El mundo del groove se encuentra desconsolado y hasta se siente huérfano. Roy Ayers, pionero del jazz funk, artífice del hit “Everybody Loves the Sunshine” y uno de los músicos estadounidenses más influyentes en las nuevas generaciones de artistas, murió el martes último. Sin embargo, la noticia se dio a conocer durante la madrugada argentina de este jueves 6 mediante su página oficial de Facebook. “Es con gran tristeza que la familia del legendario vibrafonista, compositor y productor Roy Ayers anuncia su fallecimiento, que ocurrió el 4 de marzo de 2025 en la ciudad de Nueva York, después de una larga enfermedad. Vivió 84 hermosos años y lo extrañaremos mucho. Su familia pide que respete su privacidad en este momento. Se realizará una celebración de la vida de Roy”.
Nacido en la ciudad de Los Angeles, Ayers provenía de una familia con un rico legado musical. Su padre también se llamaba Roy y tocaba el trombón, y Ruby, su madre, era pianista. Cuando tenía 5 años, el vibrafonista de jazz Lionel Hampton le regaló su primer juego de baquetas de vibráfono. “En ese momento, mi madre y mi padre me dijeron que él me había transmitido algunas vibraciones espirituales”, recordó el músico en 2011. Debido a que su primer instrumento fue el piano, ese set de palos comenzó a usarlo recién a los 17 años. De entre sus docentes destacó un ilustre vecino: Bobby Hutcherson, otro de los magos del vibráfono en la escena jazzística. Justo en plena formación artística, se animó a publicar su álbum debut como solista: West Coast Vibes (1963).
El primer punto de inflexión en su ascendente carrera se produjo en 1966, después de unir fuerzas con el versátil flautista Herbie Mann. Esa alianza, que le mostró a Ayers un universo sonoro más allá del bebop, dejó como fruto cuatro álbumes, de los que sobresale el inconmensurable Memphis Underground, de 1969. Si bien en paralelo grabó tres discos más en solitario, al año siguiente el músico decidió formar su propia banda: Roy Ayers Ubiquity. Influido por los experimentos electrónicos de Miles Davis (a partir de su admiración por Jimi Hendrix y Sly and the Family Stone) y por el sexteto de Herbie Hancock (también conocido con el nombre de Mwandishi), el flamante proyecto del vibrafonista se fue abriendo del jazz para encaminarse hacia el funk y la entonces novedosa música disco.
Esa conjunción de estilos, aunada a su bagaje e interpretación del instrumento lamelófono, dio pie para la confección del jazz funk. El primer laboratorio para probar su invento fue el cine, por lo que aceptó el encargo para hacer la banda de sonido de Coffy (1973): clásico del blaxploitation (movimiento cinematográfico caracterizado por los films de acción y por el origen afrodescendiente de sus actores y actrices). Y dos años más tarde, en el disco Mystic Voyage, se probó en el R&B y el soul. Para ese momento, Ayers había publicado una docena de álbumes. Esto sirvió de antesala para su obra maestra: Everybody Loves the Sunshine, publicada el 12 de mayo de 1976, y que tiene como eje el tema homónimo (en 1974, Kool & the Gang, sacó “Summer Madness”, con una impronta similar).
Fue durante una grabación en los Electric Lady Studios, ubicados en la ciudad de Nueva York, en un hermoso día caluroso y soleado, cuando Ayers se topó con el tema que definió su carrera. Apenas se instaló en su mete la frase “Everybody Loves the Sunshine” (“Todo el mundo ama el sol”), exploró y construyó imágenes vibrantes. Ahí el músico supo cómo quería que sonara la canción, imaginando una mezcla caleidoscópica de piano, vibráfono y sintetizador que evocan los placeres psicodélicos del verano. “La canción cambió todo para mí. Sigue siendo la última de mi espectáculo”, afirmó. “La gente siempre se suma y fue sampleada más de 100 veces por todos: desde Dr. Dre hasta Pharrell Williams. Parece capturar a todas las generaciones. Todo el mundo ama el sol, excepto Drácula”. Había nacido el “Rey del neo soul”.
En 1979, aconteció otro de los hitos en la trayectoria del músico norteamericano: su colaboración con Fela Kuti. Si bien no era especialmente político, él y su colega nigeriano tenían puntos en común acerca de sus creencias panafricanas. El abogado de Ayers, que también era nigeriano, lo convenció de que debían unirse. “Deberías ir a África porque hay un músico que quiero que conozcas”, le dijo. El tándem viajó por el país durante seis semanas y de esa experiencia resultó el sensacional álbum Music Of Many Colours, lanzado al año siguiente y aclamado por la crítica. Lo que pocos saben es que la gira se desarrolló en un momento en que Nigeria se encontraba sumergida en el caos. Fue todo un desafío a la muerte y de esto da cuenta el libro My Life in the Sunshine.
Las siguientes décadas fueron muy activas para él. Escribió, por ejemplo, el solo del tema “Love Will Save The Day”, de Whitney Houston, y apoyó a Rick James, icono del R&B y post disco, en la grabación de su álbum Throwin’ Down. Durante la segunda mitad de los años '80, Ayers experimentó un redescubrimiento por parte de una nueva generación de público y de una flamante escena: el hip hop. De hecho, en 1992 grabó dos trabajos, Drive y Wake Up, para el sello de rap Ichiban Records, y meses después apareció en el disco Jazzmatazz Vol. 1, del MC Guru, tocando el vibráfono en la canción “Take a Look (At Yourself)”. Ni siquiera la edad frenó su afán de reinventarse, lo que quedó demostrado en este siglo con sus incursiones en la música house, de la mano de los DJs Masters at Work y Kerri Chandler.
Tras nueve años de la salida de Nasté, Ayers lanzó un disco más, el último de su obra solista: Mahogany Vibe (2004), en el que colaboró la cantante Erykah Badu. No obstante, en 2015 entró una vez más a grabar en el estudio, esta vez para el álbum Cherry Bomb, del rapero Tyler, the Creator. Dos años más tarde estuvo a punto de actuar en Buenos Aires, pero la intención quedó en la nada. Ayers se mantuvo activo en los escenarios hasta 2023. Un tiempo antes, durante una entrevista, le preguntaron qué es lo que le atraía de la sangre joven de la música, a lo que contestó: “Es algo automático, me inspira y soy una persona feliz. Creo que la mejor parte es que crecí con una gran familia, y es maravilloso porque mi familia me apoya. Siempre me apoyaron, siempre me dieron motivación, y eso fue genial”.