El ministro de Relaciones Exteriores de Surinam, Albert Ramdin, fue elegido este lunes secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA) con un amplio respaldo de América latina y sucederá en mayo al uruguayo Luis Almagro. El diplomático de carrera se convirtió así en el primer caribeño a la cabeza de la organización, creada en 1948 para fomentar la cooperación y una agenda regional común en derechos humanos, seguridad y la defensa de la democracia, aunque su reputación se vio muy desgastada por el paso de Almagro (2015-2025).
Las primeras palabras de Ramdin como secretario general electo fueron un llamado a la unidad: "Mi compromiso es servir a todos los Estados miembros de esta organización. Nuestra fuerza colectiva radica en nuestra capacidad de trabajar juntos", declaró el surinamés, que prometió "reconstruir la relevancia" de la OEA, apuesta por el diálogo con Nicolás Maduro para atender la crisis en Venezuela y tiene buenas relaciones con China.
Amplio respaldo regional
Dominica y Perú pidieron que la votación fuera por aclamación de los 34 países con derecho a voto durante una asamblea general extraordinaria del organismo celebrada en Washington. Ramdin fue felicitado entre aplausos e invitado a sentarse en la mesa principal, junto a Luis Almagro, cuyo mandato termina el 25 de mayo después de una década en el cargo. El ministro surinamés tenía garantizados más de una veintena de apoyos en la votación, en la que necesitaba 18 para ser elegido.
Ramdin, de 67 años, conoce muy bien los entretelones de la OEA, de la que fue secretario adjunto entre los años 2005 y 2015, una experiencia que le ayudó a sumar apoyos. El surinamés era el único candidato desde la retirada esta semana del otro contendiente, el canciller paraguayo Rubén Ramírez Lezcano, debido, según el presidente Santiago Peña, al cambio de posición "abrupta e inexplicable" de "países amigos".
Ramdin vuelve por lo tanto por la puerta grande con nuevas ideas para afrontar tiempos "muy desafiantes" desde una organización acusada en ocasiones de inercia e inmersa en problemas financieros. Piloteará la OEA en medio de la vorágine reformista en Estados Unidos impulsada desde que el republicano Donald Trump regresó a la Casa Blanca el 20 de enero. El magnate republicano retiró a su país, uno de los principales contribuyentes financieros de la OEA, de organizaciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los principales desafíos de Ramdin
Ramdin tendrá que lidiar con crisis regionales, como en Nicaragua, que se retiró de la OEA, Venezuela que, al igual que Cuba, no participa en la organización, y Haití. También hará frente a la larga sombra de China, un observador sin derecho a voto. Señalado por su afinidad con el gigante asiático, Ramdin declaró el día que presentó su investidura que "todos los países deben tener la misma oportunidad de poder hablar, influir y contribuir" en la organización.
En los últimos años surgieron discrepancias sobre la forma de encarar crisis globales como la guerra en Ucrania e incluso regionales ya que algunos países prefieren desmarcarse y permanecer neutrales. A Almagro se lo acusó en ocasiones de alinearse demasiado con Estados Unidos. También fue criticada su oposición frontal al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y al de Venezuela, Nicolás Maduro.
El día que presentó su candidatura, Ramdin declaró que la única forma de tratar la crisis en Venezuela es mediante un diálogo con el gobierno de Nicolás Maduro. De hecho en febrero el canciller surinamés recibió a su par venezolano, Yván Gil, para "estrechar lazos". En cambio su rival, Rubén Ramírez Lezcano, defendía que la OEA debía "trabajar intensamente" para que Venezuela, Cuba y Nicaragua "vuelvan al sistema democrático y tengan gobiernos respetados y respetables".
La victoria de Ramdin podría suponer un viraje en el discurso de la organización hacia uno no tan alineado con Estados Unidos. La amenaza de aranceles de Trump a sus socios pondrá a prueba el talante negociador que precede al surinamés. "La OEA tiene que desempeñar un papel significativo, relevante y útil" en las crisis que sacuden el continente en términos de elecciones, seguridad, migración o cambio climático, declaró recientemente Ramdin al centro de reflexión Atlantic Council, con sede en Washington.
"Una deplorable historia de conspiración"
Durante la sesión de este lunes sobresalió la intervención de la secretaria general de Relaciones Exteriores de Brasil, María Laura da Rocha. La diplomática criticó la instrumentalización de la institución y "la ley del más fuerte", y defendió el derecho internacional contra "el caos". Recordó también cómo en el pasado la OEA defendió la democracia.
Brasil criticó además la reciente gestión de la OEA, bajo presión de la administración Trump. "La lógica de exclusión, estigmatización y aislamiento de quienes piensan diferente ha vuelto a cobrar protagonismo en ciertos casos, envuelta en un maniqueísmo que recuerda a la Guerra Fría, pero con nuevos disfraces", afirmó Da Rocha, quien agregó según el portal Uol que "en lugar del diálogo, la diplomacia y la negociación, la organización optó en ciertos casos por las sanciones".
La OEA no está autorizada a "intervenir en asuntos internos de los Estados miembros", opinó por su parte la canciller boliviana, Celinda Sosa Lunda, cuyo país celebrará elecciones generales en agosto. "No admitimos que se repita la deplorable historia de conspiración y de injerencia protagonizada por el anterior secretario general", advirtió Lunda. Su colega ecuatoriano, el viceministro de Relaciones Exteriores Carlos Játiva, reconoció que ante el "cambio de época" que vive el mundo Ramdin deberá conducir la OEA "en medio de un temporal".
Desde la otra vereda el futuro embajador argentino ante la OEA, Carlos Cherniak, denunció la "desaparición forzada" del gendarme Nahuel Gallo, exigiendo su liberación y solicitando la intervención de la comunidad internacional. Aunque el gobierno de Javier Milei no había manifestado explícitamente su apoyo a ningún candidato, por su cercanía con Estados Unidos se especulaba con un respaldo al paraguayo Ramírez Lezcano.
Tras la elección de Ramdin el vicecanciller paraguayo, Víctor Verdún, dijo que su país había propuesto una candidatura "alejada de posiciones ideológicas polarizantes" y expresó su compromiso con la organización a pesar de haber "prevalecido una visión diferente". Pese a las diferencias ideológicas con Ramdin, la administración de Donald Trump, desinteresada de los organismos multilaterales, no maniobró este lunes en contra de las aspiraciones de Surinam.