidos por otros sectores. La hipótesis que formuló es que como las importaciones son más baratas, liberan ingresos a los consumidores que demandarían más productos y, de esa manera, estimularían una mayor producción y empleo.
Sin embargo, la demanda de importaciones desvía los ingresos hacia el exterior. De esa manera, la hipótesis de Milei es imposible. Supongamos que el producto nacional cuesta 100 dólares y el extranjero 60. La apertura importadora genera que el consumidor ahorre 40 dólares al comprar ese producto que podría derivar a demandar algún otro. Aún cuando asumamos que ese otro producto que demanda es nacional, la demanda de productos nacionales habría mermado en 60 dólares.
La hipótesis de Milei sólo podría ser cierta si el extranjero incrementa a cambio en 60 dólares la demanda de nuestras exportaciones, hipótesis que carece de realidad dado el tamaño de nuestra economía en relación al mercado global. Aún más, dado que los gastos internos son ingresos de otros actores de la economía que se vuelven a gastar, la apertura importadora reduce el multiplicador de la actividad económica en una proporción mayor a los 60 dólares.
Por otro lado, si la economía nacional es competitiva en sectores productivos que demandan poca mano de obra (hidrocarburos, minería, cereales y oleaginosas), la apertura importadora reduce el empleo aún si se cumpliera la imposible hipótesis de Milei.
Si la apertura importadora genera una menor producción nacional, la flexibilización laboral reduce el costo empresarial de despedir trabajadores. Así se facilita uno de los objetivos no declarados del proyecto liberal, un elevado desempleo que discipline a los sindicatos y facilite establecer bajos salarios.