Crecieron en paralelo. Casi sin darse cuenta, compartieron mucho más que escenarios: desde sus inicios previos a la pandemia hasta consolidarse en la escena actual, Buenos Vampiros y Mujer Cebra apostaron por un sonido crudo y honesto, anclado en la emoción y en la catarsis, lejos de las etiquetas rígidas como el postpunk o el pospunkdemia, categorías que aún hoy resisten. Tampoco vienen a "salvar el rock" ni a renovar el under. Vienen a hacer música.

Para Ignacio Perrota, de la banda marplatense Buenos Vampiros, y Santiago Rocca, del trío porteño Mujer Cebra, el arte deja de ser auténtico cuando debe encajar en definiciones impuestas o en fórmulas que buscan satisfacer demandas externas: el sentimiento genuino, ese que "atraviesa el corazón", es la única brújula posible. "El arte se empieza a poner más choto cuando hay que explicarlo tanto", señala el líder de Mujer Cebra, en esta conversación tripartita con el NO.

Este viernes 14/3, los dos proyectos se presentarán en tándem en la Ciudad Cultural Konex. No es casualidad ni un simple guiño de programación: entre ambos hay más que admiración mutua, nombres oximorónicos y otras similitudes. Hay una retroalimentación y una complicidad construida sobre la música, los trabajos y las noches: conversaciones eternas después de los shows, reflexiones sobre una industria cada vez más plástica, búsquedas interminables de autenticidad. Y un deseo compartido de hacer lo que quieren, sin relatos ni pretensiones. Sin filtros. Y, sobre todo, sin salvadores.

  • ¿Qué historias quieren contar con su música?
  • Ignacio: Yo no quiero contar ninguna historia, sino simplemente descargar lo que tengo dentro. Y creo que las pibas también. Nada de inventar cosas, sino lo que uno siente, nada más. Sacar de adentro las emociones, canalizarlas, una catarsis. Al menos lo que hicimos hasta ahora es así: pura catarsis.
  • Santiago: En eso creo que coincidimos un poco. Antes de conocerlos a los chicos y de toda esta movida, lo que estaba pasando era como una cuestión quizás un poco más armada desde lo visual, como un relato y una secuencia más de márketing. Y creo que la pandemia tuvo esa cosa de mirar para adentro. Nosotros ya andábamos en esa, y los Vampis ni hablar, que ya habían sacado música. Creo que la música es un medio de expresión. El arte, para mí, se empieza a poner más choto cuando hay que explicarlo tanto. Creo que lo más lindo es la cuestión emocional, y si empieza a pasar demasiado por la cabeza, se empieza a poner chato, medio plástico. Lo pensás mucho y ya no lo estás sintiendo tanto.

  • ¿Qué tan importante es para ustedes que su música tenga un impacto emocional en quienes los escuchan?
  • Santiago: Creo que es todo, sin que sea una cuestión de qué esperar del otro. Si uno piensa o hace la música desde la emoción propia, me parece que en el otro lado genera lo mismo. Es más una pregunta que una respuesta que uno se hace. Y cada uno encuentra la respuesta que quiere. Me gusta cuando me pasa eso. A mí Buenos Vampiros me entró por ahí, también. Me gusta que me llegue como una pregunta, como algo que te atraviesa el corazón.
  • Ignacio: Coincido con Santi, plenamente. Uno no hace música para generar impacto en el otro, la hace porque le nace. Estamos haciendo arte. No importa si al otro le llega o no. Si vos lo sentís, creo que ése es el camino. Después, si el otro lo siente o no, es otro tema.

  • ¿Hay retroalimentación entre ambas bandas?
  • Ignacio: Sí, es de forma inconsciente y consciente también. Siempre volvemos a lo mismo: pasa el tiempo y el viento te amontona con la gente que está haciendo un camino parecido, aunque sea medio espiritual. Musicalmente, te vas peloteando con la gente que la siente como vos. Y nos vamos inspirando y manijeando. Así fue desde que nos conocimos. Nos unimos, y no solo entre nosotros, sino también con otras bandas.
  • Santiago: Sí, eso lo hablamos hace poco. En el mundo del arte también hay mucha gente medio rosqueada de ego. Es muy lindo tener gente cerca que tiene la mejor, que se pone contenta cuando te va bien, que quiere que gires, que saques algo nuevo y lo están esperando. Y eso es algo que también cuidamos nosotros, lo charlamos y lo cuidamos.

