Desde Bahía Blanca
El agua va bajando en Bahía Blanca y lo que queda es el barro pegado en las paredes, en los muebles, en cada intersticio de las casas atrapadas por la inundación. Hay olor a tierra removida con mezcla de líquidos cloacales, pero de a poco se va sintiendo el olor a cloro, que busca borrar las huellas de la catástrofe. Es el momento de volver a recuperar lo que se pueda y desechar lo que no sirve. Las veredas son como una galería de exposición de objetos inútiles: camas, sillones, muebles, juguetes, cuadros, maderas. Todos apilados de casa en casa. En las esquinas hay montículos de barro, el que las personas van sacando de sus casas con palas y secadores de piso. Pero la devastación de esta ciudad no entra solo por los ojos, que con solo un paneo muestra una imagen apocalíptica, también está en el tacto, en el polvillo stodavía se confunde en el sonido del agua que corre por algunas calles con el que queda en la memoriaEl intendente Federico Susbielles dijo que ya lograron salir de la fase de emergencia y que lo que se viene es la fase de normalización