La tragedia en Bahía Blanca es, sobre todo, una sumatoria de historias individuales de gente que perdió todo, desde sus artefactos y muebles, hasta la memoria de las fotos de su infancia que ya serán irrecuperables. A continuación, una serie de primeros planos de esta película de terror.  

Virginia contó que la llegada intempestiva del agua "fue terrible, no nos dio tiempo a nada...  mi calle era como un río y subió hasta la altura del techo de mi casa por dos horas". Agregó que "nunca había pasado en este barrio" un hecho de estas características y "no había forma de llamar a nadie para que nos vengan a sacar". La mujer destacó que "la ayuda de la familia y de los amigos es la única ayuda que vamos a tener porque si dependemos de algo que tenga que ver con el gobierno nacional, estamos fritos".

Juan contó que lo que más lo impactó era "ver que el arroyo literalmente estaba en mi casa", estando a una cuadra del canal Maldonado y en una casa un poco elevada a la que se entra por escalones. También confesó estar "rezando para que funcione" la heladera: durante el avance del agua tuvo que subir al techo de su casa. Por último solicitó "la ayuda de la gente de afuera" y reclamó por la falta del Estado, al asegurar que "no vi a nadie viniendo a consultar", ni funcionarios ni autoridades.

María, una vecina bahiense, aseguró: "me arruinó, esto me arruinó". Vive arriba de su propia distribuidora de repostería, de donde comentó que perdió "70 baldes de dulce de leche, una partida de chocolate de 13 millones de pesos y 200 bolsas de harina que están empapadas”. Y criticó a quienes saquearon diferentes comercios en la noche del viernes, incluyendo el suyo.

Ricardo habló con la prensa mientras sacaba la basura que entró a su casa por culpa del agua. Dijo que se paró sobre una silla y empujaba la puerta de su casa "para que no termine de entrar tanta agua". María Adriana se lamenta por haber perdido su comercio de libros religiosos, santería y regalería: "Me destrozó, no se salvó casi nada, casi toda la bibliografía quedó irrecuperable".

"Cerraron las compuertas" 

Raúl y María Emilia intentan recuperarse del temporal: "estoy sacando basura desde la madrugada porque un inteligente de los funcionarios que tenemos cerró las compuertas del parque, entonces se vino todo para el centro". También reclamó que "policía y gente de la Municipalidad no se ha visto; están para las elecciones, nada más". María Emilia reconoció estar "muy mal con los políticos" y reclamó que hizo su casa "con una vida de sacrificio" y ahora perdió todo.

Fernando encontró su auto chocado contra un poste, sin la posibilidad de sacarlo todavía porque "estoy sacándole agua, mi auto es todo barro; nunca viví algo así". Y recordó que estaba durmiendo cuando comenzó la lluvia por la madrugada: "rápidamente el agua me llegó a la cintura y le agradezco a mi vecina que me dejó subir a su techo porque si no, no sé si la cuento". Reclamó que "no tenemos agua en toda la ciudad para limpiar; ¿quién me paga a mí las cosas, todos los destrozos?".

“Nos fuimos porque con los chicos no teníamos alternativas, pero tenemos que volver a casa porque no sabemos con qué nos vamos a encontrar”, se lamenta Mariela en el Dow Center que funcionó como refugio de evacuados. Ella llegó a escapar con sus tres hijos menores de edad y acepta que "vamos a tener que empezar de cero”. Una voluntaria del centro de refugiados residente del barrio Evita comentó que en su casa tenía "el agua hasta acá", señalándose a la altura del pecho para indicar la gravedad de la inundación en su hogar. Una vecina suya estuvo cerca de ahogarse: "le empezó a entrar agua cada vez más alto, todas las salidas de la casa estaban enrejadas y la puerta se le trabó; al final vino un vecino y tiró abajo la puerta de la casa y pudo salir, fue algo dramático".

Muchos vecinos reclaman enfáticamente contra la ausencia del Estado, tanto desde la prevención --debido a un Servicio Meteorológico Nacional desguazado por Javier Milei-- como desde la falta de ayuda enviada por el Gobierno Nacional, algo que ya sucedió a los primeros días después de la asunción de Milei, en diciembre de 2023, ante otra inundación.