James Cameron es un hombre de records. Lo confirmó hace 20 años con Titanic, que fue la película más taquillera de la historia…   hasta que llegó Avatar, también firmada por el realizador canadiense, para desbancarla con cifras de vértigo: un presupuesto que se estima casi 400 millones de dólares (marketing incluido) y una recaudación global de 2200 millones (sin contar los ingresos por ediciones en DVD y otros formatos) la ponen en el tope del ranking mundial. El primer capítulo de lo que será una pentalogía se estrenó hace casi una década, en diciembre de 2009, pero la historia está lejos de terminar: las secuelas Avatar 2 y Avatar 3, actualmente en proceso de producción, tienen estreno previsto para 2020 y 2021, en tanto los dos últimos capítulos se esperan para 2024 y 2025. Habrá que esperar un poco más, entonces, para saber cómo sigue la historia de los na'vi, los azules habitantes de Pandora –un satélite del planeta Polifemo– en su conflictiva relación con los humanos que buscan adueñarse de los recursos de su territorio. 

Pero si en el film Pandora orbita en torno a Polifemo, que a su vez gira en torno a la estrella Alfa Centauri A, y se proyecta en el futuro hasta el año 2154, hoy mismo en 2017 y a una distancia de escala humana ya es posible visitar los fantásticos paisajes de Pandora, mágicamente traídos a la tierra. Este territorio de seres maravillosos y panoramas que quitan el aliento queda en Animal Kingdom, uno de los cuatro parques temáticos de Walt Disney World en Florida: una noche de avión y será posible sumergirse en este mundo extraterrestre para vivir increíbles experiencias. 

 

Pandora plantea un mundo nuevo profundamente vinculado con la naturaleza.

 

SAFARI A OTRO MUNDO En mayo, la apertura de Pandora - The World of Avatar en Animal Kingdom causó sensación. La inauguración se inscribe en una nueva era de los parques temáticos, donde se busca precisamente olvidar que se está en un parque para sentirse totalmente envueltos por una atmósfera y un mundo de deslumbrante originalidad. Las futuras aperturas de Toy Story Land y Star Wars Land, que llegarán en 2018 y 2019, se inscriben también en esta propuesta de inmersión a gran escala en otras dimensiones, pero Pandora es la pionera y se muestra a la altura del desafío. 

El área nueva es la ampliación más grande en la historia de Animal Kingdom, el parque elegido para albergarla y sin duda el más apropiado, ya que basa sus juegos y atracciones en los ambientes naturales y la conservación, dos premisas clave de Avatar. Aquí, por ejemplo, se puede realizar una suerte de safari africano para divisar jirafas, hipopótamos, cocodrilos y otras especies en un hábitat que recrea al detalle su mundo natural. Una versión más aventurera, el Wild Africa Trek, propone a lo largo de tres horas no solo descubrir las especies que viven en el Safi River Valley, sino combinar la aventura con una merienda agreste, un paseo en un vehículo de safari abierto y la caminata sobre un puente de cuerdas que sobrevuela el río, bien sujetos con mosquetones y anclajes para animarse a hilvanar los pasos a varias decenas de metros de altura. Pero Pandora - The World of Avatar es otra cosa: una aventura también, pero virtual; un viaje, pero de vanguardia; un safari, pero sobre todo un pasaje directo otro mundo.

