Marina Elichiiry es médica generalista especializada en cuidados paliativos y en tratamiento del dolor, se especializó en el Instituto Nacional del Cáncer, organismo que el gobierno nacional hoy está desfinanciado y vaciando por completo. Hace siete años trabaja en el Instituto de Oncología Ángel H. Roffo, donde tiene un contrato en el Servicio de Cuidados Paliativos, que en ocasiones llegaron a ser mensuales, es decir, su contrato se renovaba una vez por mes, esa misma es la realidad de la mayoría de lxs profesionales de ese hospital.

Tiene un sueldo miseria, percibe 200 mil pesos por la atención que brinda dos y hasta tres veces por semana e incluso hay otrxs especialistas que cobran solo 400 mil por trabajar todos los días de la semana. El Roffo es un hospital modelo, el primer instituto oncológico de Latinoamérica, inaugurado en 1922, de referencia para el tratamiento del cáncer en Argentina y al que concurren personas de todo el país.

Marina Elichiry en el Instituto de Oncología Ángel H. Roffo. Foto: Jose Nicolini

¿Cómo funciona la atención en el Hospital Roffo? ¿Quienes pueden atenderse allí?

--Es uno de los hospitales que depende de la Universidad de Buenos Aires y es mixto, no es público porque aquellas personas que tienen obra social o prepaga y que les permitan atenderse en el Roffo pueden hacerlo. Por otro lado, hay una modalidad que se llama tarjeta C, destinada a la atención de personas sin obra social de manera gratuita, se hacen todos los estudios en el hospital y reciben los tratamientos. En los últimos años y fuertemente en el 2024 fueron reduciendo muchísimo el cupo de tarjetas C, también redujeron otra modalidad que es "mixta" en la que algunas cosas son gratuitas y otras cosas las personas sin obra social deben pagar un porcentaje. Esto para todas las personas que trabajamos en el Roffo, o por lo menos, para las del servicio de cuidados paliativos donde yo trabajo, fue aberrante. La mayoría de la gente que se está atendiendo ahora son quienes tienen obra social y hay menos gente sin obra social justamente por ese recorte. El Hospital Roffo es el hospital oncológico de referencia del país, recibe casos complicados y es el único que puede brindar un mejor pronóstico, tratamiento y expectativa de vida para las personas porque hay equipos hiper especializados.

¿Qué recortes hubo en el hospital desde que comenzó la gestión de Javier Mieli?

--Faltan recursos de todo tipo, materiales hospitalarios, del servicio de patología renunciaron todes porque no había material básico que necesitan para trabajar. Todo el tiempo se rompe el resonador y el tomógrafo y no lo arreglan, siendo que los estudios de imágenes son imprescindibles para estadificar un cáncer. Sí o sí necesitas hacer tomografías y resonancias, es lo mínimo, y no está funcionando. Tenemos que derivar a las personas y mucha gente no llega ni a hacerse el estudio o se lo hacen muy tarde y eso compromete su pronóstico y su expectativa de vida.

Claro, porque la derivación es a otro hospital público que, tal vez, también está colapsado.

--Exacto, o si tiene obra social tiene que ir a una clínica privada donde es imposible conseguir un turno rápido. En este momento este es un punto complicadísimo para el sistema público, las obras sociales y también para las personas con cáncer, porque sin esos estudios no se logra estadificar la enfermedad que significa definir cuánto comprometió la enfermedad a los órganos de esa persona y sin eso no se puede iniciar un tratamiento. Esto es algo que pasa mucho en el Roffo y en otros hospitales de todo el país.

¿Tuviste que enfrentar una situación de ese tipo con algún paciente recientemente?

--Sí, con muches, es moneda corriente. Realmente es muy angustiante ver cómo la gente nunca llega a hacerse los estudios que necesita. Se mueren antes o para cuando logran tener el estudio pasaron meses. Si las personas pueden hacerse toda esa batería de estudios y llegan a tomar los medicamentos a tiempo su pronóstico mejora, se compromete menos su salud.

Marcha en defensa de la salud pública. Foto: Jose Nicolini.

¿Hay faltantes de medicamentos en el hospital?

--Desde que asumió Milei y cerraron el Dirección de Asistencia Directa por Situaciones Especiales (Dadse) donde las personas sin obra social iban a pedir la medicación oncológica de manera gratuita la gente no consigue su medicación. No poder acceder a los estudios de imágenes es algo que indirectamente lleva a que las personas se mueran antes y la falta de medicación oncológica es directamente proporcional. Hay un montón de casos de gente que está haciendo quimioterapia, hace dos ciclos que consiguen muy tarde, después de meses de lo que sería ideal. Ahora a veces consiguen para una parte de la medicación o de las dos medicaciones que tienen indicadas, consiguen solo una y si bien no está indicado, a veces les oncóloges terminan indicando que empiecen con una sola medicación porque peor es nada e incluso se hacen los tratamientos mal por falta de medicación o se hacen incompletos. Hay personas que tienen indicados seis ciclos de quimioterapia, hacen tres y después no les llega el resto de la medicación y se interrumpe. Ahí se ve explícitamente de qué manera están condenando a morir a la gente con cáncer. Además, desde noviembre en el Hospital Roffo no hay ni morfina ni metadona, que es lo que enviaba el Instituto Nacional del Cáncer, que son los opioides fuertes, medicamentos imprescindibles para el dolor severo por cáncer. Es decir, que hay personas sufriendo por dolor porque Milei sacó los medicamentos.

