La parábola del hijo pródigo nunca fue el punto fuerte de The Rigtheous Gemstones (su cuarta temporada acaba de estrenarse por Max y HBO). Es decir, el padre sabe que sus herederos han pecado contra él, los ha perdonado una y otra vez, pero tampoco es que Eli (John Goodman) haya sido un padre perfecto. Todo lo contrario. La comedia con la firma de Danny McBride (Eastbound & Down y Vice Principals) sigue a unos exitosos evangelistas mediáticos mucho más cerca de Los Soprano o Succession que de la vida pastoral. Walton Goggins Megan Mullally, Seann William Scott, Stephen Dorff y hasta Bradley Cooper se pasean por este producto ajustado a las normas de la Nueva Comedia Americana.
El mandamás está semi retirado, bebiendo en un yate y penando por su viudez. Jesse (McBride) mantiene su rol como el desbocado primogénito que quiere asegurarse el mandato del ministerio bautista global. Su último invento es la capsula de oración, un espacio de rezo pago que la mayoría usa para masturbarse. Kelvin (Adam De Vine) se destaca como el vástago insoportable y Judy (Edi Patterson) es la hija resentida que completa el cuadro. Más allá de su crítica mordaz a la cultura sureña, de la exageración de sus ceremonias, lo mejor de la ficción aparece en sus instantáneas de caos y estupidez. A ver estos nueve últimos episodios, aleluya y dejar el diezmo.