-En tu obra la primera evocación es la naturaleza, generalmente el mundo vegetal, y la imagen surge con materiales duros trabajados con obsesivo refinamiento. La serie montada en la pared frontal está compuesta de fragmentos.

-La serie que aparece frontalmente cuando uno entra en la galería, está hecha con piezas que surgen de cortes de otras. Son los interiores, como recortes que van quedando de las piezas grandes, que son como formas orgánicas de gran tamaño, en acero inoxidable. A mí me resultan muy interesantes esas “sobras” y entonces las uso. Recupero todo eso y construyo nuevas piezas. En este caso fueron pensadas para exponer en una librería, como si fuesen tapas de libros ilustrados.

-Muchas de las piezas exhiben una evocación orgánica a través de la simetría.

-Es así en gran parte de las obras. En las que parecen tapas de libros, los fragmentos de acero inoxidable rearman figuras que podrían ser antropomórficas, o langostas o bichos. Parte del interés de las obras está dado por los reflejos de los fragmentos espejados; los destellos que emiten cuando les da la luz, y también las sombras. Cuando uno entra a la galería, el vidrio que oficia de soporte de las piezas de acero inoxidable no siempre se ve. Pero lo que sí se ve son las sombras que las piezas proyectan sobre la pared.

-Junto con la evocación de la naturaleza a través de la fluidez de las imágenes como condición de tu obra, el doble vidrio de 6 milímetros, los marcos de metal y los fragmentos de acero inoxidable como alfabeto de una de las series, muestran algo del orden de lo impenetrable y lo blindado que se combina con la plasticidad orgánica de tus trabajos.

-Es un juego entre lo fluido, lo orgánico, lo duro, lo espejado y lo impenetrable. En esa mezcla hay una búsqueda de sutileza que también es permanente en mi obra. Creo que lo sutil también aparece a través de materiales como los vidrios dobles y el acero.

-La dureza de los materiales, ese componente “impenetrable”, tal vez tenga que ver con los tiempos que corren.

-Me gusta esa interpretación: es una época muy difícil, impenetrable, cerrada. En la tarea de producir obra creo que una incorpora sentidos que muchas veces no advierte o se le escapan y son los demás quienes los perciben. Son sentidos que aparecen con la mirada del otro.

-Las obras tienen una terminación que parece industrial. Tanto por las imágenes como por el montaje.

-Soy obsesiva, perfeccionista. Y si bien las imágenes siempre surgen de dibujos míos que voy transformando y adaptando, en el caso de los materiales y el montaje, los elijo tanto por una cuestión de gusto personal como de función y practicidad. En las obras más gráficas, por ejemplo, recupero trabajos muy anteriores, como si fueran un negativo de aquellas piezas. Parecen planchas de serigrafía. Y en cuanto a las formas, me dejo llevar, libremente. En algunos casos hago cinco o seis formas y después las edito en la computadora; voy probando mucho hasta elegir cuál queda y después la hago imprimir en vinilo autoadhesivo.

-Hay dos obras colgantes en las que sobre un círculo de vidrio, que oficia de base, se distribuyen pequeñas piezas de acero, como si fueran microinstalaciones o maquetas de obras.

-Son obras que hago con la ilusión de que se puedan hacer en gran escala, para el espacio urbano. Por ejemplo, en Rosario me han encargado para un edificio obra grande, pero después no se consiguió el dinero para hacerlas en gran escala. De ahí surgió esta serie de piezas de acero autoportantes por encastre. Estas pequeñas obras no las pienso en la computadora, son artesanales. Pongo todos los fragmentos sobre la mesa, como un muestrario, y estoy horas probando, combinando formas y encastres. Cada pieza la pulo y recorto. A todo le meto la mano: hay mucho tiempo detrás de cada obra.


-¿Es común que revises tu obra anterior para retomarla y hacer nuevos trabajos?

-En este caso descubrí una carpeta de hace más de veinte años que realicé durante la época en que hice clínica de obra con Gumier Maier, entre fines de los años noventa y comienzos de los dos mil y que no había vuelto a ver. Fue un descubrimiento que fui reformulando.

En el texto de presentación de la muestra, el curador, Guillermo Fantoni, describe del siguiente modo las obras que exhibe Fabiana Ímola: “Composiciones florales y mosaicos con follajes secos, arabescos cubiertos de espinas y dibujos chinescos, volutas de hierro policromado y formas aserradas como cuchillos, lluvias de metal y troncos carbonizados, instalaciones con ramas y alucinantes piezas caladas, son algunas de las formas mediante las cuales Fabiana Imola rinde culto a la naturaleza y, puntualmente, al mundo vegetal. Se trata de un largo camino donde las recurrencias son tan significativas como los cambios; porque, aunque todo parece indicar que esta obra es como una serpiente que se muerde la cola, más que la figura del círculo le cabe la de la espiral, donde cada curva y cada nuevo alejamiento del punto inicial están acompañados por una inevitable torsión”.

* La exposición El destello y la sombra, de Fabiana Ímola (Rosario, 1967), con curaduría de Guillermo Fantoni, se presenta en la galería Gachi Prieto, Uriarte 1373, hasta el 26 de abril.