El intendente Pablo Javkin abrió ayer el período de sesiones ordinarias del Concejo Municipal durante una hora de repaso de sus cuatro años de gestión, la presentación de un paquete de obras para los seis distritos de la ciudad, y el agradecimiento a Maximiliano Pullaro y a Patricia Bullrich por la disminución de la tasa de homicidios y de la violencia urbana. Como contracara de esa gratitud, fustigó de manera tácita a los gobiernos provincial y nacional previos a 2024. Y como no aclaró que se refería al peronismo, también la ligaron sus socios políticos, el socialismo y el PRO. Pero en las 29 páginas que leyó, no hubo siquiera un solo reproche para los recortes presupuestarios de la gestión Milei que afectan a Rosario.
"Tuvimos que aguantar tanto… Ministros que en vez de proteger a la gente la espiaban, Ministros que en vez de ganarle al narco decían que habíamos perdido, Senadores que se dedicaban a perseguir a los fiscales que investigaban el juego clandestino, chantas que nos prometieron veinte veces las mismas cosas, jamás cumplieron y nos dejaron solos. Sí, no tengan dudas, son responsables de lo que pasó. Nos hicieron vivir con miedo. Y tengan claro, los que llamaron y llaman a votarlos, los que hoy comparten sus listas, todos ellos fueron cómplices. Se lo gritamos, se lo dijimos en la cara. Querían usar a Rosario como un botín de guerra, querían arruinar esta ciudad para quedarse con ella. Están ahí, no se hagan los distraídos, están con ustedes, son los que ustedes defienden", enfatizó Javkin en el ocaso de su discurso, con alusiones a Marcelo Sain, Armando Traferri y tiros colaterales a la coalición que formaron sectores del PJ con Ciudad Futura.
Empezó remontándose un año atrás, cuando en la primera semana de marzo desde prisión se ordenaron los asesinatos de dos taxistas, un colectivero y un empleado de estación de servicios. "Para algunos la ciudad estaba perdida, y algunos por lo bajo festejaban", recriminó. Y enseguida plantó la frase que resumiría su discurso: "Un año después, habiendo hecho lo que otros no se animaron o no quisieron, estamos mejor".
El sendero discursivo había sido abierto antes por la anfitriona, María Eugenia Schmuck, presidenta del Concejo y espada parlamentaria del Ejecutivo local. Ella empezó los agradecimientos a la Casa Gris, a Pullaro, por "la firmeza y el coraje para hacer lo que había que hacer".
Enfrente, los concejales, propios, aliados y opositores. Y arriba, legisladores, la Mesa Interreligiosa de Rosario, héroes de Malvinas, y vecinos de tal o cual barrio sensibilizados por las obras que luego Javkin anunció.
En tren de repaso, valoró la coordinación de los tres niveles de Estado en el plan Bandera, la gestión sobre la policía y el apoyo de fuerzas federales. "Del abandono de Nación pasamos a este trabajo en serio, todos juntos cuidando a la gente buena", marcó ya con su categoría favorita para definir lo que supone caracteriza a Rosario.
Ensalzó la austeridad como principio rector de su gobierno y valoró entonces que todos sus proyectos de presupuesto concluyen en superavit financiero. Así celebró haber achicado el endeudamiento municipal del 19% al 4%, y haber generado un ahorro del 11% ($86.000 millones) que este año volcará a obra pública. "No es dejar de hacer, es cuidar el mango para invertir", sostuvo. Asimismo, marcó que el bono emitido en el mercado de valores tuvo una sobreoferta del 63%, reflejo de la imagen que considera haberle impreso a la Municipalidad. También marcó como un logro que en su gestión se haya duplicado la cantidad de oferentes en licitaciones de obra pública, y que el 70% de las mismas se hayan adjudicado por debajo del presupuesto oficial.
Dicho eso, pasó revista a la promesa de unas 280 obras destinadas a los barrios, para completar la veintena que anunció la semana pasada y así conformar el plan Rosario 300 (en el marco del Tricentenario).
"Vamos a llenar los barrios con obras, con uñas limpias y manos cortas", anunció el intendente parafraseando a Hermes Binner. Y repasó distrito por distrito medio centenar de proyectos para cada uno, con prioridad para el Sur. "Es mi objetivo que Rosario crezca por el sur", dijo y recitó una larga lista de intervenciones urbanísticas por todos los barrios. Esas obras pueden revisarse aquí, y en adelante hacer un seguimiento del grado de avance de cada una, según prometió el intendente.
"Nos criticaron por las 35 del Acuerdo Rosario. Presentamos las obras del Tricentenario. Nos criticaron por las obras del Tricentenario. Ahí tienen 280 obras más. Critiquen todo lo que quieran, pero dejen los celulares, las Mac y laburen", replicó vehemente.
Lejos de dar cuenta de la crisis económica que afecta a la mayoría de la población en lo cotidiano, Javkin prefirió poner de relieve que en sus últimos 4 años Rosario acogió 124 industrias nuevas, habilitó 40.000 nuevos comercios, que construyó 1,8 millón de m2 y que el turismo aumentó 39% su facturación.
Luego de repasar proyectos de obra pública y números positivos, Javkin volvió sobre el tópico de la seguridad pública y el proceso de pacificación de Rosario y alrededores. Y fustigó a "los relativistas de la moral" que lo critican por machacar con eso de "la gente buena". Los mandó a caminar barrios como Stella Maris, La Bombacha o Tablada. "Nos importa que la gente buena viva mejor, y está sucediendo", afirmó. "Mientras algunos hablan, cancherean en redes, contratan trolls y fakes y nos subestiman, nosotros hacemos", contestó. Y otra vez gritó la misma mujer desde las gradas: "¡Bravo, Pabloooo!".
Javkin cerró con algún atisbo de autocrítica sobre las cuentas pendientes de la gestión, transporte sobre todo. "¿Faltan coches? Sí, y salimos a comprar 120, estamos en eso, nos ocupamos", replicó.
Para el final, abogó por la autonomía municipal para Rosario en la reforma constitucional convocada para este año, y volvió a definir la rosarinidad: "Somos una gran urbe de gente buena. Costó mucho llegar hasta acá. Nadie nos va a frenar. Arriba Rosario".