En la previa de la manifestación del miércoles en apoyo a los jubilados, la Casa Rosada volvió a respaldar a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich. El lunes ella salió a defender, desde Balcarce 50, el accionar desmedido de las fuerzas de seguridad y también al gendarme de apellido Guerrero que, según distintos peritos científicos, fue quien le disparó en la cabeza al fotógrafo Pablo Grillo, quien se encuentra en estado crítico. Más allá de las pruebas que demuestran que el accionar del gendarme fue irregular, la titular de la cartera dijo que Guerrero "actuó de acuerdo a los protocolos de la gendarmería". Desde la Red Federal de Derechos Humanos, en tanto, pidieron a la jueza María Servini que ordene la preservación de la prueba sobre la represión de ese día y presentaron un Habeas Corpus para que se tomen medidas preventivas de cara a la próxima manifestación.

La excusa era la presentación de la ley "anti barra bravas", pero lo cierto es que el lunes por la tarde la ministra ingresó la Casa Rosada envalentonada, vestida de verde militar, y muy segura de que cuenta con el respaldo total del Presidente para acelerar en la escalada de violencia y el uso desmedido de las fuerzas de seguridad, con el objetivo de reprimir y amedrentar a todo aquel que quiera manifestar en contra del gobierno. Bullrich se subió a un estrado montado en el salón Malvinas y, frente al micrófono, empezó a desmentir las pruebas existentes: "las reconstrucciones que están haciendo no cumplen con los protocolos que tienen las fuerzas de seguridad. Los análisis que hacen no son rigurosos porque el disparo no fue directo a la cabeza. Eso no es verdad", dijo.

La ministra se refería a una investigación que hicieron los peritos científicos Willy Pregliasco y Martín Onetto con respaldo del CELS, Argra, el colectivo editorial Crisis, la Correpi y el Movimiento Nuestra América, entre otros, en el que, gracias a la recopilación de imágenes capturadas ese día, se pudo descubrir que quien efectuó el disparo que dejó a Grillo en estado crítico fue el cabo primero de la Gendarmería, de apellido Guerrero, que pertenece a la Unidad Móvil 6 de la fuerza. En el peritaje describieron que el disparo no rebotó en el suelo, sino que fue realizado en línea recta, y adjuntaron imágenes que lo demuestran.

"El disparo fue hecho de acuerdo con el protocolo que tiene la Gendarmería Nacional. En la página 407 dice que existe un mecanismo donde el efectivo debe ejecutarlo en forma oblicua hacia el suelo. Eso es lo que hace el miembro de las fuerzas de seguridad. Tuvimos dificultad en encontrar las imágenes porque había mucho humo, pero ese disparo no va a la cabeza. Rebota, una o dos veces, y luego atraviesa un cartel que estaba tirado en el piso. Lamentablemente esa desviación hace que le pegue sobre la cabeza", justificó Bullrich buscando desmentir la prueba. 

Durante la conferencia de prensa, sin embargo, un periodista le acercó a la ministra las fotos que muestran a Guerrero apuntando en línea recta, directo a la cabeza de Grillo y no hacia el suelo, y ella, con la evidencia en sus manos, expresó: "su análisis científico- pericial- forense no es correcto. No fue así y la Gendarmería Nacional, la policia federal y el centro de ciberseguridad están haciendo la reconstrucción para demostrar que se tiró de acuerdo a los protocolos". Cuando le consultaron si opinaba que la foto era falsa remarcó: "No es falsa. Lo que digo es que, cuando uno mira el disparo, tiene la lógica oblicua que dice el protocolo".

Desde el oficialismo se jactan de la represión que están preparando para el miércoles y señalan: "Va a haber sorpresas. Estamos preparados para lo que venga". Bullrich no quiso dar detalles del operativo, pero la semana pasada se reunió con las cúpulas de la fuerza de seguridad y de la SIDE para prepararlo. "No vamos a hablar del operativo porque es un tema que tiene que tener rigurosidad. No vamos a contar qué vamos a hacer para que los violentos sepan las estrategias", subrayó. Trascendió que se utilizarán las mismas armas y también se conoció un comunicado de la ANAC en el que dicen que, de ahora en más, está prohibido el uso de drones en Plaza de Mayo y en la Quinta de Olivos. Si bien aún no lo extendieron a la zona del Congreso, hay un claro interés del gobierno de dejar la menor cantidad posible de registro sobre lo que ocurre en las movilizaciones.

En otro tramo de la conferencia, Bullrich acusó a los organismos de derechos humanos y a quienes se manifestaron en contra de la represión de "dar vuelta la verdad". "Las fuerzas de seguridad durante largo rato estuvieron sin tirar un solo disparo", indicó y volvió a argumentar que en la marcha hubo "patoteros, barra bravas y violentos". Consultados por este medio, los funcionarios del ministerio de Seguridad no pudieron decir quiénes son los barra bravas que estuvieron en la marcha. No pudieron comprobar que ninguno de los detenidos lo sea.

Luego, la ministra intentó deslegitimar el derecho constitucional a la protesta y añadió que eso no implicaba "tirar piedras contra las fuerzas de seguridad, tener armas de fuego --como secuestramos--, e incendiar patrulleros". La titular de la cartera obvió mencionar las imágenes que registraron que ese día fueron los propios policías los que pateaban armas en el piso. Tampoco explicó qué hacía un patrullero con las puertas abiertas de par en par sobre Avenida de Mayo. "Cada vez que incendian algo, en vez de asumir que son los violentos, los barra bravas que no tienen más la plata de los comedores y de los planes sociales, dicen que es un infiltrado. Es el viejo truco", espetó.