El gobierno de Israel reanudó su ofensiva en Gaza en la madrugada del martes, con el mayor ataque desde el inicio de la tregua hace dos meses, dejando al menos 400 muertos y cientos de heridos en el enclave. Autoridades israelíes y estadounidenses confirmaron que Washington fue advertido previamente sobre la operación, lo que desató cuestionamientos sobre su papel en el conflicto.

Hacia las dos de la mañana, la oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció que había ordenado al ejército actuar "enérgicamente contra la organización terrorista Hamas en la Franja de Gaza". Según el comunicado, la ofensiva se justificó por la "reiterada negativa" de Hamas a liberar a los rehenes y por su rechazo a las propuestas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para extender el alto el fuego hasta completar el intercambio de prisioneros.

"En total coordinación"

El ministro de Exteriores israelí, Gideon Saar, defendió la reanudación de los bombardeos en una conversación con la Alta Representante de Política Exterior de la Unión Europea, Kaja Kallas. "Israel no tenía alternativa", aseguró, responsabilizando a Hamas por rechazar en dos ocasiones la propuesta estadounidense de extender la tregua.

Por su parte, David Mencer, portavoz del gobierno israelí, confirmó que la reanudación de los ataques fue coordinada "plenamente" con Washington. "Israel agradece al presidente Trump y a su administración por su inquebrantable apoyo", aseguró en una conferencia de prensa este martes.

Poco después, la Casa Blanca confirmó que Israel consultó con su administración antes de relanzar la ofensiva. "La Administración Trump y la Casa Blanca fueron consultadas por los israelíes sobre sus ataques en Gaza esta noche", afirmó la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, en una entrevista con la cadena Fox News.

En la misma conversación, la vocera también advirtió que Hamas, los rebeldes hutíes de Yemen e Irán "pagarán un precio" por amenazar a Israel y a Estados Unidos. "Como dejó claro el presidente Trump, Hamas, los hutíes, Irán y todos los que amenazan a Israel y Estados Unidos pagarán un precio: se desatará el infierno", sentenció Leavitt.

"Una misma moneda sanguinaria"

Tras los bombardeos, Hamas acusó a Netanyahu y su "socio" Estados Unidos de "torpedear" la tregua y poner en peligro a los rehenes. "Netanyahu y su gobierno extremista han decidido romper el alto el fuego, exponiendo a los prisioneros en Gaza a un destino incierto", afirmó el grupo islamista en un comunicado.

Por su parte, el grupo islamista libanés, Hezbola, denunció lo que calificó como la continuación de la "guerra de exterminio contra el pueblo palestino" y acusó tanto a Estados como a Israel de "no respetar ninguna promesa ni acuerdo".

"La decisión de Netanyahu de romper el alto el fuego en total colaboración con EE.UU. confirma que ambos son dos caras de la misma moneda sanguinaria", señaló el movimiento chií en un comunicado.

En la misma línea, Irán responsabilizó a Washington por la reanudación de la ofensiva. "Estados Unidos ha dado luz verde a este crimen de genocidio y limpieza étnica", declaró el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní, Esmaeil Baqaei.

Desde Cisjordania, la Autoridad Nacional Palestina (ANP) condenó los ataques, calificándolos de "masacre" y pidiendo la intervención urgente de la comunidad internacional. Según el Ministerio de Exteriores palestino, que señaló que la mayoría de las víctimas son "niños, mujeres y ancianos", Israel está eludiendo sus "obligaciones de consolidar el cese de la guerra genocida y retirar su ejército de Gaza".

Una "oportunidad perdida" o el "paso correcto"

Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos justificó la ofensiva israelí, al asegurar que Hamas "tenía la oportunidad para liberar más rehenes y extender el alto el fuego, pero han elegido rechazo y la guerra". El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Brian Hughes, afirmó que Washington presentó "varias propuestas para la liberación de rehenes, pero Hamas las rechazó todas".

De estas declaraciones también hizo eco la embajadora estadounidense frente a Naciones Unidas, Dorothy Shea, durante la reunión del Consejo de Seguridad del lunes. "La culpa por la reanudación de la violencia es únicamente de Hamas", dijo Shea, alegando que el rechazo de las propuestas de extensión era una violación del acuerdo, y subrayando que Trump fue claro al decir que Hamas debería liberar a los cautivos "inmediatamente" o pagaría un precio alto.

Esta posición no es homogénea al interior de la política estadounidense, con figuras como el ex candidato presidencial demócrata, Bernie Sanders, condenando la postura de la administración trumpista de "rearmar Gaza".

El regreso a la guerra también fue respaldado dentro de Israel. Itamar Ben Gvir, exministro de Seguridad Nacional y líder del partido de extrema derecha Poder Judío, quien celebró la decisión del gobierno. "Es el paso correcto, moral, ético y justificado para destruir a Hamas y traer de vuelta a nuestros rehenes", escribió en la red X.

Sin embargo, una porción mayoritaria de la población israelí se mostró en contra de la decisión de volver al combate, con cientos de personas concentrándose frente al Knesset para expresar su descontento con la medida del Gobierno de Netanyahu.