Este viernes y sábado las puertas del Espacio Memoria ex ESMA estuvieron abiertas para recibir al público en el marco de la 1° Feria del Libro de Derechos Humanos, que contó con la participación de más de 60 editoriales e instituciones y actividades para toda la familia. En las escalinatas del ingreso al Edificio Cuatro Columnas estaba montada la mesa de RADAR Intersindical de Cultura, un espacio de intercambio y articulación que pone en valor la producción cultural del movimiento obrero. Por la mesa pasaron varios participantes, entre ellos Jorge Carlos Torres, ex estudiante de la Marina que fue testigo de los horrores perpetrados por los militares en la ex ESMA y quien declaró ante la CONADEP.
"Un día encontramos un feto en una bolsa de nylon. Nos asustamos y le comentamos la situación al capellán Sosa. Él nos dijo: 'No digan nada y váyanse de acá'. Eso después lo conectaron con las torturas a mujeres embarazadas en la ESMA", recuerda Torres, y narró algunos detalles sobre una ronda de patrulla en la que encontraron a un suboficial bastante asustado al que sus superiores le habían dicho 'vamos a hacer un asadito' en referencia a la quema de cadáveres en el campo de deportes del predio. "Yo quería hablar. A mí me cagaron. Entré acá para ser marinero y me encontré con un campo de concentración", dijo.
Esta era una de las postales que ofrecía la Feria: grupos de trabajadores, pensadores, escritores y activistas haciendo memoria para que los hechos de la última dictadura no vuelvan a ocurrir nunca más. Al entrar al Pabellón Central, sin embargo, era notable el contraste con esos relatos del pasado: el lugar que antes estuvo signado por el horror y la muerte hoy pudo ser reconvertido en un espacio que aloja los valores opuestos al programa de la dictadura gracias al trabajo de las organizaciones de derechos humanos. El Edificio se llenó de libros, pensamiento, ficciones, juegos, fanzines, charlas, talleres, lecturas colectivas e intercambios virtuosos; es decir, se llenó de vida.
Adrián Dubinsky, uno de los coordinadores del evento, explica que la idea central desde la organización fue pensar la Feria por fuera del foro de los derechos humanos: "No queríamos que fuera un espacio de ciencias sociales, queríamos pensarlo desde la literatura. En este lugar con una carga simbólica tan particular y una carga semántica tan densa, pensamos en no hablar solamente de delitos de lesa humanidad sino de los derechos humanos hoy: derecho a la comida, a la salud, a la vivienda, al ocio, a la cultura. ¿Cómo podemos empujar los márgenes para pensar cada vez más cosas como un derecho humano? Hoy el derecho a la lectura quizás no está considerado de esa forma y nosotros pensamos que sí".
Un ejemplo claro de ese intento por ampliar la perspectiva en materia de derechos humanos era la muestra de la fotógrafa Mónica Hasenberg, Democracia 40 años. Luchas, conquistas y asuntos pendientes, expuesta en las paredes del pabellón. Las imágenes de la artista dialogan con ese pasado desde las luchas actuales: había fotos del 8M y las Marchas del Orgullo, de asunciones presidenciales y ollas populares, de las marchas por la educación, de las luchas contra el gatillo fácil, la reforma previsional o el 2x1, de los reclamos por la aparición de Santiago Maldonado y de Abuelas y Madres de Plaza de Mayo en el 24M. El derecho a tener comida, trabajo, educación y vivienda, el derecho a la cultura, al ocio y al goce, el derecho a decidir sobre el propio cuerpo o el derecho a la protesta como derechos humanos esenciales.
Sellos como Fondo de Cultura Económica, Eudeba, Ediciones de la Flor, Biblos, Colihue, Corregidor, Siglo XXI, Prometeo, Sudamericana, Marea, Gourmet musical, Editorial Octubre y el diario Página/12 -en cuyo stand se acumularon las consultas sobre los múltiples materiales editados sobre la materia-, entre otros, auspiciaron Derechos en Letras. Una de las ventajas que ofrece el formato feria es que los lectores pueden encontrarse cara a cara con editores y libreros. Lorena Suárez, de Gourmet Musical, comentó a este diario: "Esta es una editorial que trabaja publicaciones desde la música en distintos momentos históricos pero sobre todo en dictadura. Hoy estamos acá, con nuestro puesto, muy expectantes de que el público se acerque".
En Gourmet destacaron tres publicaciones: una oferta para atravesar la crisis, un lanzamiento que aborda una etapa de la carrera musical de Charly (La Máquina de Hacer Pájaros. Charly, el rock progresivo y la dictadura, de Nicolás Igarzábal, quien participó de una charla el sábado) y un imprescindible en toda biblioteca: Satisfaction en la ESMA. Música y sonido durante la dictadura (Abel Gilbert). "Esta es una publicación que nos parece fundamental porque explica cómo se gestaron algunas canciones en dictadura y qué impacto tuvieron a nivel social y popular. La música es una expresión artística y está bueno abordar algunos momentos de la historia desde ahí; la música siempre acompaña porque es un lenguaje universal", subraya Suárez.
En el puesto de al lado está María Rosa, de ediciones IPS (del PTS-Frente de Izquierda), quien comenta: "Nos pareció muy interesante la propuesta porque nuestro catálogo toma la historia de la lucha de clases que, por lo general, no se cuenta en ningún lado desde la perspectiva revolucionaria. Empezamos a editar a Trotsky pero también tenemos historia argentina, varios títulos que toman el proceso de ascenso de la clase trabajadora desde el Cordobazo hasta el golpe y justamente destacamos un libro titulado La Córdoba revolucionaria (1969-1976), de Eduardo Castilla, que aborda uno de los eventos más importantes protagonizados por la clase trabajadora".
Al fondo del pabellón hay una zona de juegos. Un grupo de adolescentes explora mazos de cartas con títulos como Empoderadas, Típico Machirulo, Bardo y Olimpíadas de Palabras. Juan Alonso, estudiante de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, explica algunos detalles sobre su invención: "Una noche, junto a Nicolás Montaño y Alejandro Otero creamos este juego llamado Pasaron Cosas. El debate político es un tabú argentino, a veces no podemos discutir ideas con otros y acá lo llevamos por el lado humorístico para liberar opiniones. Hay partidos de izquierda y de derecha; el objetivo es ganar las elecciones. Hay cosas similares al TEG en las fichas de votantes y otras parecidas al Monopoly en relación al presupuesto. Pueden jugar participantes de distintas ideologías y creo que supimos plasmar esas cuestiones que forman parte de la idiosincracia política argentina: aparecen debates en torno a la edad de imputabilidad, el rol del FMI, las marchas o la promoción de campañas de género y lenguaje inclusivo, entre otras cosas".
Érica se acercó a la Feria con interés por los materiales históricos: "Vengo a buscar la historia, los recuerdos y las memorias de las personas que transitaron estos lugares, además de los escritores que aportan información muy necesaria en un momento como este", dice. "Es interesante seguir encontrando material sobre los derechos humanos, que tienen que ver con el cuidado de la cultura, de la gente, de las niñeces. Hoy todo eso está en riesgo. La gente está con mucho miedo de expresarse, no es que no lo quieran hacer pero expresarse y acompañar hoy implica ponerse en riesgo total. Creo que venimos a buscar eso por lo que se peleó durante tanto tiempo y no se tiene que perder: la memoria de un pueblo".