“Nosotros queremos hacer nuestro acto, por más zona estéril que pongan o más efectivos que mande el gobierno. Queremos armar el escenario, instalar el equipo de sonido y que todos podamos hablar en un lugar público como lo es la plaza del Congreso”, plantearon las organizaciones de jubilados en una conferencia de prensa sobre la movilización convocada para esta tarde. Allí le pidieron a la ministra Patricia Bullrich que “saque a las fuerzas de seguridad de la calle, porque cuando no hubo fuerzas de seguridad no hubo ningún problema”. Por supuesto, ninguna de las organizaciones cree que Bullrich vaya a escucharlos: tienen en claro que, por el contrario, el gobierno tratará de impedir la manifestación. La protesta va a estar recargada, porque al repudio a la represión que dejó en grave estado al fotógrafo Pablo Grillo se suma el rechazo a un nuevo endeudamiento con el FMI, que los diputados tratarán en una sesión especial.
Casi a la misma hora en que los jubilados daban su conferencia de prensa, en la Casa Rosada se hacía una reunión cumbre para definir el operativo antiprotesta. Fue convocada por Santiago Caputo, el hombre de confianza del presidente Javier Milei, que llamó a su despacho a Bullrich y a los responsables de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), Transporte y Justicia (ver aparte).
Los jubilados, entonces, se encontrarán a las 16.00 en la plaza del Congreso, donde buscarán armar un palco y hacer su acto. Las quince agrupaciones de las marchas de los miércoles debatieron bastante qué hacer, porque el gobierno no termina de explicar cómo será su operativo. Lo que tienen en claro es que intentarán armar el escenario lo más cerca que puedan del Congreso, en el mejor de los casos sobre la plazoleta que está enfrente, sin interrumpir el tránsito para no dar argumentos a una represión; pero tampoco quieren ubicarse donde queden encerrados si hay gases y palos. Tendrán que decidir el lugar concreto donde poner el escenario en el momento, según lo que se encuentren.
Con ellos van a movilizarse sindicatos, movimientos sociales, organismos de derechos humanos, estudiantes, asambleas barriales. Aunque seguramente va a haber personas sueltas, el tono de este miércoles está más marcado por los sectores organizados que la semana anterior, cuando la convocatoria fue de los hinchas de fútbol, impulsada en gran medida por las redes y autoconvocados.
Irán al Congreso las dos CTA, con todos sus gremios (docentes, telefónicos, judiciales, estatales) y la Multisectorial en Defensa de la Seguridad Social. También algunos sindicatos de la CGT, como La Bancaria y la Federación Gráfica Bonaerense (ambas de la Corriente Federal) y la Juventud Sindical.
Va a participar también de la marcha Argra, el gremio de los fotógrafos, y Sipreba, el de prensa, sobre quienes el gobierno viene descargando un continuo hostigamiento para evitar que registren la violencia estatal. También los docentes universitarios de AGD UBA, que estarán cumpliendo su segundo día de paro, y los estatales de ATE, que desde el mediodía realizarán un cese de tareas.
La Unión de Trabajadores de la Economía Popular concentrará en Yrigoyen y Virrey Ceballos, a las 16. Argentina Humana, referenciada con Juan Grabois, se juntará en la misma esquina.
Los partidos integrantes del Frente de Izquierda, junto al Frente de Lucha Piquetero y agrupaciones estudiantiles se reunirán del otro lado de la plaza, sobre Rivadavia, como es su tradición.
“¿Por qué marchamos los jubilados? Porque el gobierno no aumentó nuestros haberes -el mínimo está en 349 mil pesos mientras la canasta de los adultos mayores cuesta 1 millón doscientos mil pesos-. Tampoco nos devolvió los medicamentos gratis, ni los bolsones de alimentos. Y no prorrogó la moratoria previsional”, que vencerá esta semana, explicó Nora Biaggio, del Plenario de Trabajadores Jubilados.
Adela, del Encuentro de Jubilados y Asambleas, opinó que “como jubilados, estamos siendo el catalizador de una reacción más amplia, porque esta angustia que sentimos está en toda la población. Es muy difícil soportar este ajuste desmedido”.
Carlos Moreira, de Jubilados del PTS, habló sobre los motivos de la represión: “los jubilados hemos aportado 1 peso de cada tres que el gobierno ahorró para conseguir el déficit cero; por lo tanto, para el gobierno es fundamental quebrar la lucha de los jubilados y que nos nos convirtamos, como lo estamos haciendo, en una referencia para los otros sectores en lucha. Por eso los otros días reprimió”.
Alberto Berti, del centro de Jubilados Portuarios, aclaró que la moratoria previsional “no significa jubilarse gratis, sino que los trabajadores puedan pagar de su propio bolsillo los años de aportes que su empleador le descontó a su sueldo, y evadió”.
La idea que sobrevoló las intervenciones fue que con la creciente informalidad laboral, que ya es del 50 por ciento, y el nuevo endeudamiento con el FMI -que exigió terminar con la moratoria previsional- está en riesgo el futuro de las jubilaciones que, con este rumbo, se seguirán degradando. No habrá jubilaciones dignas, sino subsidios a la pobreza. “No luchamos sólo por nosotros”, sostuvieron en la conferencia de prensa: “luchamos para no ser la última generación de jubilados”.