"Maternar es político". El sorteo de la Asamblea Lesbotransfeminista las puso en tercer lugar en la histórica marcha del 8M. Muy adelante se pudo ver a esta nueva organización de "mamis" que primero se reunieron por whatsapp, en un guiño a aquellos chat tan estigmatizados. Ahí estaban con sus cochecitos y su consigna: nada de lo que pasa en las vida de las mujeres escapa a ese sistema de dominación llamado patriarcado. Y a las políticas de destrucción de la ultraderecha.
En el primer whatsapp, a fines de 2023, se encontraron para compartir ejercicios y actividades para gestantes, pero enseguida encontraron que la coyuntura electoral las convocaba, porque algunas -no todas- comenzaron a hablar de derechos en riesgo. "Todas las que estábamos ahí, estábamos gestando por deseo y somos mamás por deseo, pero esto está aparejado con otros pensamientos ideológico políticos y allí, no todas compartían que la maternidad es política, a algunas los feminismos nos traen entender eso", cuenta Agustina, una de las integrantes de este nuevo colectivo que salió a la calle el 8M.
"Algunas compañeras hicieron otro grupo de WhatsApp, donde yo me sumé un tiempo después, porque ya estaba un tanto cansada de que solo se hablara del precio de los pañales, sin mencionar que tenía que ver con otras decisiones de otro tipo", sigue Mechi, otra de las integrantes del colectivo.
Para Cecilia, fue importante en la ruptura que en el chat original se agitara la teoría de los dos demonios. Ella es nieta de una Madre de Plaza de Mayo y milita en derechos humanos desde muy pequeña. "En el primer grupo había muchas mamis que decían que no eran 30000 y había como un llamado a silencio de las cuestiones políticas que nos pasan", sigue Cecilia.
"No puedo pensar mi maternidad por fuera de lo que me atraviesa de la política y de la situación de crisis que estamos viviendo. Bueno, entonces, invito a venir a este grupo donde sí vamos a hablar de política. Y ese grupo fue creciendo". Ahora son más de 80.
El nombre del grupo dice mucho: Maternidad en crisis. "Empezamos a organizar algunas juntadas de tener un espacio para compartirnos, que la maternidad no sea solamente en silencio, sino que también la podamos compartir", sigue Dafne.
Se dicen mamis, también, para provocar. "Somos el grupo de las mamis que quieren hablar de política también. No es sólo un lugar de contención, donde a cualquier hora cualquiera te puede responder porque se te hinchó la teta y no te sale leche o el bebé se cayó de la cama y no sabes qué hacer", relata Mechi.
En este punto, porque la genealogía feminista es importante, hay que recordar otras experiencias potentes de la ciudad de Rosario, como Mujeres en Tribu, que desde hace una década activa por la aplicación de la ley de parto respetado, entre otras acciones políticas y públicas que desarrollaron.
En esa línea, la politización de la maternidad no comienza cuando llega Maternidad en crisis, pero sí se renueva, se reactualiza con otras experiencias.
Además de encontrarse en encuentros recreativos veraniegos itinerantes, decidieron llamar a una asamblea de cara al 8M, para "poner en agenda cosas que en los feminismos todavía falta profundizar más, porque no es que no se hable, sino que no se profundiza en algunos reclamos y cuestiones".
Así fue como se juntaron en una primera asamblea, decidieron marchar con cochecitos y la bandera Maternar es Político. "Nos queríamos organizar teniendo en cuenta las infancias, cómo van a marchar esas infancias porque el ruido les puede hacer mal, porque hay que cambiar pañales en el medio y toda una cuestión práctica y de logística, que también es política", cuenta Agustina.
"Nos parecía importante incluir a las niñeces en los espacios feministas, porque muchas veces no tenemos otras personas que estén al cuidado de nuestros hijos, entonces tenemos que llevarlos con nosotras o nos perdemos de estos debates, de estas discusiones y estamos excluidas, porque tenemos que abocarnos a las tareas de cuidado", sigue Mechi.
Los cochecitos con los que marcharon el sábado fueron también una salida performática a la calle.
Mechi considera que la consigna "maternar es político" implica cuestionar las condiciones en las que se transitan las maternidades. "Queremos incluir esto en los feminismos, y también las deudas que tiene el Estado, qué pasa con las políticas de ultraderecha sobre nuestras vidas y pensarnos a nosotras desde esta identidad, como vienen haciéndolo desde hace años otros colectivos".
Muchas de las integrantes de Maternidad en crisis llegan a este colectivo desde militancias previas, pero no todas. "También tiene que ver con algo muy material que es el tiempo con el que contamos las mamis. Muy poco", sigue Agustina. Dafne suma que tienen "poco tiempo y mucho para dar".
Saben que el ataque del gobierno de ultraderecha es masivo. "Viene a eso, a atacarnos por todos lados y nos pasa individualmente lo que nos pasa como sociedad, que no nos alcanza para esto, o para lo otro. Y encontramos la forma de hacerlo colectivo, compartir, como una forma de desafiar esa avalancha de angustias, porque a nosotras nos pasa que en concreto terminamos escribiéndonos un sábado a la noche, cuando el Presidente hace toda la payasada en el Congreso", sigue Mechi, sobre los intercambios que surgieron tras la última apertura de sesiones, el 1° de marzo.
La responsabilidad sobre otras personas, en este caso, en su mayoría, muy pequeñas, es una carga que no está valorada económica ni socialmente. "Es un trabajo de 24 horas que está naturalizado, que lo tenemos que hacer por amor, y obviamente que hay amor en las maternidades, pero con el amor no alcanza, necesitamos mucho más, necesitamos políticas públicas", sigue Agustina.
Y una pregunta que salió en la asamblea fue: "¿Quién nos cuida a nosotras?". Es decir, quién cuida a las que cuidan.