La Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos (NAS, por sus siglas en inglés), que goza de prestigio internacional, reconoció a Mary Claire King con la “Public walfare medal” (la medalla de bienestar público), esto es, la máxima distinción que anualmente entrega la institución. King es una genetista estadounidense que desempeñó un rol fundamental en la creación del “índice de abuelidad”, la herramienta estadístico-matemática que en los 80 permitió establecer el parentesco entre las abuelas y los nietos. 

King fue ni más ni menos que la llave científica que habilitó a las Abuelas de Plaza de Mayo a comenzar a rearmar el rompecabezas de identificaciones frente a los abusos y el terror de la última dictadura militar. El 27 de abril será la ceremonia que premiará a esta investigadora que en septiembre de 2023 estuvo en Argentina y recibió el doctorado honoris causa por parte de la Universidad de Buenos Aires.

La Academia estadounidense es una de las instituciones más prestigiosas a nivel internacional. La NAS --entre cuyos integrantes locales puede nombrarse a Alberto Kornblihtt, Víctor Ramos, Sandra Díaz, Francisco de la Cruz, Armando Parodi y Gabriel Rabinovich--, en este caso, premió a King “por sus estudios pioneros en la investigación genética y su aplicación transformadora en los derechos humanos”. Luego, en el comunicado de anuncio, la Academia profundiza en la fundamentación del reconocimiento. Agrega que sus aportes en el campo de las ciencias forenses “para reunir a familiares que fueron víctimas de la dictadura”, constituyen un ejemplo ilustrativo de cómo la ciencia “puede promover la justicia y el bienestar público”.

King es miembro de numerosas academias (entre las que destacan la de EE.UU. y la de Francia) y recibió toda clase de condecoraciones, en parte, también, por otros desarrollos. Descubrió, por ejemplo, el gen “BRCA-1”, que revolucionó el diagnóstico de la predisposición genética a los cánceres de mama y ovario.

Las Abuelas como el motor de todo

Fueron las Abuelas quienes cuando promediaba la dictadura fueron en busca de King, que para narrarlo en forma breve pudo resolver un enigma que hasta ese momento de planteaba como esquivo. El interrogante, aunque de formulación sencilla, no tenía respuesta. ¿Cómo hallar a los nietos y nietas apropiados por dictadores y cómplices si sus padres y madres estaban desaparecidos? Pequeños cuyos captores se habían preocupado, además, por cambiar sus identidades.

Se sabía que las características genéticas de un hijo debían estar presentes en ambos padres. Pero claro, ante la ausencia de los padres, el azar tendría un protagonismo mayor. En vez de comparar el ADN del nieto o nieta con otros dos (con el de sus padres) había que hacerlo con cuatro (con el de sus abuelos).

Desde California, y en colaboración con el italiano Luca Cavalli-Sforza, el chileno Cristian Orrego y el francés Pierre Darlu, King dio con el resultado. Así es como, a partir de trabajos avanzados en el campo del ADN mitocondrial ( que se hereda a través de línea materna), su aporte fue crucial para realizar los reconocimientos. La ciencia adquirió brillo y lo que en principio solo estaba en la mente de unos pocos se materializó de manera definitiva. 

Para 1984, con la reapertura democrática, Paula Logares finalmente se convirtió en la primera nieta restituida gracias a las contribuciones de esta investigadora estadounidense. De aquel momento hasta la fecha, por el empuje inicial de King, la ciencia local pudo reconstruir parte del mapa genético de aquella época e identificar a 138 nietos y nietas.

De relevancia mundial

Las Abuelas actuaron como pivote y usaron al conocimiento científico como herramienta que iluminó los derechos humanos y la justicia. A partir de 1977 marcharon, buscaron testigos, conversaron con militares y supieron, más temprano que tarde, que una ayuda muy valiosa podría llegar desde los laboratorios.

En este engranaje, científicas como King cumplieron un rol preponderante. En paralelo, se formó el Equipo Argentino de Antropología Forense (1984) y el Banco Nacional de Datos Genéticos (1987). En colaboración permanente, posicionaron a Argentina como uno de los países promotores del uso de herramientas científicas en articulación con los derechos humanos. Vínculos biológicos que explican, en definitiva, un recorrido histórico. Iluminan trayectorias individuales y permiten restituir la identidad de cientos de nietos y nietas apropiados y brindan esperanzas a muchos que aún aguardan por respuestas.

La medalla para King sucede en un contexto doméstico plagado de discursos negacionistas y revisionismos históricos que se buscan instalar con el propósito de hacer tambalear asuntos que parecían saldados. Una teoría de los dos demonios recargada, que equipara las acciones de los grupos guerrilleros con el terrorismo de Estado. La memoria está en constante en movimiento y lo que en el presente es recordado de una manera, mañana puede ser recuperado de otra. Sin embargo, algo queda dicho: la ciencia y el amor de las Abuelas siempre será más fuerte.