Hubo fiesta antes del partido cuando entró Racing y le mostró la Recopa Sudamericana a su gente. Pero todo se diluyó cuando la pelota entró a moverse. Como si se hubiera quedado varado en la noche triunfal de Río de Janeiro, la Academia volvió a perder 1 a 0 ante Huracán y sufrió en Avellaneda su cuarta derrota consecutiva y la quinta en los últimos seis partidos, El Globo fue todo lo opuesto: hizo del orden un culto y suma seis fechas sin derrotas con cuatro triunfos al hilo.

Racing tuvo un problema: Huracán no le posibilitó el juego directo que tanto lo beneficia. Lo intentó. Pero Salas estuvo bien controlado por Guidara, Martirena e Ignacio Rodríguez no hicieron diferencias por los costados y Zaracho no ejerció de media punta tan bien como Vietto. Por lo tanto, la pelota le llegó muy poco a Balboa, el reemplazante de Adrián Martínez. Casi no tuvo situaciónes la Academia en el el primer tiempo

En cambio, Huracán detectó que había espacios detrás de Nardoni y Almendra, los dos volantes centrales de Racing. Y por allí se movió Miljevic, bien apuntalado por Leonel Pérez y Gil. A los veinticinco minutos, Guidara lanzó un centro desde la derecha, Alanis le ganó el salto a Colombo y Ramírez, entrando por detrás, anticipó a Arias y abrió la cuenta para el conjunto de Parque Patricios. 

Después del gol, Huracán retrocedió y le cedió la pelota a Racing. Y eso fue lo peor que pudieron haberle hecho al equipo de Gustavo Costas. Porque buscó el empate a los empujones, sin claridad, dependiendo demasiado de los impulsos individuales. Entró un volante (Adrián Fernández) por uno de los zagueros (Conti), pero dio lo mismo. A los 71 minutos, Salas desbordó por la derecha, sacó el centro atrás y Balboa, solo frente al arco, desperdició la única situación. Antes y después no hubo nada más.

Huracán se defendió sin cometer errores y sostuvo la eficacia de su media cancha. Le faltó justeza para definir de contraataque. Pero terminó ganándole bien a un Racing que no encuentra, en el campeonato local, motivación ni fútbol. Y que por eso, no para de perder.