  • ¿Qué cosas de la otra banda los inspira?
  • Santiago: A mí me encanta escuchar su música y manijear. El nuevo de Buenos Vampiros es un disco que esperé. Espero la música de los pibes y siempre me pone bien, nunca me defrauda. Es muy divertido ver una banda que está más o menos a la par, en el sentido de que estamos en los mismos momentos, y cómo se va desarrollando. Es lindo porque lo vivís como amigo y también como colega.
  • Ignacio: Es como ver crecer a un amigo. Aunque estemos en otra ciudad, es todo. Y siempre es hermoso volver a encontrarnos. La otra vez nos quedamos hasta tardísimo charlando cosas que ya habíamos hablado veinte veces, ¿entendés?

  • ¿De qué cosas hablan hasta el cansancio?
  • Ignacio: Experiencias. Experiencias en el ambiente y después cosas de nuestras vidas, cosas profundas que uno siente. No sé, también somos humanos y a veces uno se desmorona emocionalmente. Entonces, llega el momento en que estamos cara a cara y nos aconsejamos y escuchamos. También es muy difícil porque en un momento tenés que bajar. Estás tocando, tocando, tocando, y de repente el corazón te va a mil por hora. Entonces, es muy importante decir: "Che, amigo, ¿vos cómo estás?".
  • ¿Cómo veían la escena en ese momento? ¿Qué cambió desde entonces?
  • Santiago: Al principio de la pandemia, para mí fue como un mundo nuevo, porque acá no había una escena alternativa muy clara. No sé cómo sería en Mar del Plata, nunca les pregunté a los pibes. En Buenos Aires sabía que había toda una movida, pero la sentía distinta. Con la vuelta fue como eso: había cosas que tal vez no te llegaban y de repente tuvieron lugar, aparecieron lugares para tocar en Buenos Aires que estuvieron buenos, y se armó una movida con un montón de gente. Para mí fue como otro mundo que se abrió.
  • Ignacio: En Mar del Plata empezamos a tocar y a veces éramos 20, 25 personas en un centro cultural, y siempre los mismos. Hasta que en un momento, antes de la pandemia, no sé qué pasó, pero empezamos a cambiar la mentalidad y dijimos: "No, pará. Vamos a tocar todos con todos, no hagamos hardcore solo con hardcore". Empezamos a unirnos. En Mar del Plata tocábamos todos los fines de semana. Pero fue recién después de la pandemia que hubo un recambio generacional. Ya había una escena antes, no se puede negar, pero no tenía tanta visibilidad. La pandemia hizo que alguien empezara a sacar fotos, a subir registros de las fechas. No es que la movida no existiera, sino que costó hacerla visible. Y hoy en día, Mar del Plata sigue creciendo. Siguen apareciendo bandas nuevas, es una locura. Todos los fines de semana debutan bandas nuevas, es una locura.

  • Cuando aparecieron, ambas bandas fueron rápidamente catalogadas como postpunk o pospunkdemia. ¿Reniegan de estas etiquetas?
  • Santiago: Al principio renegamos mucho. Nos daba miedo que la etiqueta de postpunk nos acercara a algo medio rock vieja escuela. Como esa cosa más encasilladora que te va acorazando, te etiqueta y siento que te termina aprisionando. Nosotros queríamos hacer lo que se nos cante el orto. Juntamos muchas cosas que nos gustan. Igual lo entiendo: nuestro segundo disco tiene una cosa punk y una cosa post. Me gusta y me siento cómodo ahí, pero ya veíamos que se estaba armando una narrativa medio jodida, como "la nueva movida que viene a revivir el rock". Y esa visión nunca le hace bien a la música. Es como si armaran un discurso para que los de antes digan: "Sí, volvió el rock". Y en realidad, hay un montón de cosas lindas pasando. Después, con el sonido también queremos romper con ciertas cosas. A mí no me interesa que sea rockero, me interesa que tenga guitarras, me interesa que tenga el corazón bien puesto. El resto no me importa. No necesito que sea algo "de rock", no quiero volver para atrás.

