Página/12 en Chile
Desde Concepción
Así como sucede en Lollapalooza Argentina, donde el ferrocarril de la Línea Mitre se tornó no sólo en la alternativa vial para los que no tienen auto sino también en coprotagonista silencioso del festival, la Línea 1 del Biotren el último fin de semana fue la opción del penquista para llegar o salir del Parque Bicentenario. Apenas Julieta Venegas acabó su actuación el domingo en el Festival REC, buena parte de la muchedumbre que asistió a la segunda y última fecha puso rumbo hacia la Estación Intermodal Concepción. Ya en esa instancia, el evento había coronado una edición exitosa, al menos en convocatoria. Junto con las 185 mil personas que dijeron presente ese día, la cita musical del Sur de Chile alcanzó la cifra récord global de 360 mil asistentes. O sea, alrededor de un tercio de la población de la ciudad.
Sin embargo, al festival acude público de diferentes partes del país. Incluso hubo delegación argentina, proveniente de lugares como Neuquén (está a unos 700 kilómetros de Concepción), a partir de la posibilidad de ver a artistas internacionales que de otra forma serían difíciles de apreciar. Y, lo mejor de todo, es que se pueden disfrutar de forma gratuita. Tal fue el caso de Garbage, que el domingo se encargó de bajar el telón de la décima versión del REC. Los liderados por Shirley Manson, que este martes 18 se presentan en Buenos Aires, en el estadio Obras Sanitarias, se dedicaron a repasar sus temas más conocidos. A pesar de que ya tienen un nuevo disco de estudio en puertas -Let All That We Imagine Be the Light, que saldrá el 30 de mayo- prefirieron guardar ese repertorio para su próxima gira por Sudamérica.
Al igual que la noche anterior con Los Tres, al grupo estadounidense le tocó el horario estelar y, por ende, el más largo de la jornada (1 hora y 30 minutos). También actuó en el escenario Entel, uno de los dos principales, junto al Santander. El show largó con el groovero y libidinoso “Queer”, de su álbum debut Garbage, que en agosto próximo celebrará 30 años de su salida (tiempos en los que Manson era “la colorada” del rock alternativo). Continuaron con otro de los temazos de ese disco, “Fix Me Now”, en el que las guitarras surfean sobre las bases electrónicas. La espuma de la efervescencia siguió in crescendo con otro clásico, pero de una década más tarde: “Sex Is Not the Enemy”, al que le siguió “The Men Who Rule the World”, inspirado en el estallido social chileno de 2019.
“Esto es demencial, es increíble”, dijo la frontwoman, a partir de la comunión que pactó con el público. El recital avanzó con la canchera “Wicked Ways”, escoltada por la melódica “Special”. Tras “Wolves”, le cantaron el cumpleaños al violero Steve Marker, con torta y velas en escena. Durante el show, la elocuente cantante invitó a las mujeres a seguir empoderándose y también se refirió al mundo de locos en que vivimos. Y en el medio aparecieron “#1 Crush”,” I Think I’m Paranoid” y “Stupid Girl”. Cuando todo parecía bajo control y el ambiente era una fiesta, Garbage salió para el bis. Sin embargo, mientras hacían “When I Grow Up”, el sonido hacia el público se cortó, sin que la banda entendiera lo que pasaba. Entonces el “No se escucha” cobró fuerza, lo que se tradujo en bronca e indignación colectiva.
A la que le salió todo de maravilla fue a Julieta Venegas. Inicialmente estaba programada para cerrar el Vans, el escenario más distante de los cuatro en los que se sostuvo la programación del evento. Pero a pocas horas del comienzo de los shows, la banda chilena de rock alternativo Lucybell, a cargo del cierre del escenario Santander, se bajó del festival. Es por eso que a la música mexicana le tocó ocupar ese lugar y vaya que aprovechó la oportunidad. A tal instancia que se anotó uno de los mejores momentos de esta edición. Se le vio jovial, armó un repertorio cargado de hits, invitó al músico santiaguino Gepe a cantar “Andar conmigo” y le devolvió la dedicatoria que le hizo en la jornada anterior Álvaro Henríquez, cantante y guitarrista de Los Tres (también su exesposo), mediante “Lento”. Hasta le hicieron llegar un regalo desde el público.
Otro de los recitales notables fue el de Inti Illimani Histórico, escisión de la legendaria banda de la canción protesta. A lo largo de su presentación, repasó un buen pedazo de su cancionero clásico, aunque el final se produjo con una revisita a uno de los himnos no sólo del movimiento de la Nueva Canción Chilena, sino también de la música latinoamericana y del proletariado en general: “El pueblo unido jamás será vencido”, firmada originalmente por Sergio Ortega y el grupo Quilapayún. Se trató de otro pasaje emocionante, en el que públicos de diferentes generaciones levantaron sus puños cada vez que se escuchaba la sentencia. Antes que anacrónico, por ser los músicos con más trayectoria de la grilla, el proyecto liderado por el charanguista Horacio Durán sonó muy vigente.
A diferencia del sábado, cuando el clima nublado tuvo impacto en la dinámica de la masa, el domingo mandó el sol. Lo que no cambió para nada fue la diversidad musical que caracteriza al festival. Si bien nació para dar cuenta de la importancia del rock en la cultura penquista (de lo que da fe el propio nombre del evento, cuyas iniciales significan “Rock en Conce”), y eso lo reflejó igualmente la exposición a cielo abierto acerca de la historia de ese movimiento en la ciudad que lindó con el Teatro Biobío, las dos fechas de este REC pusieron a dialogar a varios estilos musicales. Por ejemplo, el escenario Santander lo abrió una de las instituciones de la música popular y el folklore chileno, María Esther Zamora, en tanto que en el escenario Vans uno de los shows más esperados fue el del músico urbano nacional Yuri.
El toque mestizo lo puso Joe Vasconcellos y nadie se pudo resistir al baile, mientras que la cuota experimental la encararon los grupos trasandinos The Ganjas y Cómo Asesinar a Felipes, que se mandó un cierre con sabor al primer King Crimson. Los metaleros Loika levantaron el telón del Entel, y el pop rock de Nunca Vas a Saber hizo lo mismo en el Vans. El espacio de Julieta Venegas en ese tablado se lo dieron a la exhibición de batallas de freestyle del día anterior, a raíz de su éxito. La dosis de punk fue por cuenta de Pegotes, y la sorpresa volvió a estar presente en el hermoso Teatro Biobío, con el cruce de bolero y blues de Sebastián Orellana. Una vez que el REC se despidió hasta el 2026, el público se desplazó hacia la espectacular sala Casa de Salud y otros espacios de la ciudad. Y es que en “Conce” la música nunca para.