El circuito cultural porteño tiene un calendario propio por el cual esta época del año es indisociable del Festival de Cine Independiente de Buenos Aires (Bafici para los amigxs). Su 26º edición lo encuentra como un evento que hace tiempo dejó de ser patrimonio exclusivo de cinéfilos de paladar negro. Por el contrario, en un contexto de motosierra nacional aplicada con particular fuerza a la industria audiovisual, el festival devino en “un espacio de resistencia de la cultura y el cine”, tal como señaló su director artístico, Javier Porta Fouz, al final de la presentación de la programación realizada este martes por la mañana en la Sala Lugones del Teatro San Martín. Esa misma senda discursiva pisó la Ministra de Cultura porteña, Gabriela Ricardes, cuando dijo que el Bafici “refleja años de trabajo en torno a una política pública que reafirma que la cultura es una inversión”. No vendría mal desatarlo definitivamente de los vientos de la coyuntura garantizando por ley su existencia.

Lo cierto es que la 26º edición del Bafici tomará la antorcha sumando un nuevo día: será entre el 1º y 13 de abril en trece salas de la zona céntrica, con el Teatro San Martín operando como punto nodal. Además de la Sala Lugones, el parque de exhibición estará integrado por dos pantallas del Centro Cultural San Martín, las cuatro del Cinépolis Houssay, las tres del Cine Arte Cacodelphia, una del Gaumont y, flamante incorporación, el Cine Teatro Presidente Alvear. Allí se llevarán adelante 641 funciones en las que se proyectarán casi 300 películas de todas las duraciones y provenientes de 44 países. El catálogo y la grilla de horarios ya están disponibles en Bafici.org, donde a partir del 26 de marzo podrán adquirirse las entradas. ¿El costo? 3000 pesos la general y 2000 para estudiantes y jubilados.

Como ocurre desde 1999, el cine argentino tendrá un rol central, con 116 películas (61 largos, dos mediometrajes y 53 cortos) distribuidas en todas y cada una de las secciones de una programación que no presentará modificaciones sustanciales respecto al año pasado. Se mantienen sus tres competencias (Internacional, Argentina, Vanguardia y género) y las habituales secciones paralelas (Noches Especiales, Baficito, Artes y oficios, Cine sobre cine, Comedias, Familias, Hacerse grande, Lugares, Música, Óperas primas, Nocturna, Pasiones, Políticas, Romances y Rescates). Es así que en el marco de la apertura se verá UPA!, una primavera en Atenas, nueva entrega de la saga creada y protagonizada por Camila Toker, Tamae Garateguy y Santiago Giralt en 2007, quienes ahora viajan a Grecia para buscar financiación para su nuevo proyecto. El documental sobre Quino Quinografía, de Mariano Donoso y Federico Cardone, oficiará como clausura.

En la Competencia Internacional habrá 29 títulos, entre cortos y largos. El cine argentino tendrá de ambos. A los primeros pertenecen Cal, de Santiago Dulce; El día interrumpido, de María Villar; Hatker, de Alejandro Ariel Martín, y Parado mirando, de Renzo Cozza. El segundo se llama Gatillero, lo dirige Cris Tapia Marchiori y se presenta como “un thriller contado en tiempo real, una historia cruda de tragedia y redención presentada a través de un único plano secuencia”. En Vanguardia y género, por su parte, habrá dos cortos y tres largos locales: Campana, de FRAD, y Solear, de Hernán Khourian; Antes del cuerpo, de Carina Piazza y Lucía Bracelis, Río, luego existo, de Tetsuo Lumiere, y Tortuga persigue a tortuga, de Víctor González.

La virgen de la tosquera.


Pero el grueso local estará en la Competencia Argentina, integrada por treinta títulos que cumplen con la tradición de entreverar nombres novedosos y otros con varias películas encima. Allí estará, por ejemplo, la ópera prima de la reputada directora de casting María Laura Berch, en codirección con Laura Chiabrando, llamada La noche sin mí. También La virgen de la tosquera, de Laura Casabé, que tuvo su estreno en el Festival de Sundance; La zurda, de Rosendo Ruiz; Lo deseado, de Darío Mascambroni; Presente continuo, de Ulises Rosell; Suerte de pinos, de Lorena Muñoz, y los flamantes trabajos de dos directores que filman como si no hubiera mañana: Matías Szulanski (Las reglas del juego) y Lucía Seles (The bewilderment of Chile). Uno y la otra tendrán, a falta de uno, dos estrenos: del primero se verá En el cine en la sección Cine sobre cine y de la segunda, Avenida Saenz 1073 -video dedicado a la enfermedad de mi padre- en el apartado Lugares.

Pero no solo de cine local vive el Bafici, que había calentado la previa adelantando treinta de las casi 300 películas de su programación. El anunció incluyó títulos del canadiense Denis Côté (Paul), Lois Patiño (Ariel), Marco Tullio Giordana (La vita accanto), Alexander Kluge (Primitive Diversity), James Benning (Little Boy) y Albert Serra (Tardes de soledad, premiada con la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián), Julie Delpy (Les Barbares) y Jia Zhang-ke (Caught by the Tides). La mayoría de ellas se verán en el marco de la sección Trayectorias, que reúne los últimos trabajos de aquellos directores y directoras de buena reputación internacional, como Radu Jude (Kontinental '25) y el surcoreano Hong Sang-soo (What Does That Nature Say to You).

En la sección Rescates habrá películas recuperadas y restauradas por la Cinemateca Nacional de Chile, en lo que es el debut de una subsección que en los próximos años destacará el acervo de otras entidades dedicadas a la preservación y conservación. Es, también, una buena forma de recordar que la creación de una Cinemateca está sancionada por ley desde 1999 y nunca nadie puso ni un ladrillo. Los focos, por su parte, estarán dedicados a directores contemporáneos como Bogdan Mureşanu (Rumania), Ion de Sosa (España) y Antonin Peretjatko (Francia), quienes visitarán Buenos Aires para presentar las funciones. Un motivo para ir a las salas. Otro más.   

Gabriela Ricardes y Javier Porta Fouz en la presentación.