El encuentro de Clara Cantore con los escenarios, es vivido por la artista cordobesa como un vínculo necesario para el reencuentro consigo misma. Por ese sendero transita hoy la música de Cantore, quien visita Rosario para la conclusión de su LatinoAmérica Tour. En compañía de su bajo y voz, Clara Cantore presentará El Tao de la Música, este domingo a las 20 en Refi (Vélez Sarsfield 641), donde relatará sobre su vida en España -donde reside desde 2023- junto a algunas canciones de su próximo disco.

Formada en distintos instrumentos, la elección del bajo aparece como un paso distintivo en la trayectoria de Cantore. Una elección curiosa y notable: la música surge de una manera tan rítmica como, se diría, difícil de escuchar en este instrumento. “El bajo no es un instrumento que toque hace tanto, yo me crié con la guitarra y toqué el violín. El bajo no es algo que haya venido de fábrica, sino una construcción que vengo haciendo. Y una construcción dedicada también a simplificar. Para el bajo uno tiene que sacar notas, para quedarse con la base, la estructura. Y eso es producto de una búsqueda interna, que se fue reflejando en el idioma que he ido desarrollando con este instrumento. Un bajo que, además, hicieron especialmente para mí, porque tiene cinco cuerdas; la afinación con la que lo uso está más cerca de la guitarra, y la quinta cuerda es más aguda, cuando normalmente suele ser más grave. Eso hace que sea un instrumento pensado en gran medida para mí, y con el que he podido ir armando un lenguaje”, comenta a Rosario/12.

-Por lo que decís, te fuiste encontrando con el bajo pero también con un lugar muy íntimo; lo digo por la característica misma del espectáculo que traés.

-Sí, es interesante; el concierto es un concierto de temas que toco sola, pero en la segunda mitad, empiezo a cantar clásicos y suben invitados. Claro, los invitados empiezan a traer otras músicas, otras armonías, otra energía, y algo que arranca muy íntimo, termina teniendo una magia y una explosión en el final que es bien interesante de ver. Además, es siempre muy único en cada lugar.

-Te hago una pregunta retórica, ¿por qué El Tao de la Música?

-“Tao de la música” es el camino de la música. Hace como desde el 2020 que yo no me dedico a mi música, que no me dedico a salir, a girar. Ésta es la primera gira grande que hago, después de comienzos de 2020. Desde hace un tiempo, estuve trabajando en un proyecto de intersección entre música y ciencia, y El Tao de la Música es volver a cultivar mi camino individual. Siento que en estos años he estado trabajando mucho en el colectivo y ahora estoy volviendo a recorrer mi propio camino musical.

-En ese camino musical, ¿qué notaste te fue llevando a reencontrarte con vos misma?

-Al comienzo de 2020 tuve una crisis muy potente sobre el sentido de la música, entendiendo a la música como eso que se hace en el escenario y nada más. Y necesité buscar otras formas de usar la música, para traccionar comunidad y para traccionar proyectos comunitarios. Ahora siento que es como una vuelta a la espiral, volver a mi música, pero con todo ese camino recorrido y con muchos proyectos de los cuales formo parte. Con la conciencia de que tengo que ocupar mi espacio, y mi lugar es haciendo música y creando equipos a partir de hacer música. Siento que es ése el camino que he venido haciendo.

-En cuanto a rítmicas, géneros o músicas, ¿es algo que de alguna manera te proponés o dejás que surjan a partir de lo que te va ocurriendo?

-La música que toco es la síntesis de todo lo que voy escuchando cuando camino, cuando ando por la vida. Viajar de la mano de la música es irme nutriendo de otros folclores, y tengo la bendición de haberme criado con un padre que me enseñó, de cría, a hablar folclores; entonces, me puedo vincular con otros folclores. Y todo eso va impregnando mi música. O sea, soy un ser que desde que nació es muy sensible a lo que escucha, y rápidamente lo incorpora y lo hace parte de su música. La rítmica o lo que sucede con mi música no es ni más ni menos que el producto de la vida que voy teniendo, de las músicas que voy conociendo y de las experiencias; además, tengo la bendición de que por donde voy siempre me encuentro con músicos muy talentosos, que comparten conmigo. Soy como una esponjita que va abrevando, y este último año, viviendo en España, ha sido un volver a las raíces de mi familia, a las raíces culturales que tenemos con España, que van imprimiéndole a mi música rítmicas, armonías, temáticas.

-Ese reencuentro con vos misma se puede compartir, y vos tenés el don de hacerlo.

-Sí, tengo la bendición de tener la música y de poder andar por el mundo de su mano, porque al final también voy aprendiendo a seguir el camino que la música propone, antes que el que mi mente se imaginó. A veces, uno encara la profesión o las ganas de hacer música imaginándose cosas relacionadas con los referentes que uno tiene, o porque uno se imagina que va a salir a hacer música en estadios y en grandes lugares; pero al final, si uno aprende a escuchar la música propia, empieza a aparecer el camino, que se abre claramente, para que uno se vaya nutriendo y vaya haciendo música. En este momento, volver a Latinoamérica, estar caminando esta tierra y después de verla transformarse desde afuera, me resulta un gran termómetro en la música, porque puedo ir escuchando lo que está pasando en la tierra y en las comunidades. Siento que el arte tiene una misión bien interesante en este momento, en este tiempo.

-En cuanto a tu vínculo con el saber científico, ¿hay algún proyecto? (Cantore es presidenta de la Fundación por la Ciencia, dedicada a articular nuevos lenguajes a partir del arte y la ciencia).

-En este momento estoy almorzando con un amigo científico (risas), y estamos diseñando varias cosas para este año. Estamos trabajando con Raíces, la red de científicos argentinos por el mundo, que nuclea a las redes de científicos argentinos de cada país. Con ellos estamos pensando en un proyecto de podcasts para este año, pero no puedo dar muchas más precisiones.

Sobre su presentación en la ciudad, Cantore dice sentir a Rosario como “una tierra con tradición de trovadores, cantautores y músicos muy potentes, que siempre me han recibido muy bien. Cerrar la gira en Rosario es bastante simbólico y me hace muy feliz, porque me permite agradecerle a esa comunidad, que me vuelve a recibir”.