“Es que ellos no ven el mundo con nuestros ojos”, dice Catalina, de 17 años, hablando sobre sus compañeros de escuela, mientras se afloja las trenzas, sentada en el cordón de la vereda, mirando las columnas pasar en el segundo 8M de la era Milei. Sostiene entre sus piernas un cartel que dice: "Más derechos, menos cripto". 

“Los varones no saben lo que es caminar solos de noche, el miedo que tenemos, 'porla economía'.