UN VIAJE DE SOBRIEDAD 7 puntos

(The Outrun; Reino Unido/Alemania, 2024)

Dirección: Nora Fingscheidt.

Guion: Nora Fingscheidt y Amy Liptrot.

Duración: 118 minutos.

Intérpretes: Saoirse Ronan, Paapa Essiedu, Seamus Dillane, Stephen Dillane, Saskia Reeves.

Disponible en Flow.

La carrera de la realizadora alemana Nora Fingscheidt es singular en más de un sentido, no en menor medida por cuestiones geográficas. Su primer largometraje, el documental Ohne diese Welt (2017), fue filmado en Santiago del Estero, en el seno de una comunidad de menonitas, al tiempo que System Crasher (2019), primer film de ficción, la encontró de regreso en su país natal. El éxito en festivales de cine de esa historia sobre una chica con serios problemas de manejo del enojo derivó en un proyecto para Netflix rodado en inglés y protagonizado por Sandra Bullock, Imperdonable (2021), cuyas locaciones principales llevan la marca de la ciudad de Vancouver, seguido ahora por Un viaje de sobriedad, proyecto producido por la protagonista, la actriz americano-irlandesa Saoirse Ronan, y rodado en algunas de las islas más pequeñas y despobladas del norte de Escocia, las Orcadas. Fingscheidt es una auténtica viajera.

La historia de The Outrun, su título original, es bien conocida por los lectores atentos a las novedades editoriales, ya que está basada fielmente en el libro de memorias homónimo de Amy Liptrot, editado en español como En islas extremas, centrado en el regreso de la autora desde Londres a las islas en cuestión en un intento por doblegar el alcoholismo. Saorsie Ronan es Rona (la decisión de no utilizar el nombre de Amy fue muy consciente, según declaró la periodista y escritora), una joven de 29 años, inteligente y sensible, cuya afición por los tragos termina destruyendo su carrera universitaria, un noviazgo y el presente laboral. Todo eso comienza a ser evidente luego de una serie de flashbacks, ya que el inicio de la película la encuentra de regreso en Escocia junto a su madre, interpretada por Saskia Reeves (su rostro será reconocible de inmediato para los seguidores de la serie Caballos lentos). En realidad, si algo caracteriza a la narración de Un viaje de sobriedad es su cualidad temporalmente quebrada: pasado y presente se alternan en el metraje desde las primeras escenas, acompañados por una voz en off de cualidad atemporal.

Así, a una secuencia en la cual una Rona sobria acepta el encargo de investigar la presencia de un ave en peligro de extinción (su especialidad es la biología) le sigue un racconto de una leyenda ligada a la etimología de las Orcadas, precedida a su vez por una noche de descontrol en un boliche londinense. De hecho, la decisión de ingresar a un grupo de Alcohólicos Anónimos sobreviene luego de un ataque sexual en el marco de su borrachera. El regreso al terruño es, entonces, un intento de sanación; tarea nada sencilla, desde luego, aunque la soledad del paraje y la presencia constante del mar, la bruma y el frío están en las antípodas de la estimulación constante de la gran ciudad. El único recordatorio de la excitación urbana es la música electrónica que Rona escucha en sus auriculares mientras camina por la playa u observa una tormenta a través de la ventana.

La película de Fingscheidt, como el libro en la cual se inspira, incluye varias subtramas de relevancia, en particular aquella que define el pasado del personaje, su vínculo con una madre rabiosamente religiosa y un padre cuya bipolaridad clínica lo ha llevado a estar internado en decenas de ocasiones. Pero todo vuelve a ella, a Rona. Y a Ronan, la actriz cuya performance a los trece años en Expiación, deseo y pecado empujó una incipiente carrera coronada en 2017 por Lady Bird. Es ella el centro de emisión y atracción del relato en una de esas actuaciones de gran intensidad y riqueza.