El gobierno se encuentra en una encrucijada. Se empecinó en mantener el dólar oficial virtualmente quieto para evitar que se aceleren los precios. Sin embargo, la inflación muestra reticencia a bajar y en paralelo la expectativa de devaluación va en aumento.

El mercado empieza a estimar que el tipo de cambio oficial subirá en los últimos meses de este año a un ritmo tres veces más rápido de lo que asegura el equipo económico. El acuerdo con el Fondo aún no se cerró y la semana pasada el Banco Central llegó a vender en el mercado de cambios un récord diario de 470 millones de dólares.

Los beneficios de absorber pesos del mercado, fijar la base monetaria y garantizar superávit fiscal pasaron a un segundo plano. La agenda de los economistas, de los consultores y de los inversores de la city porteña está puesta en la evolución de las reservas internacionales. La autoridad monetaria tiene reservas negativas en términos netos por casi 6 mil millones de dólares. La falta de divisas vuelve a ser el gran talón de Aquiles de la Argentina.

Incertidumbre

La incertidumbre cambiaria empieza a crecer en las últimas semanas y son cada vez más los que especulan con la posibilidad de una devaluación durante la segunda parte de este año. Por lo pronto, en el mercado apuestan que en el último trimestre de este año el tipo de cambio oficial se moverá más rápido de lo que pretende el gobierno. En lugar de ser al 1 por ciento, se empieza a estimar una corrección mensual del 3 por ciento.

"El mercado salió en busca de cobertura cambiaria ante la expectativa de viraje hacia un esquema cambiario menos rígido, de manera posterior a las elecciones. Esto se ve reflejado en las tasas implícitas (en las operaciones de dólar futuro), que alcanzaron el 3 por ciento promedio para el último tramo del año", señaló la consultora EcoGo en uno de sus últimos informes.

En la city porteña son varios los documentos que circularon en los últimos días alertando de posibles conflictos cambiarios. “El ministro de Economía repite que no hay pesos para alimentar una corrida”, dijeron en la consultora 1816. Para agregar que “es cierto que la base monetaria es de apenas el 4 por ciento del PIB. Pero el stock total de pesos de la economía M4 privado (sumando el agregado M3 y la deuda en pesos del Tesoro en manos privadas no bancarias) se ubica en el equivalente a 127 mil millones de dólares”.

La economía tiene una masa enorme de pesos que podrían alimentar una corrida. El stock total de pesos era equivalente a 50 mil millones de dólares en noviembre de 2023 (medido al contado con liquidación). “El agregado M4 creció porque el peso se fortaleció, pero si por cualquier motivo en el futuro las expectativas se deterioran, esto implica que habría más stocks en moneda local que tendría la capacidad de desarmarse”.

Las expectativas de devaluación van en aumento y el gobierno tiene cada vez más dificultades para convencer al mercado que el dólar oficial terminará este año por debajo de los 1200 pesos. El equipo económico tiene un problema que es evidente: se aferra al ancla cambiaria para intentar contener la inflación pero la estrategia pierde efecto en la medida que se espera un salto del dólar debido a la dificultad para acumular reservas internacionales.

La inflación de febrero empieza a dar pistas de las tensiones en puerta. El último informe del Indec calculó que los precios minoristas subieron a una tasa del 2,4 por ciento y superaron al 2,2 por ciento de enero. La inflación se aceleró a pesar que el gobierno sigue recortando el gasto, las cuentas del sector público tienen superávit y el Banco Central frenó la emisión de pesos. ¿El rojo de la cuenta corriente, las reservas negativas y la percepción del tipo de cambio ultra apreciado comenzaron a presionar los precios?