Maximiliano Giuliano, director de la Escuela Secundaria Técnica N°1 de San Miguel del Monte, explica que, por ley, el 0,2 por ciento del PBI nacional debe estar destinado al financiamiento de la educación técnica, algo que “hoy no se estaría respetando”.
Daniel Reinoso, que también está al frente de una secundaria técnica, asegura que “este año todavía no giraron nada” de aquel fondo. Como director de la Secundaria Técnica N°4 de Almirante Brown, coincide con Giuliano en el desfinanciamiento que padece la educación técnica de parte de Javier Milei.
Ambos, uno en el interior y el otro en el centro del conurbano, hacen referencia al artículo 52 de la Ley 26.058 sancionada e impulsada durante el gobierno del ex presidente Néstor Kirchner. En 2005, la norma quebró el orden establecido en la década de los años noventa con la Ley Federal de Educación, que le quitó la obligatoriedad a la educación técnica profesional y le arrebató la posibilidad de contar con recursos para su desarrollo.
Por estos días, tanto las autoridades educativas como el director provincial de Educación Técnica Profesional, Ricardo De Gisi, sostienen que no se está respetando la ejecución del Fondo Nacional para la Educación Técnico Profesional y, más allá de cierta incredulidad, apelan a que el Gobierno nacional vire su postura y permita a las escuelas técnicas hacerse de materiales e insumos necesarios para el dictado correcto de las clases.
Además, De Risi no deja pasar por alto que en que el proyecto del Presupuesto 2025 impulsado por Milei directamente habilitaba, mediante el artículo 27, la posibilidad de que la Nación incumpla con múltiples normas vinculadas al financiamiento educativo. Entre ellas, la referida al artículo 52 de la 26.058.
Más allá de este escenario, en la Provincia hubo avances que harán su debut en 2025 tras el inicio de un nuevo ciclo lectivo. Principalmente, se pondrán en práctica las recientes modificaciones en los diseños curriculares de varias carreras, incorporando y oficializando contenido sobre eficiencia energética, las energías renovables, la inteligencia artificial, el diseño y la fabricación digital, las tecnologías 4.0, la movilidad sostenible y la familia profesional de salud.
El dato no es menor, ya que el último cambio había sido en 2009, hace 16 años. Si bien las escuelas iban actualizando sus contenidos de forma particular, la Dirección General de Cultura y Educación oficializó los nuevos conceptos enmarcándose con el nuevo mercado laboral. El último intento había sido durante la gobernación de María Eugenia Vidal, que quedó trunco por no cumplir los pasos correspondientes para implementarlo, como el diálogo con los docentes y los gremios.
Además, en un contexto de asfixia financiera de parte de la Nación, la provincia de Buenos Aires ya arrancó el ciclo lectivo 2025 ampliando la oferta académica técnica e inaugurará en marzo cuatro escuelas secundarias técnicas nuevas y dos técnicas agrarias.
Duplicar y actualizar
La provincia de Buenos Aires cuenta con alrededor de 800 instituciones de educación técnica. Allí se contemplan las escuelas secundarias técnicas, los institutos de formación superior, los centros de formación profesional y las escuelas agrarias. “Hoy en día se emite un promedio de 17 títulos técnicos profesionales cada 100 de secundarios, y nosotros apuntamos a duplicar ese número”, afirma De Gisi.
El universo de la educación técnica es amplio. La mayor parte se la lleva la Educación Técnica Secundaria, con casi 280 escuelas en 124 distritos. De allí, tras siete años de cursada que comienzan a los 11 años y tienen doble escolaridad, un adolescente se recibe del secundario, como cualquier chico, pero suma la condición de técnico profesional. En total, hay 18 carreras, y una decimonovena contando la Tecnicatura en Producción Agropecuaria de las escuelas agrarias.
Hacia este colectivo fueron las modificaciones anunciadas por la cartera que lidera Alberto Sileoni. Para las carreras de Técnico Electromecánico, Maestro Mayor de Obras y Técnico Químico habrá nuevos diseños curriculares desde 2025.
Desde San Miguel del Monte, Giuliano subraya que los “diseños deben ser actualizados y observados constantemente porque son los que traen el contenido, te dice qué capacidades tienen que tener los chicos para el mundo del mañana”. “Cuando se arma un díselo curricular se piensa en contenidos hacia adelante, y hoy pensamos en el mundo profesional del alumno en 2030, por lo que si no lo actualizás, las características del alumno son obsoletas”, remarca.
En Burzaco, Reinoso replica lo dicho por su colega y lo ejemplifica a partir de la matriz que define la institución que encabeza. La secundaria técnica N°4 nació en 2021, cuenta su director, producto de una sinergia con el municipio y el Parque Industrial de Almirante Brown. Allí, hoy se dicta únicamente la carrera de técnico electromecánico luego de una propuesta que llegó desde el parque industrial a raíz de la demanda que tienen de este tipo de profesional. Actualmente hay más de 300 alumnos.
La actualización de las currículas en esta carrera permitió, apunta Reinoso, “grandes cambios en relación a la robótica y el uso de la informática”. Además, fortalece la capacitación de los docentes, ya que “no se cuenta con muchos formados en nuevas tecnologías o en la alfabetización digital”. “Las empresas siguen avanzando y no se pueden esperar 20 años para hacer cambios”, subraya.
