Si propusieran firmar como destino de vida el ser fundador de la primera fábrica de nanotecnología de Sudamérica, probablemente, muchos rubricarían con ganas y pasarían sus vidas al mando de esa rama de la industria. O tal vez si la opción fuese emprender la conducción de una bodega, con la chance infinita de probar varietales y vivir al calor del viñedo, tal vez ese fuese el plan perfecto. O ser la cabeza de una empresa de biocombustibles. O vivir en Rusia, Armenia, China o Estados Unidos. O, mejor, ser bicampeón mundial de vela, un deporte amable y gentil, rodeado de la gratitud de las aguas y del bronceado de los 365 días del año. Usted podría ser todo eso feliz y satisfecho, salvo que...

Dijo alguna vez Pablo Sandoval, el personaje de Guillermo Francella en “El secreto de sus ojos”, que nadie puede cambiar de pasión. El fútbol es un lugar para ejercer esa sentencia. Matías Gainza Eurnekian, el empresario que competirá con Víctor Blanco por la presidencia de Racing, cuenta su historia y siempre mezcla al fútbol en el relato. Al igual que el actual mandatario de la Academia, busca llegar al club con el respaldo de la gestión en el ámbito privado, pero, claro, ostenta la particularidad de tener, apenas, 32 años en su documento. Más allá de su intento electoral, el hombre parece ser un personaje en sí mismo por las historias que tiene detrás. 

“Me crié en San Isidro y soy el menor de cuatro hermanos. Cuando estaba terminando el secundario, trabajé en una hilandería del Once y duré menos de un mes porque me mandaron a hacer un inventario de rollos de hilo, pero hice un desastre y me echaron. Después trabajé en una fábrica de ropa, Onell, pero me pareció un trabajo horrendo y renuncié. Fui clasificado para un mundial de vela en Canadá en el 2001 y mi familia no me apoyaba económicamente. Encima, la Secretaría de Deportes no tenía un mango y la única manera que conseguí fue trabajando para mi tío, Eduardo Eurnekian que me dijo ‘te doy los pasajes a cambio de que labures’ y así arranqué. Por las noches estudiaba en la Universidad de Belgrano, comercio exterior”, explica.

“De chico, mis padres me metieron a hacer vela y me empezó a ir bien. Fui campeón argentino y sudamericano, jugué tres mundiales y fui tres veces campeón del mundo de vela. Incluso clasifiqué a los Juegos Olímpicos. Al mismo tiempo, vivía arriba del agua pensando en el fútbol. Siempre me pasó eso. Estaba haciendo cualquier cosa y el fútbol siempre estaba ahí”, cuenta. 

“Uno de los capítulos más increíbles es cuando me convoca la Corporación América para desarrollar un proyecto de venta de embriones a China. Tuve dos problemas: tenía un monto de dinero limitado y estaba prácticamente incomunicado, ya que los teclados eran en chino y se hacía imposible pedir ayuda a mi familia. Fui a Beijing a vender eso y el mercado me mandó para el interior de China, cerca de Mongolia. Estuve más de tres meses reuniéndome con todos los productores en el interior para ver si les podía vender un espermatozoide. Fue un fracaso comercial pero una inmensa enseñanza”, desarrolla. “Dormía en casas de familias de campesinos chinos porque no me alcanzaban los recursos para pagar hoteles. Los campesinos chinos son muy humildes, con costumbres milenarias, que confían, que creen en las personas. Me abrieron las puertas de su casa, comía con ellos, tenía asignadas funciones: aprendí a hacer sake casero y trabajé la tierra hice una cantidad linda de amigos, pero nunca me compraron nada”, confiesa. 

Con la misma avidez que cuenta que vivió en China, en las casas de campesinos, mientras intentaba venderle productos, explica que no le importan las críticas por la edad, ya que “Matías Lammens fue el mejor presidente de la historia de San Lorenzo y asumió a los 30 años”. En su rol de empresario, remarca: “Seis de las diez empresas más caras del mundo son manejadas por tipos sub 40, por lo que creo que es la generación que marca la agenda. Y no quiero venir al fútbol a los 70 años, con un patrimonio personal grande, a hacer esto de hobby. Creo que el momento de intentarlo es ahora”.

-¿Qué pensás de las sociedades anónimas en el fútbol?

-Es una aberración que exista el modelo de sociedades anónimas vinculado a nuestro fútbol y más viniendo del club que venimos. A mí me tocó pelear contra el gerenciamiento, como le pasó a un montón de hinchas. Pusimos mucho esfuerzo para pelear contra todo lo que pasó en nuestro club. Por eso entiendo que es algo contra lo que debemos ir todos los días.

Gainza Eurnekian, al cabo, va a competir con un proyecto en el que, afirma tener tres ejes. “Un club de los socios para los socios, un plan de obras de infraestructura y una secretaría técnica deportiva”, según resume. En su discurso se escuchan palabras como “scouting”, “neurociencia deportiva” y “coordinación de refuerzos”.

En medio de la campaña, el empresario dice que quiere un “Racing moderno” y blanquea que ya tiene pactado a un entrenador y a cuatro refuerzos. Claro, al mismo tiempo, apunta muy lejos cuando se le consulta por su sueño, que no tiene nada que ver con todas sus historias del pasado: “Racing campeón del mundo. Desde que nací que los sueño. Tengo los huevos al plato de ver el gol del Chango Cárdenas”.