¿Qué les decís a tus pacientes en esos casos?

--La verdad inventamos cosas, como siempre pasa en el sistema público, vemos si alguien donó o si una persona se murió y le quedó medicación, la dejaban en el hospital y nosotros tratamos de repartirla. Algunas personas hacen un esfuerzo enorme, le piden prestado plata a sus familiares para poder comprar la medicación para el dolor o para la falta de aire pero hay casos que lamentablemente no podemos resolverlo. Esto es terrible para la persona y para nosotros como equipo. El nivel de síndrome de burnout (quemado) que tenemos es altísimo porque trabajar en una disciplina así, donde ya de por sí todo es dolor y muerte, y no tener lo mínimo para darle a la persona que es la medicación para el dolor severo, es muy duro. Y es algo sistemático desde hace meses. Con algunas personas lo que hemos tenido que hacer es rotarlas desde un opioide fuerte, como morfina o metadona, a un opioide débil, como tramadol, que a veces sí tenemos, pero no llega a controlar totalmente el dolor. Me parece muy cruel que la gente que está en sus últimos meses de vida estén muertas de dolor, sufriendo hasta morir. Es torturarlas. Además, los opioides débiles, como el tramadol, llegan con dificultades, pero eso no alcanza para el dolor más fuerte. Después hay tipos de dolor que necesitan sí o sí metadona, por ejemplo, las personas que tienen insuficiencia renal severa no pueden usar ni tramadol, ni morfina, ni codeína y necesitan usar sí o sí metadona. Para esas personas no hay medicación de ningún tipo, entonces una persona con insuficiencia renal crónica no puede ni siquiera tratar mínimamente su dolor. Creo que hay un encarnizamiento con los más débiles que realmente para mí es perverso. En la práctica médica en cuidados paliativos, veo llegar familias angustiadísimas y personas con cáncer llorando porque no tienen medicación, porque se cagan de dolor, porque no les llega a tiempo el tratamiento y porque encima, les están pidiendo que vayan a llevar estudios para certificar que son ciegos o hipoacúsicos o que tienen una escoliosis severa y no pueden caminar.

Marcha en defensa de la salud pública. Foto: Jose NIcolini


¿Qué me podés contar del cierre del programa de cuidados paliativos del Instituto Nacional del Cáncer? El gobierno dice que no lo cerró y que está haciendo un relevamiento.

--El Instituto Nacional del Cáncer tiene bajo su órbita la gestión de tratamientos oncológicos y de todo lo que se hace en los programas nacionales e incluso provinciales, que es asesoramiento a los equipos ante situaciones complejas y la provisión de medicamentos para los tratamientos paliativos. Además, el Instituto desde hace años viene fomentando la formación de profesionales en el área de cuidados paliativos y de especialidades oncológicas, siempre brindó cursos gratuitos para profesionales de salud sobre cuestiones de oncología y de dolor. Estas becas eran una forma de promover esta disciplina para que les profesionales nos formáramos y se garantizara el derecho a acceder a los cuidados paliativos, que la verdad no es fácil de acceder. El gobierno dice que no cerró el Instituto Nacional del Cáncer pero en la práctica sí, porque echaron a la gente que trabajaba ahí, dejaron de brindar las becas, es decir, dejaron de ofrecer esa línea de trabajo que era fundamental para promover que haya más equipos de cuidados paliativos en el país y equipos oncológicos que es importante para les profesionales y también para el país. Para el sistema público de salud es fundamental porque garantizás y mejorás la accesibilidad a los cuidados paliativos en todo el país. De hecho, en las becas valoraban mucho si no eras de la Ciudad de Buenos Aires, es decir, si podías desarrollar esta disciplina en otra provincia o en alguna ciudad más remota, si se quiere donde siempre hay menos profesionales.

¿Qué son los cuidados paliativos?

--Los cuidados paliativos son la atención integral de las personas que tienen enfermedades crónicas incurables y que tienen síntomas que limitan la vida. O sea, es un cuidado integral porque no es sólo el tratamiento médico del dolor, por ejemplo, de la falta de aire, sino que también desde los cuidados paliativos se abordan cuestiones sociales, del área psicológica, trabajo social, enfermería, por eso siempre son cuidados interdisciplinarios. Hay médicas, enfermeras, trabajadores sociales especializadas en cuidados paliativos. En el Roffo hay voluntariado, hay personas que hacen reiki, cuencos tibetanos, acupuntura, trabajamos con cannabis. Es muy integral porque la gente que tiene dolor, falta de aire, angustia, donde siempre está presente la muerte y el temor a la muerte y al qué va a pasar después tiene que recibir una atención compleja que necesita de muchas disciplinas y son cuidados longitudinales. O sea, vemos todo el tiempo a esa persona y su familia, o su entorno, hasta que fallece.