Elon Musk, fundador de SpaceX, propietario de X y Starlink y asesor especial de Trump, ha retomado la campaña de desinformación contra Sudáfrica, tal como denunciara Cyril Ramaphosa, presidente de dicho país. En este caso, acusó al gobierno sudafricano de implementar políticas "racistas" que impiden la operación de su servicio de internet satelital en el país.

Esta campaña de difamación surge en el contexto de las leyes de Empoderamiento Económico Negro de Base Amplia (B-BBEE, por sus siglas en inglés), diseñadas para corregir las desigualdades históricas producidas por el apartheid. Las regulaciones sudafricanas exigen que las empresas de telecomunicaciones que operan en el país tengan al menos un 30% de propiedad en manos de grupos históricamente desfavorecidos. Musk, nacido en Sudáfrica, en un intento por socavar la legitimidad de leyes de reparación histórica porque no se avienen a sus intereses político-económicos, argumentó falsamente en un tweet en la red social X (anteriormente conocida como Twitter), que Starlink no puede operar en su país natal porque él "no es negro".

Estas declaraciones han sido rechazadas enfáticamente por parte de las autoridades sudafricanas. Clayson Monyela, Subdirector general de la Cancillería, denunció las mentiras de Musk en X: "Señor, eso NO es cierto y usted lo sabe. No tiene nada que ver con el color de su piel. Starlink es bienvenida para operar en Sudáfrica siempre y cuando cumpla con la normativa local. Este es un principio del comercio internacional global. Hay más de 600 empresas de EE.UU invirtiendo y operando en Sudáfrica… todas cumpliendo con la normativa y creciendo."

Clayson Monyela, Subdirector general de la Cancillería de Sudáfrica. Imagen: Departamento de Relaciones Internacionales y Cooperación Sudáfrica.

Lejos del emprendimiento innovador y benefactor que lleva conectividad a las personas allí donde se necesita, como intenta presentarse la empresa, Starlink está siendo denunciada en algunos países africanos por comportamiento ilegal y fijación de precios predatorios. Además, empresas de telecomunicaciones africanas han expresado su descontento con la entrada de Starlink en el mercado sin haber realizado inversiones a largo plazo similares a las de las compañías locales. En Camerún y Namibia, la empresa ha sido acusada de operar sin las licencias correspondientes, lo que ha llevado a las autoridades locales a ordenar el cese de operaciones en los respectivos países. En América Latina contamos con la experiencia del gobierno de Brasil y la red social X, propiedad de Musk como Starlink. La Corte Suprema de Brasil debió ordenar el bloqueo de X luego de que la plataforma se negara a frenar la desinformación y los discursos de odio, en un claro desafío a la regulación brasileña.

*Politóloga UBA.