"¡No nos han vencido!", grita Taty Almeida desde su silla de rueda, con su pañuelo blanco y una sonrisa pícara que se agranda cuando muestra su puño izquierdo cerrado hace un movimiento casi horizontal de atrás para adelante. Todos entienden el mensaje. Los que la acompañan ríen, aplauden, repiten el "no nos han vencido" y levantan sus manos, sus puños, sus dedos en V. Todos en comunión con la titular de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, que reaparece luego de una larga convalecencia para inaugurar la baldosa en homenaje a su hijo Alejandro, detenido desaparecido por el terrorismo de Estado. Está en Parque Chacabuco, frente al edificio donde ella vio crecer a sus tres hijos. Fue una reunión familiar porque Taty estuvo rodeada de sus otros dos hijos, "mis nietes y mis bisnietes". Pero también fue política porque se reivindicó la lucha de los 30.000 detenidos desaparecidos, se exigió memoria, verdad y justicia y, además, porque se realizó apenas tres días después de la brutal represión del gobierno nacional sobre los que intentaron ser solidarios con el reclamo de los jubilados.
Se podría decir que hasta la calle Dávila al 900 llegaron algo así como 303 personas. Las primeras 300 estuvieron acompañando a Taty. Las otras tres fueron los uniformados de la Policía de la Ciudad que llegaron un poco más tarde, tal vez alertados por el vecino que se quejó por el volumen del audio.
La baldosa, que preparan y colocan Barrios x Memoria y Justica y que promovió el Observatorio de Derechos Humanos de la Comuna 7, se iba a colocar el 17 de febrero pasado. La fecha coincidía con el cumpleaños de Alejandro, pero Taty se enfermó y se suspendió.
Por la enfermedad de Taty, Jorge, el mayor de los tres hermanos Almeida, viajó desde España a visitarla y, como lo reconoció, le permitió estar junto a su madre, hemana y demás familiares en este acto que iba a ser corto, veloz, para cuidar a Taty que todavía está convaleciente, pero que se extendió porque Taty así lo quiso.
La primera en hablar fue Fabiana, la menor, que recordó aquellos días de infancia en una calle Dávila que tenía hasta otro sentido del tránsito. Ahí jugaba con sus amigas a las escondidas y sufría, por así decirlo, las travesuras de sus hermanos varones: "Era otra vida, pero Alejandro se dio cuenta que había otras personas que sufrían, que la pasaban mal económicamente. El se dio cuenta de esa situación", dijo y se alegró que su hermano Jorge esté presente "así Ale nos ve a todos juntos, porque él anda revoloteando entre nosotros", dijo y a su lado todos ya estaban con los ojos enrojecidos de la emoción.
Jorge llegó al micrófono con la advertencia de que estaba muy emocionado. No era para menos. No solo estaba con su madre, su hermana y el resto de la familia, también había recibido abrazos de los cientos que ahí estaban. "Acá la pasamos bien", dijo... silencio... "¡pensar que en febrero cumplió 70!", agregó y se le entrecortó la voz. Luego reconoció que el acto es una caricia y que estaba muy emocionado porque "veo que tengo muchos hermanos. Los quiero mucho", afirmó y todos lo aplaudieron.
Luego hubo un pequeño momento de incertidumbre. Nadie sabía si Taty hablaría. En su silla de ruedas se la ve pequeña, pero engaña.
Y Taty tomó el micrófono: "Se imaginan la felicidad que tengo. ¡Estoy acá con mis tres hijos, porque Alejandro siempre está presente!", afirmó y les avisó a todos que estaba muy feliz y agradecida por la presencia "de todos mis compañeres que me demuestran todo su cariño". Su voz abrazaba a todos y todos la escuchaban en silencio. "Siento en mi piel el amor de todos y para todas las Madres porque todo ese cariño que me dan sé que es para el resto de las Madres", dijo emocionando a todos. Desde algunas casas seguían su discurso. Había jóvenes mirando con atención de algunas ventanas.
Ahí fue que pidió gritar fuerte por los 30.000 detenidos desaparecidos, presentes ahora y siempre. Todos la acompañaron, todos lloraron y, si bien los organizadores dijeron que una vez descubierta la baldosa Taty se retiraba, ella decidió quedarse y sacarse una foto con todos y todas.
Las otras voces
"Fue un acto emotivo para Taty y su familia. Hoy vimos el apoyo de un barrio a las políticas de memoria, verdad y justicia. Pero también se sintió el apoyo muy fuerte para ella, para que se recupere esta gran mujer que nos dio la historia política de la Argentina", dijo poco después Charly Pisoni de H.I.JO.S. quien comparte con Taty la conducción del programa “¿Qué me contás?” por AM 750.
Entre los presentes estuvo también Eduardo Tavani de la APDH. "Fue un acto de amor, pero también de unidad para enfrentar esta realidad tan atroz y que deberá expresarse el próximo 24 de marzo", aseguró. Entre los participantes estaba Adriana Taboada, psicóloga y hasta el viernes pasado la única integrante de peritos que quedaba en la Secretaría de Derechos Humanos. Destacó la idea de colocar estas baldosa, como la que recuerda a Alejandro Almeida, porque es una forma de contrarrestar "estos tiempos de negacionismo, donde se intentan destruir las políticas públicas vinculadas a la memoria, verdad y justicia".
Entre los dirigentes políticos que acompañaron a Taty estuvo el legislador de UxP, Matías Barroetaveña: "Como decía la convocatoria 'amor con amor se paga' y Taty merece todo nuestro amor. Verla a ella, madres y abuelas nos reafirma el compromiso para marchar este 24 pero también para acompañar a los jubilados el próximo miércoles que están resistiendo el mismo modelo económico de la dictadura que los 30.000 combatían", afirmó.
La exdiputada del FIT, Myriam Bregman, estuvo y destacó "el enorme trabajo que hacen los compañeros y compañeras que reconstruyen la memoria a través de la colocación de las baldosas en los lugares donde vivieron los detenidos desaparecidos, nos traen al presente su vida y su militancia. Los hermanos de Alejandro, los otros hijos de Taty, contaron sus juegos en el jardín, su infancia. Fue muy emotivo".
Cerca de ella estuvo la también legisladora de UxP, Victoria Montenegro, que destacó la importancia de mantener viva la memoria "pero en este tiempo se volvió imprescindible. Por eso valoramos mucho el esfuerzo de Taty para estar acá, por su hijo, por los 30.000 y que pueda recibir el abrazo de toda la militancia para ella es muy importante porque además juntamos fuerzas para el próximo 24 de marzo".
Si, como dijeron Taty y Fabiana, Alejandro estuvo revoloteando entre los participantes, su presencia se hizo más intensa cuando un maestro de la Unión de Trabajadores de la Educación cantó uno de sus poemas musicalizados: "Si la muerte me sorprende de esta forma tan amarga, pero honesta, si no me da tiempo a un último grito desesperado y sincero, dejaré el aliento el último aliento, para decir te quiero".