Tras una pelea que se extendió durante noventa y nueve días, los trabajadores de la empresa química Linde Praxair lograron la reincorporación de cinco de los diez trabajadores cesanteados en diciembre pasado.
El logro coincide con el principio del cambio de clima social que reflejan tanto la calle como las encuestas: del giro a la derecha y el consenso para la avanzada antisindical al hartazgo con el gobierno nacional y las consecuencias de su política económica.
En la última audiencia, que tuvo lugar el viernes pasado, la empresa que hasta entonces se mantenía intransigente debió ceder ante el riesgo de una nueva medida de fuerza que complicara aún más su situación frente a sus principales clientes.
"Ganamos porque por primera vez en la historia durante 24 horas en diciembre y 96 horas en febrero logramos parar los cinco establecimientos que tiene Linde Praxair en el conurbano bonaerense poniendo en jaque a la patronal y haciendo que grandes empresas tengan que frenar su producción por falta de gases", sostiene uno de los párrafos del documento con el que los trabajadores comunicaron la novedad.
Desde el principio, con la llegada de los telegramas, los trabajadores supieron que se trataba de una medida antisindical y un intento de persecución, porque los números desmentían cualquier situación de crisis que la empresa quisiera alegar. Por el contrario, al no haber solicitado ningún procedimiento preventivo, esa excusa quedaba descartada de plano.
En Linde Praxair hay una tradición de organización sindical horizontal, con delegados rotativos, que tiene ya dos décadas de historia, de la que Maximiliano Areco fue uno de sus principales protagonistas. "Eligieron quirúrgicamente a quién despedir", reflexiona el exdelegado y uno de los apuntados por la empresa.
"De los diez, había tres que no querían volver, de manera que el objetivo real eran siete reincorporaciones. Estuvimos muy cerca. El criterio para decidir quiénes volvían era primero la carga familiar y segundo la antigüedad. Siguiendo esa línea, yo debí ser el quinto reincorporado, pero la empresa tenía clarísimo que yo no, que ese era su límite", agrega.
A lo largo de estos meses calientes, los trabajadores recibieron el apoyo y la solidaridad de sus pares de otras fábricas de la zona norte que atraviesan situaciones similares, como la autopartista Pilkington de Munro y la fábrica de neumáticos FATE de San Fernando. También los curas en Opción por los Pobres celebraron misa en las puertas de la fábrica.
En ese marco, los cesanteados de Linde Praxair acompañaron también otros reclamos, entre ellos el de los jubilados, que cada miércoles enfrentan la represión de las fuerzas federales que conduce Patricia Bullrich. Estuvieron la semana pasada en el Congreso y es casi seguro que volverán mañana, cuando la movilización vuelva a reclamar por la suba de las jubilaciones y, esta vez, a repudiar la violencia ejercida durante la última marcha.
El conflicto
Linde Praxair, fruto de la fusión entre dos grandes empresas, una estadounidense y la otra alemana, es líder mundial en la actividad. Se trata de una multinacional con casa matriz en Connecticut, Estados Unidos, que provee oxígeno a la actividad sanitaria y todo tipo de gases a la industria, especialmente la automotriz.
Ante la novedad de los despidos de una decena de trabajadores, en diciembre, se dictó una conciliación que duró hasta el último día de enero. Concluido ese plazo, los trabajadores fueron nuevamente despedidos. En respuesta, una asamblea decidió parar las cinco plantas que la empresa posee en el país, en las localidades de Pacheco, Pilar, Avellaneda, Ensenada y Lanús. Esa medida continuó con un corte de ruta en el cruce de Panamericana y 197.
Areco, que trabajó en la planta entre 1999 y diciembre pasado, sostiene que, una vez consumados los despidos de los militantes sindicales, el objetivo era reducir la plantilla en un 25 por ciento. A la vez, la empresa amenaza con cerrar la planta si no lograba desprenderse de esos diez.
¿Continuará Linde Praxair con sus planes de achicamiento o se resignará por no haber logrado descabezar la oposición sindical? Es la pregunta que se hacen todos alrededor de la fábrica.
"Ganamos"
"Ganamos porque logramos una gran solidaridad nacional e internacional y una impresionante difusión de nuestro conflicto y de nuestros métodos de organización y de lucha que no son más que los métodos y formas de lucha que desarrolló el movimiento obrero a lo largo de su historia por lo que logramos el apoyo y la simpatía de vecinos y de las y los trabajadores de otras fábricas", sostiene otro fragmento del texto difundido por los trabajadores.
"Ganamos porque la patronal no pudo cumplir su objetivo que era destruir nuestra organización interna y nuestro método de organización y lucha para disciplinar a las y los trabajadores, borrar la memoria histórica de 20 años de organización en el lugar de trabajo y avanzar con un proceso de despidos permanentes, precarización y empeoramiento de las condiciones de trabajo", concluye.