La protesta masiva de jubilados, acompañados por hinchas y trabajadores, regaló una postal de síntesis. El diputado oficialista José Luis Espert, presidente de la Comisión de Presupuesto y alfil del gobierno para frenar la ley de movilidad jubilatoria luego vetada, se cruzó con Carlos Dawlowski, el jubilado e hincha de Chacarita, que generó la solidaridad de los simpatizantes del fútbol argentino.
"¡Traidor!", "¡Yankee!", "¡Andate!", se escuchan los gritos de los manifestantes mientras Espert avanza caminando por la vereda del anexo de la Cámara de Diputados, sobre avenida Rivadavia. El diputado oficialista se burla de los gritos, mientras Carlos lo sigue para increparlo por lo que protesta cada miércoles, el ajuste contra los jubilados.
Espert estaba en la zona de Congreso, no para respaldar el reclamo de los jubilados sino por la sesión en la que la oposición intentó votar sobre tablas la creación de una comisión investigadora por el criptogate; y que él y los aliados del Gobierno lograron rechazar para evitar exponer la estafa de $Libra. Espert también buscó evitar bloquear el proyecto de ley que declaró esta tarde la Emergencia en Bahía Blanca.
Los insultos contra Espert respondieron a la postura del diputado bonaerense, aliado de Milei desde su victoria electoral y exintegrante de Juntos por el Cambio, que como presidente de la Comisión de Presupuesto trabó el tratamiendo de la Ley de Movilidad Jubilatoria hasta que la oposición logró dar dictamen y aprobarla para dar un aumento del 8,1 por ciento a los jubilados. El presidente Javier Milei anunció días más tarde que la vetaría y Espert estuvo presente en Casa Rosada para darle su respaldo.
Desde esos días, los jubilados se movilizan miércoles tras miércoles al Congreso para reclamar una actualización de sus haberes, que acompañen a la inflación, y recuperar beneficios en medicamientos que el PAMI recortó. El ajuste sobre la jubilación mínima (quienes cobran 270 mil pesos) representó el 30 por ciento del total del achique presupuestario de la gestión Milei.
"Lo hago por el orgullo de ser argentino y de poder respaldar a un jubilado que cobra 250 mil pesos. Pienso en mis cuatro hijos, en mis nietos, es el futuro de ellos (...) Si no vengo a luchar me siento mal, me deprimo. Vengo a defender los derechos de los jubilados. A mí no me regalaron nada, laburé 30 años", decía Carlos semanas atrás. Quizá se lo repetía hoy a Espert, mientras lo corría, con la cara roja, y la bandera argentina colgada sobre su espalda.