“Necesitamos que los alumnos sepan usar un torno, pero uno de control numérico, porque muchas industrias del parque están muy robotizadas”, detalla.
Además, señala que en los talleres de formación técnica profesional de la secundaria se está desarrollando la aplicación de la inteligencia artificial tanto para la enseñanza como el aprendizaje. “No es solo ChatGPT, sino el desarrollo de plataformas de diseño o aplicación de impresión 3D”, indica.
En paralelo, ambos directores remarcan el fortalecimiento de la educación ambiental tras estos cambios. “Hoy el diseño curricular lo tiene como eje para buscar proyectos integradores con los chicos que tengan integración con el ambiente, que lo protejan, donde se tenga en cuenta la huella de carbono, el cuidado del agua y la eficiencia energética”, dice Giuliano. Y agrega: “Ahora se tiene que dar porque el diseño curricular es prescriptivo”.
Más cambios
La educación secundaria técnica no es el único espacio de estudio que involucra la educación técnica profesional. También está la Educación Técnica Superior, que tiene a su cargo 74 carreras técnicas dictadas en 54 Institutos Superiores de Formación Técnica y 95 Institutos Superiores de Formación Docente y Técnica. De aquí se reciben alumnos de enfermeros, radiólogos, técnicos en diseño industrial, en turismo desarrollador de software, entre otros.
También existen los centros profesionales. En total, hay 166 en la provincia de Buenos Aires y están focalizados a generar profesiones como electricista industrial, gasista domiciliario, programador web o herrero, entre decenas de posibilidades.
A este conjunto se le agregan las más de 130 instituciones vinculadas a la educación agraria.
Sobre todo este colectivo habrá cambios que apuntan a mejorar su funcionamiento. Pero, antes de avanzar en la explicación, De Gisi señala que hay un “varios irrenunciables”. “En cada cambio curricular en la educación técnica ningún docente pierde ni una sola hora de trabajo y tampoco pierde su condición de revista”, subraya en primer lugar.
En segundo, asegura que, desde la Provincia, “se garantizan la trayectoria de siete años, más allá de que el mileísmo apunta a retrotraerla a seis, cosa con la que no estamos de acuerdo porque es volver a los noventa”.
Un tercer irrenunciable es que los diseños curriculares estén acordes a la normativa federal para que los técnicos siempre tengan habilitaciones profesionales para todo el país. “Y un cuarto es que se genera una construcción de trabajo y confianza con las instituciones y sindicatos”, concluye.
Con estas premisas como bandera, De Gisi habla de una reciente innovación que se comenzará a aplicar este año: los docentes, dentro de su jornada laboral, tendrán un espacio para trabajar con sus pares, planificando en conjunto y desarrollar proyectos integradores. “Es una innovación porque se discute hace treinta años y no se podía lograr”, apunta.
“Sucede que tenemos una metodología que entra en disputa en la nacional, ya que entendemos al diseño curricular como una tríada que incluye definirla, hacer las inversiones para llevarla a cabo y sostener la capacitación docente, porque sin eso se empieza a flaquear y después se estigmatiza al docente”, indica De Gisi.
Además, resalta que se actualizará la Resolución 2343/17 sobre las prácticas profesionalizantes de cada carrera. “Empezamos a abordar problemas en su aplicación en el último año de la técnica secundaria donde, por ejemplo, hay que contemplar los momentos de la producción agropecuaria que quizás es en el verano y no durante la cursada, o en los casos de técnicos superiores y las guardias de los enfermeros que es por la noche”, detalla el funcionario provincial. Estas situaciones, afirma, se “flexibilizaron”.
“La noche oscura”
En 1993 se sancionó la Ley Federal de Educación. Con esta norma, el gobierno de Carlos Menem delegó en las provincias la responsabilidad de llevar adelante, cada una por su cuenta, su sistema educativo. No trasfirió mayores recursos y condicionó la formación de la juventud en los años noventa.
Para la educación técnica, dice De Gisi, fue “la noche oscura del neoliberalismo”. “La ley transformó la educación técnica en bachilleratos orientados, es decir, la educación técnica profesional dejó de ser obligatoria, redujo un año la formación, y llevó adelante una desestructuración del sistema como tal desfinanciando cada eslabón de la cadena”, explica.
En San Miguel del Monte, Giuliano recuerda ese cambio con una frase: “Al taller vení si queres”. Así tuvo que afrontar sus primeros años como profesor, luego de recibirse en la misma escuela que hoy dirige y que, en 2023, fue ampliada con financiamiento provincial.
“Por eso la ley sancionada en 2005 por Kirchner fue muy importante, porque entre 2002 y 2011 vos no tuviste técnicos, porque recién volvieron a recibirse con la nueva norma en 2012”, subraya.
A partir de entonces, el financiamiento dio lugar al crecimiento. Pero, desde 2024, los fondos son escasos, la inflación fue muy alta y el costo de los insumos para las prácticas se volvieron muy difíciles de costear.
“Una práctica educativa es aprender a soldar, y un tubo de gas vale entre 160 y 170 mil pesos. Un rollo de alambre para la soldadura sale 80 mil pesos. De cada uno se usan, más o menos, cinco al año, por lo que en una sola práctica ya tenemos más de un millón de pesos”, explica.