Días perfectos

La Galería Howard Greenberg en Nueva York está presentando Written Once, una exhibición de fotografías ruteras que el aclamado director Wim Wenders tomó en los años ‘70 y ‘80 cuando buscaba localizaciones para sus películas en la zona oeste de Estados Unidos. O cuando recorría Hollywood y sus alrededores, a menudo acompañado por algunos de sus imprescindibles como John Lurie, Jim Jarmusch, Dennis Hopper, Claire Denis, Elia Kazan, Isabella Rossellini y Harry Dean Stanton. Las fotos están exhibidas en formatos a gran escala y van acompañadas de algunas increíbles anécdotas escritas en primera persona por Wenders: pequeños relatos a la manera de haikus que, según indica el texto de sala que publica la galería, “ofrecen al espectador una extraordinaria ventana a su cine, así como a su vida cotidiana en el mundo del cine”. Muchas de esas fotografías fueron la antesala a la filmación de París, Texas (1984) –que podría considerarse ya un clásico de Wenders y una película favorita de muchos, incluido Kurt Cobain– donde algunos paisajes de Texas, California, Arizona y Nuevo México aparecen retratados con su particular aproximación evocadora y flotante. “Fue un tipo diferente de investigación que tenía menos que ver con las localizaciones que con la luz del Oeste. Nunca había rodado una película en ese paisaje y esperaba que tomar fotografías agudizara mi comprensión de la luz y el entorno, mi sentido de la empatía con ellos. Estas fotos de gran formato fueron mi forma personal y privada de prepararme para la película”, señaló Wenders. Hay incluso algunas sorpresas como una extraña foto de Martin Scorsese e Isabella Rossellini varados en el desierto. Sucedió cuando Wenders, aún un director ignoto, iba manejando por el desierto de Utah y se acercó a un auto detenido en medio de la nada: ahí estaba el director de Taxi Driver parado sin mucho glamour junto a Rossellini y una llanta reventada.

Black out

Las chicas se emborrachan más que los chicos. Eso dice un estudio comparativo que indagó en los niveles de consumo alcohólico de adolescentes en varios países de Europa. La investigación conducida por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD) concluyó que si anteriormente eran los varones quienes llevaban la delantera, durante los últimos años las cosas se dieron vuelta. Y, mientras los publicistas intentan llevar agua a su molino con sendas campañas alcohólicas para público femenino, algunos especialistas se están preguntando cuáles son las consecuencias del giro y qué se puede hacer al respecto. “El alza en los niveles de consumo de alcohol en las jóvenes es una real causa de preocupación, especialmente pensando que recientemente hubo también un alza en enfermedades del hígado relacionadas con el alcohol en mujeres”, dijo Sir Ian Gillmore, de la Alcohol Health Alliance en Inglaterra, uno de los países líderes en consumo, junto a Hungría, Dinamarca, Italia e Inglaterra, donde se observó que las chicas pueden beber más aunque sus cuerpos tienen menor nivel de tolerancia. “En Inglaterra existe todavía una creencia de que hay que exponer a las chicas al alcohol para enseñarles a beber. Pero los estudios muestran que mientras antes empiece una persona a beber, más posibilidades hay de que desarrolle dependencia en la vida adulta. Por eso es tan importante retrasar el inicio”, dijo la doctora Katherine Severi, directora del Institute of Alcohol Studies.

Poné los fideos

La cocina italiana no existe: es lo que asegura el historiador Alberto Grandi de la Universidad de Parma. Una declaración –que es además el provocador título de su último libro– no desprovista de polémica, ya que estamos hablando de una de las gastronomías más queridas y con mejor storytelling del mundo. Grandi asegura que la cocina italiana no fue concebida en tiempos inmemoriales por románticas nonnas con las manos llenas de harina, sino que tiene apenas algunas décadas: mucha de esa comida puede haber nacido en la posguerra, con insumos olvidados por el ejército norteamericano. De hecho, sostiene Grandi, gran parte de lo que hace a la cocina italiana hoy en día se debe a los movimientos migratorios y no a un espíritu endémico. La pizza, por ejemplo, indica el autor, debe su popularidad solo al recibimiento que tuvo en América, ya que en el siglo XIX, cuando fue creada en Italia, era sinónimo de suciedad y pobreza. “La idea de que muchas recetas y productos tan queridos como los quesos o los embutidos tienen cientos de años de historia, es pura fantasía. El tiramisú es un gran ejemplo de esto: es un postre creado a fines de la década de 1960 que se basa en ingredientes de supermercado y que es posible hacerlo solo con un refrigerador”, ha dicho el autor, en medio de una polémica que tiene incluso otras aristas. Por ejemplo, candentes debates en internet sobre si se puede o no ponerle crema a la salsa carbonara o si es conveniente romper los espaguetis para cocinarlos.

Otro tipo de música

“Ella sentía un poco de vergüenza por lo inteligente que era en realidad”, contó alguna vez el hermano de Amy Winehouse, recordando cómo en la adolescencia, la cantante dejaba a la vista en la mesita de luz algunas novelas románticas de Corín Tellado, mientras escondía su colección de Dostoievski en un cajonera del closet. Aunque, ya convertida en estrella, Amy contaba que sus mejores compañeros de gira eran los libros, quizás su faceta de lectora no sea un costado de lo más conocido de la cantante. Ysin embargo, por estos días la librería Lello en Oporto está exhibiendo una gran colección de libros y cómics de su propiedad. Hay libros de James Ellroy, Chéjov, Salinger, una buena colección de las lumbreras de la generación beat, y muchas biografías de músicos como Frank Sinatra y Bob Marley. Y varios están anotados por la misma Amy, el tipo de lectora que hace convivir sus libros con la vida: se puede ver una lista de invitados de una fiesta –incluidos Ozzy y Kelly Osbourne–, algunas rimas para posibles nuevas canciones, o simplemente corazones que indican el día de una cita. La librería Lello adquirió la colección completa de 230 libros en una subasta en Inglaterra a finales del año pasado y no reveló el monto final de su compra. Sin embargo, se sabe que la valoración previa del lote era de unos 90.000 euros. Por estos días, los está exponiendo en la sala Gemma, un cuartito acondicionado en el sótano de la sala de ventas donde los dueños, tan entusiastas de los objetos como de la lectura, exponen rarezas y libros de colección. Lello se ha convertido en una de las más populares del mundo con un millón y medio de visitantes al año por una anécdota falsa que indica que durante su paso por Oporto, J.K Rowling se inspiró en la librería para crear algunos escenarios de Harry Potter. “Pensamos que la locura era parte de la identidad de esta librería, abierta en 1906 con la mayoría de la población analfabeta”, dijo la actual dueña de Lello, donde se puede entrar solo con cita previa, comprando una entrada que luego se devuelve como parte de pago de un libro y que a menudo monta exhibiciones como esta. Sobre Amy, quizás no sorprende que coleccionara libros de Charles Bukowski o de Jack Kerouac, pero sí un nutrido botín de historietas que también son parte de la exposición: Watchmen, V de Vendetta y Black Hole están entre sus favoritos. A este se le suman, por ejemplo, 17 libros de los hermanos Jaime y Gilbert Hernádez, los autores de la saga Love & Rockets