“Hay que correr el concepto de fatalidad. No estamos condenados a nada; la historia es dinámica a pesar de que, no pocas veces, nos parece estar repitiendo cíclicamente lo mismo”, afirma el historiador, escritor y profesor Felipe Pigna, quien será declarado Personalidad Destacada de la Cultura el miércoles 12 de marzo en la Legislatura Porteña, por una iniciativa del diputado de Unión por la Patria Juan Pablo O’Dezaille. En el acto participarán también el legislador Juan Modarelli, la directora periodística de Página/12, Nora Veiras; el psicoanalista Gabriel Rolón, el filósofo Darío Sztajnszrajber y el titular de la Federación de Docentes Universitarios, Daniel Ricci.
El autor de Los mitos de la historia argentina, cinco tomos que fue publicando entre 2004 y 2013, reconoce es “un gran honor” ser declarado Personalidad Destacada de la Cultura, pero también lo siente como “un sano compromiso” para hacer las cosas cada vez mejor en un año en que publicará su primera novela, El asunto de Italia, que se presentará en mayo en la 49° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. “Una mención como esta no es un punto de llegada sino un estímulo para seguir y mejorar, aprendiendo siempre que es lo más lindo que te puede pasar. Nunca sentir que lo sabés todo, sino que siempre tenés la posibilidad de aprender más”, subraya el director de la revista Caras y Caretas, que se ha destacado en la conducción de programas televisivos como Algo habrán hecho por la historia argentina.
¿Hay un “modo Pigna” de mirar ciertos personajes y temas de la historia que se desplegó a través de Los mitos de la historia argentina? “El libro fue producto de mis vivencias como alumno, en las que padecí la imposición de un modelo histórico falso que privilegiaba un relato clasista, machista y militarista de los hechos y los procesos históricos”, recuerda el historiador que ha publicado Mujeres tenían que ser, Evita, jirones de una vida, Mariano Moreno: La vida por la patria y Gardel, una biografía del cantor, entre otros. “Allí no estaban los pueblos originarios, descriptos rápidamente en alguna breve clase especial con láminas que nadie veía. Allí se nos decía, como bien nos recordaba Eduardo Galeano, que esos pueblos no tenían arte sino artesanía; no tenían religión sino supersticiones; no tenían cultura sino folklore. Al adjetivo ‘blanco’ se le anteponía la palabra hombre; era el ‘hombre blanco’ frente al ‘salvaje’, el ‘indígena’. Las historias se contaban sin contexto, estaban ausentes las luchas del feminismo y del movimiento obrero. Me refiero claramente a la historia oficial, la que se dictaba en las escuelas y en no pocas universidades”, agrega el historiador.
El regreso de la democracia produjo “un natural desajuste entre el discurso y la praxis de las calles y lo que estaba pasando en las aulas”. Entonces Pigna era docente en la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini y el Ciclo Básico Común, en la Materia Sociedad y Estado. “Notaba mucha necesidad de respuestas que no estaban en los programas oficiales y menos aún en los libros de texto”, repasa el historiador, y destaca que fueron muchos los docentes que empezaron a armar algo así como “manuales propios” con fotocopias de libros y publicaciones periodísticas que actualizaban y daban elementos para entender el presente. “En el Pellegrini dirigí una experiencia hermosa con los alumnos, trece documentales que contaban la historia argentina desde la conquista al 2001. El experimento fue muy exitoso, tuvo mucha difusión en la prensa, y comenzaron a llamarme para entrevistas y en los días de efemérides”.
Este 2025 se cumplen veinte años de Algo habrán hecho por la historia argentina, que generó que las familias se reunieran a ver el programa como si fuera un partido de Argentina. “Ese programa que hicimos con Mario Pergolini surgió de mis libros Los mitos de la historia argentina 1 y 2”, confirma Pigna. “Mario los había leído y me llamó para que vaya como invitado a ¿Cuál es? y la gente empezó a llamar para que me quedara como columnista. Y me quedé; era una columna atípica que llegaba a durar a veces, como cuando hablamos de la dictadura, más de una hora. Mario me dijo: ‘a la gente le encanta esto; hay que hacer algo en la tele’. Nos encerramos varios días en la productora Cuatro Cabezas y así nació este hermoso programa que revolucionó la televisión. El primer día de emisión, un lunes me acuerdo, midió 25 puntos de rating. Y comenzaron a llegarnos cartas y mails en los que nos contaban que se juntaban las familias y los amigos a verlo, como si fuese un partido de la Selección. Fue una locura”, define el historiador este programa que se extendió por tres temporadas.
El trabajo de divulgación de Pigna consiste en acercar la historia a la gente. “Este país del presente es producto de todo lo que nos pasó a lo largo de la historia; somos producto de lo que fuimos. Hay que correr el concepto de fatalidad: no estamos condenados a nada, la historia es dinámica a pesar de que, no pocas veces, nos parece estar repitiendo cíclicamente lo mismo”, advierte y detalla algo que siempre dicen en Historias argentinas, el espectáculo que está haciendo junto a Pedro Saborido. “Todo pasa, aún lo peor va a pasar, y lo mejor entonces es estar preparados para la necesaria reconstrucción del país”, apuesta el historiador y revela que hoy usa todos los medios disponibles para difundir la historia: su página web elhistoriador.como.ar, su Instagram, que ya tiene más de un millón de seguidores, y la novedad, su canal de YouTube, con más de 200.000 suscriptores, en el que cada jueves sube un programa nuevo. “Estos números demuestran que hay mucha gente a la que le interesa la historia, muchos docentes, muchos alumnos a los que este ajuste salvaje les está quitando el placer de poder comprar libros y por eso trato de poner a su disposición todo el material posible”.
Este “tiempo libertario” es para Pigna “una época espantosa” en la que cada día “recibimos malas noticias que siempre tienen algo de provocación”, observa el historiador. “Lo grave es que a veces ves a las propias víctimas defender a sus verdugos. Por lo tanto, más que lamentarnos, debemos pasar a la ofensiva, cada uno en su lugar, en su profesión, defendiendo nuestra cultura, nuestra historia, nuestro cine, nuestra literatura, nuestra música. Veo mucho silencio en gente que sería muy importante que hable, que ayude a entrar en razón a los confundidos y a no sentirse tan solos a aquellos que están siendo directamente afectados por este modelo cruel y de sistemática destrucción de todo lo que tenga que ver con las funciones básicas del Estado como la salud, la educación, la cultura y la seguridad social”.
*La entrega será el miércoles 12 de marzo a las 17.30 horas en el Salón Dorado de la Legislatura porteña, en Perú 160.