Desde Bahía Blanca

Esa primera noche tuvimos que usar las cortinas de la escuela para tapar a los abuelos porque no teníamos nada”, cuenta Roxana Díaz que coordina el centro de evacuados. No tenían abrigo, colchones ni frazadas para los casi 30 adultos mayores que esa madrugada habían perdido sus casas. Una semana después, un tercio de ellos todavía sigue en la Escuela 14 de Cerri porque no tienen familiares que limpien sus casas y esperan que el operativo de limpieza o los voluntarios lo hagan. “Fue terrible querer cruzar la calle y no poder porque te llevaba la corriente y escuchar a los abuelos que gritaban para que los saquen de las casas”, agrega R