  • ¿Por qué esa visión no le hace bien a la música?
  • Santiago: Creo que el rock tiene muchos vicios. En vez de liberarte, te aprisiona más. Es la típica mentalidad de "metalero viejo" que ya no puede escuchar nada porque solo lo que a él le gusta es lo que está bien. Nuestra idea era romper con eso, no me va ese discurso. Me parece poco inteligente. Incluso eso después te vuelve como un tiro en el pie, cuando quisiste hacer otra cosa, te salió el tiro por la culata. Queríamos evitar eso porque sabíamos que no queríamos que nuestro disco siguiente fuera igual al anterior. Al contrario, queremos ver hasta dónde podemos cambiarlo.
  • Ignacio: Claro, es como limitarse. Por eso también a mí la etiqueta me rompe las pelotas, es como la necesidad de encasillar todo. No, loco, es música, hermano. Si te atraviesa, te atraviesa, ¿entendés? Pero tampoco me hago el boludo. Yo escucho de todo. A la hora de tocar, a la hora de componer con la banda, tenemos nuestros recursos, nuestra zona, pero también está bueno no limitarse. No decir "yo hago este género y tiene que salir industrial". ¿Por qué? Si después estás en tu casa solo, agarrás la criolla y sos un dulce de leche. ¿Entendés?
  • Santiago: Y ni hablar de eso de "salvar el rock". Ni hablar. Nosotros no nos subimos a ésa. Yo no vengo a salvar nada, amigo. Más allá de que, encima, para nosotros hubiese sido mucho más fácil agarrar eso. Es una etiqueta de márketing que, si la favorecés, te suma. Pero al contrario, ahí es donde nos alineamos con la idea de que nos chupe un huevo. Queremos hacer lo que nos gusta y lo que nos conmueve. Ahí está nuestra verdadera libertad.
  • A medida que sus bandas van creciendo, ¿cómo manejan la tensión entre hacer algo puramente auténtico, algo que tienen ganas de hacer, y las demandas de la escena o del mercado?
  • Ignacio: No pensamos en eso. Ahora estamos terminando de hablar del tercer disco y ni nos preguntamos qué necesita el mercado, qué está haciendo la industria… No, simplemente fluimos. Ser reales con lo que nos gusta, con el tipo de arte que nos gusta, con el tipo de cine que nos gusta, con el tipo de fotos que nos gustan, con el tipo de sonido que nos gusta.
  • Santiago: Pienso lo mismo. Creo que sería imposible estar con la brújula puesta en eso, sería mucho más agotador. También creo que las etiquetas que te ponen te van marcando un camino. Por eso queríamos romper con eso desde antes. Las dos bandas sacamos música sin pretensiones comerciales. No era algo que estuviera sonando en ese momento. Entonces, nunca tuvo esa pretensión de encajar. Pero bueno, creo que uno va incorporando sin querer ese vicio de saber qué funcionó de lo que sacó antes. Y estamos atentos a que eso no se convierta en un vicio.

  • Salió mucho la palabra "autenticidad". ¿Qué es lo más importante para cada una de sus bandas hoy y mirando hacia adelante?
  • Santiago: Creo que estamos tratando de mirar hacia adelante y de sacarnos algunos vicios más lindos, pero que nos pegaron. Como esas etiquetas. Estamos tratando de ser fieles a lo que necesitamos escuchar. Incluso no solo en la música, sino en nosotros. Ese es nuestro camino. Cuando te empieza a ir un poco mejor, tiene cosas lindas y otras que te van comiendo. A mí eso me suele meter más para adentro. Pero ahora siento que estoy llegando a un momento más cómodo, y eso me gusta creativamente. Estoy acumulando data, pudiendo encontrar nuevas voces para cantar lo que pasa adentro.
  • Ignacio: Nosotros sacamos el disco el año pasado, así que estamos disfrutando el momento. Tratando también de respirar un poco. Es medio lo que digo siempre, pero creo que es fundamental: respirar y agradecer todo lo que pasa. Porque no es para nada poco. Entonces, tranquilos, disfrutando y presentando el último disco que sacamos. Iru y yo, personalmente, componiendo. Así que si todo sale bien, quién dice que sacamos nueva música.

  • ¿Ven una colaboración como posibilidad?
  • Santiago: Sí, sí, sí. Lo hemos charlado. Nos hemos invitado mutuamente. Tarde o temprano lo vamos a hacer.
  • Ignacio: Sí. Santi va a tocar un tema con nosotros el viernes. Nos gusta compartir esos momentos. Al menos desde nuestra perspectiva, en nuestra cabeza, esos momentos quedan épicos en el escenario. Pero a mí me encantaría colaborar. A Santi lo admiro mucho, me encanta cómo toca la guitarra. Y es amigo. Eso es lo más lindo de todo.
  • Santiago: La verdad, lo único que nos separa es que vivimos en lugares distintos. Pero siempre es algo que está ahí. Es algo que va a pasar: sólo falta tiempo. Y no hay que forzar nada, porque a veces las cosas se van dando solas. Y es lo mejor que sea así.


  • Encontrá más notas del NO acá, o suscribite acá abajo ↓ para recibir gratis en tu email todos los artículos, la agenda de shows, música nueva y nuestros recomendados.