Fuertes vientos obligaron este martes a abortar un primer intento de aterrizaje del avión que transportaba al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en el aeropuerto de Sorocaba, en el sureste brasileño. La oficina de la presidencia informó que se trató de un percance que se resolvió sin mayores problemas, pero el hecho volvió a abrir un debate sobre la necesidad de cambiar el avión presidencial, tras otro episodio sufrido en octubre.
Esta tarde, cuando el avión se acercaba a la pista, el piloto desistió de la maniobra y retomó el vuelo. En un segundo intento consiguió aterrizar y "está todo bien", informó el equipo de prensa de Lula a la prensa local y las agencias internacionales.
El presidente viajaba desde Brasilia en el avión VC-1 de la Fuerza Aérea Brasileña, un Airbus 319, para seguir rumbo a Sorocaba, un municipio del Estado de Sao Paulo, donde debía visitar una fábrica de la automotriz de Toyota. Por lo que en el vuelo estaba acompañado por los ministros de Economía, Fernando Haddad; y de Trabajo, Luiz Marinho.
Aunque el incidente se trató de una maniobra casi de rutina por la presencia de fuertes vientos, lo ocurrido reabrió otro debate. En octubre pasado, Lula tuvo que regresar a Ciudad de México luego de asistir a la posesión de la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, por un "problema técnico" en el mismo avión.
La tripulación tuvo que sobrevolar cinco horas para consumir el combustible necesario para volver a tierra con seguridad. En aquella ocasión la Fuerza Aérea Brasileña tuvo que realizar un cambio de aeronave para transportar a Lula de vuelta a su país.
Desde aquel episodio, la Fuerza Aérea fue la encargada de realizar estudios en el mercado internacional en busca de modelos que pudieran cumplir con los requisitos de la Presidencia de la República. El plan, sin embargo, quedó en segundo plano a finales del años pasado en medio de la devaluación del real y las discusiones sobre el ajuste fiscal.