La postal se repetirá este miércoles 19 de mayo a la tarde: jubilados y pensionados se concentrarán frente al Congreso de la Nación para exigir una recomposición urgente de sus haberes. Pero no estarán solos. A partir de las 17, distintas organizaciones sociales y sindicatos volverán a ocupar el centro porteño en una jornada marcada por la tensión y el recuerdo fresco de la represión policial que dejó detenidos y heridos hace apenas una semana.

El clima no es el mismo. Esta vez, el operativo de seguridad será más amplio. Según fuentes oficiales, habrá controles en los accesos desde la provincia de Buenos Aires y mayor despliegue policial, aunque sin confirmación sobre la instalación de vallas en la zona. El Ministerio de Seguridad, a cargo de Patricia Bullrich, se prepara para contener cualquier posible "desborde".

Quiénes se movilizan y a qué hora

La convocatoria tiene hora fijada: las 17. Sin embargo, la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) anunció un paro desde las 12 para sumarse a la jornada de protesta, por lo que se espera que la Plaza de los Dos Congresos empiece a llenarse mucho antes.

Entre las organizaciones presentes estarán el Polo Obrero, el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), el MTE, Barrios de Pie, el Movimiento Evita y el Frente Popular Darío Santillán, además de agrupaciones de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP).

Frente al Congreso, la calle Solís será uno de los puntos más comprometidos para la circulación, al igual que:

  • Av. Entre Ríos y Av. Callao
  • Av. de Mayo
  • Av. Hipólito Yrigoyen
  • Ayacucho
  • Bartolomé Mitre
  • Paraná
  • Saenz Peña
  • Sarandí
  • Adolfo Alsina

Reclamos, represión y un pedido de libertad

La protesta de este miércoles se da en un contexto de creciente conflictividad social y preocupación política. El miércoles pasado, la represión policial terminó con 114 personas detenidas, que fueron liberadas por orden de la jueza Karina Andrade por falta de pruebas.

Mientras el fotógrafo Pablo Grillo sigue internado en estado crítico tras recibir un impacto en la cabeza durante aquella jornada, la ministra Bullrich recibió apoyo oficial pero también múltiples críticas. Un petitorio firmado por referentes como Adolfo Pérez Esquivel, Ricardo Mollo, Eugenio Zaffaroni y Victoria Montenegro exigió que se garantice "el derecho a manifestarse sin represión".

Expectativa y hermetismo oficial

En la Casa Rosada hubo reuniones de urgencia. Los encargados de Seguridad e Inteligencia llegaron temprano. Participaron el secretario de Justicia, Sebastián Amerio, y el titular de la AFI, Sergio Neiffert. No temen un estallido: lo que preparan es una nueva jornada de represión. Aunque el mensaje oficial habla de "orden", las señales en la calle dicen otra cosa.

Desde el mediodía, en varias oficinas públicas cercanas al Congreso darán asueto. No hay explicaciones, pero el mensaje es claro: el operativo no distingue entre manifestantes y peatones. Bullrich insiste en justificar la violencia, incluso frente a jubilados que reclaman pacíficamente sobre las veredas, y personas que se suman al reclamo y graban con sus celulares cómo los infiltrados intentan forzar un choque. 

Las imágenes que circularon el miércoles pasado no dejan dudas sobre el modus operandi que plantea la administración ultraderechista: móviles policiales abandonados estratégicamente con las puertas abiertas, armas sueltas en plazas y efectivos sin identificación. La provocación no es un error, sino parte del método.

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