Milei estafa, endeuda y ajusta. La democracia, la Constitución, el Estado, la matriz productiva del país y los derechos sociales, laborales y culturales son avasallados, desplegando un discurso y acciones políticas en pos de aplicar el plan económico de los prestamistas de Wall Street, la burguesía local y la ultra derecha. No ceja en su convicción de despojar a la sociedad de valores solidarios y democráticos. Tras los gritos y violencias, subyace el dogma thatcheriano: “la sociedad no existe, existe el individuo”, por lo tanto hay que machacar sobre el sentido común, con la idea de que no hay alternativa al capitalismo de mercado. Sin embargo, trágicamente la realidad vuelve a marcar que sin Estado no hay sociedad, desnudando la demagogia mileísta. En diciembre de 2023, Milei, aún no erosionado por la cripto estafa y su ataque a las conquistas sociales, exhibió como un atributo positivo la negativa de ayudar financieramente a la Bahía Blanca azotada por un tornado. Se trató de un acto de propaganda que acompañaba a su eslogan “no hay plata”. Ahora, ante la catastrófica inundación con su secuela de muertos, evacuados y pérdidas de bienes materiales e infraestructura urbana, no se animó a provocar con el “no hay plata” (frase que supo estamparse en las remeras de sus simpatizantes).
Se le suma el apagón en el AMBA, que vuelve a desnudar la falsedad sobre “la necesidad” de los tarifazos para que las inversiones mejoren el pésimo servicio que prestan las empresas privadas que concesionan nuestros servicios públicos. Recordemos que con Macri, las tarifas de luz subieron un 3.500% y con Milei un 400%, ¿a dónde fue a parar ese dinero? El servicio no mejoró, sin embargo, siguen insistiendo con la letanía de que un servicio crítico como el eléctrico es mejor que lo presten empresas privadas que públicas, a pesar de un fracaso que ya lleva más de 30 años desde su concesión. En la Ciudad de Buenos Aires, el apagón generó una dramática escena hollywoodense: caos peatonal, de transporte y en los lugares de trabajo. Pero además, el ajuste en la Argentina de Milei es selectivo: los tarifazos de luz fueron mayores en los hogares de los sectores bajos y medios (235% y 459% respectivamente); que en los altos, que fue sólo del 97%. Clasismo puro contra pobres y clases medias.
Marzo viene con un 8M crecido y la expectativa de siempre del 24 de Marzo. En una Argentina cada vez más empobrecida, el autoritarismo se propone avanzar, inclusive justificando la represión a los jubilados de los miércoles, aunque la militancia de los mayores se multiplica los sábados en las esquinas porteñas con la consecuente y abnegada presencia de “los jubilados en defensa propia”.
La estafa es política, cultural y moral. El gobierno que usa con pertinacia la palabra libertad, se burla de la Constitución aumentando nuestra deuda impagable con el FMI, a los efectos de sostener una política monetaria inverosímil y seguir embaucando al pueblo con el supuesto “éxito de su modelo” para bajar la inflación y así pasar las elecciones de medio término sosteniendo el plan maestro del establishment y del FMI: las reformas “verdaderas”, laboral, tributaria y previsional. El presidente aspira a que el Fondo le financie su campaña electoral otorgándole aire para sostener el tipo de cambio, artificialmente atrasado, a pesar de la reforma de diciembre del 2024 del 118%. Se repetiría la apuesta electoral acompañada por Trump, que dejó a nuestro país sobreendeudado acentuando la dependencia y las “condicionalidades” del organismo internacional.
Ahora la vocera del FMI J. Kozack habla del “ownership”, o sea que el gobierno asuma la responsabilidad del pacto, pero como no puede ser igual al de M. Macri, necesita “algo” del Congreso. No importaría mucho si es ley o si es decreto, ya que según la vocera se trata de una “cuestión de derecho interno”, soslayando la obligatoriedad legal de la aprobación legislativa. Eso sí, la gran estafa sigue, Kozack no olvidó reiterar que aún se necesitan adoptar medidas fiscales, monetarias y cambiarias “consistentes”. En criollo, la gran casa financiera del capitalismo global apoya la sagrada condición, ahora con el grato nombre del “ajuste más grande de la historia”.
Enardecido con el experimento del DNU como vértice de su accionar político antidemocrático, Milei se propone que el Parlamento lo apruebe a libro cerrado, aceptando una rendición incondicional a sus deseos y arbitrios. La Ley de Fortalecimiento de Sustentabilidad de la Deuda Pública expresa claramente que “todo programa de financiamiento u operación de crédito público realizados con el FMI, así como cualquier ampliación de los montos de esos programas u operaciones, requerirá de una ley del Honorable Congreso de la Nación que lo apruebe expresamente”. Más claro imposible: una ley del Congreso, no un DNU del Ejecutivo. Vale la pena recordar, marcando una diferencia fundamental en tanto calidad democrática, que cuando el Frente de Todos tuvo que renegociar la deuda tomada por Macri con el Fondo, a los efectos de evitar que el país entre en default, respetó el sistema democrático, aun a costa de una controversia interna.
Además de los oprobiosos vetos a la recomposición presupuestaria de las universidades públicas nacionales y a los haberes jubilatorios, a la lista antidemocrática de decretos habría que agregar la imposición de un juez Supremo por decreto, numerario del Opus Dei, solo reivindicado por la vicepresidenta Villarruel, declarada defensora de Videla; que lo presenta como un “constitucionalista de fuste”.
El gobierno de Milei se desliza hacia un estado de excepción, liderado por un presidente omnímodo, un poder judicial inmoral y desprestigiado, y mutilando al Congreso, ponderado como “el nido de ratas”; castrando su función constitucional como poder democrático.
Se vienen tiempos electorales. El pueblo y sus organizaciones políticas, sindicales, sociales y culturales deberá afrontar el reto de conformar una fuerza tan amplia como programática, que vuelva a ofrecer un horizonte distinto, otro proyecto popular y progresista para el futuro que deberá nutrirse más que nunca de las reservas y tradiciones históricas democráticas, revalorizando el sentido militante de los partidos políticos y las organizaciones del pueblo.
* Secretario General del Partido Solidario. Director del Centro Cultural de la Cooperación “Floreal Gorini”