PREPARATIVOS Como toda novedad, y más todavía porque es extraordinaria, la apertura de Pandora concentra la atención de los visitantes de Animal Kindgom: en otras palabras, los tiempos de espera pueden ser largos (140 minutos en Avatar Flight of Passage y 105 en Na'vi River Journey, las dos atracciones principales, al momento de escribir esta nota). Para remediarlo, hay tres soluciones clave: la principal es el fast-pass, que se incluye gratuitamente con todas las entradas a los parques temáticos de Disney, y permite mediante la web o la app del ratoncito –herramienta esencial para mejorar la experiencia de visita– reservar el horario de ingreso. Eso sí: con tiempo, ya que las reservas de pase rápido se abren con 60 días de anticipación para quienes se alojen en los hoteles de Walt Disney World Resort, y 30 días para el resto de los visitantes La segunda es el Rider Switch, un sistema que facilita la visita a quienes estén con personas que por su altura –un mínimo de 1,12 metros para el Avatar Flight of Passage– u otros motivos no quieran o puedan subirse a la atracción: de este modo, un adulto puede esperar con quien no sube mientras el resto del grupo realiza el juego; cuando el otro adulto regresa, puede supervisar al visitante que no sube y quien había esperado puede a su vez acceder al juego sin esperar en la fila normal. Y la tercera son las “horas mágicas extra”, es decir el horario de cierre anticipado o postergado que se ofrece exclusivamente a quienes se alojan en los hoteles del complejo, y les permite acceder a los juegos cuando hay mucha menor afluencia de gente. Agendados estos datos, es hora de salir a conocer de qué se trata el mundo de Avatar. 

 

 

A LOMO DE BANSHEE Este universo nuevo se articula en dos grandes juegos principales, de carácter opuesto: si Avatar Flight of Passage es un simulador de vuelo que podría definirse como un Soarin' reloaded –permanece el concepto de sobrevuelo del histórico juego de Epcot, pero con asombrosos efectos 3D, VR y realidad aumentada que llevan la experiencia a un nuevo nivel de aventura– su contraparte Na'vi River Journey es una romántica navegación por un río fantástico de dimensiones místicas. 

Avatar Flight of Passage se construye sobre una premisa: un grupo de científicos están trabajando con los na'vi para recuperar la población de banshees, las criaturas nativas de Pandora que viven en sus regiones montañosas y en las Montañas Flotantes. Por ese motivo se reactivó el programa Avatar, de modo que cada visitante será sincronizado con un avatar para volar sobre un banshee y participar en el tradicional ritual iniciático de los na'vi sobre el valle de Mo'ara. Se ingresa a la atracción por un puente sobre cascadas, un jardín tótem y una suerte de túnel que lleva finalmente hacia una caverna sagrada y al laboratorio de Alpha Centauri Expeditions. Es la hora de dejarse tomar material genético y conectarse con un avatar personalizado, hasta que finalmente los visitantes finalmente son sentados y sujetados a su Link Chair: la Silla de Enlace es el vehículo individual que permitirá proyectarlos hacia su aventura. Y de pronto, un mundo nuevo se abre a los ojos del visitante, que puede experimentar la auténtica emoción de volar sobre un paisaje surreal, entre montañas flotantes y antiguas cavernas, sobre olas gigantes y animales monstruosos. Hacia donde se mire, algo diferente estará ocurriendo en simultáneo en ese mundo que se proyecta ante los ojos asombrados del viajero. Y más que virtual, la sensación de volar se siente muy real en las entrañas, gracias a un complejo diseño de imagen que incluye todas las variables de un vuelo verdadero y hasta la respiración del banshee que transporta a cada persona hacia el mundo extraterrestre de Pandora. La experiencia, acompañada por una partitura grabada por la Sinfónica de Londres, resume en poco más de cuatro minutos toda la sorpresa de un mundo nuevo, sostenido por una compleja ingeniería magistral en el arte de hacerse invisible.  

 

La recreación de las montañas flotantes en el área dedicada a Avatar de Animal Kingdom.

 

MYSTIC RIVER Si el vuelo iniciático sobre un banshee es una aventura fuerte, el viaje a través de un río del Valle de Mo'ara ofrece la dimensión mística de la experiencia Avatar, deslizándose por unas aguas tan misteriosas como mansas que revelan la profunda magia interior de este mundo nuevo. Después de subirse a los barcos de caña que los llevarán en el recorrido, los visitantes ingresan en las grutas que llevan hacia ese río místico, recibidos por un guerrero na'vi que autoriza su paso hacia la selva bioluminiscente que conforma el corazón más íntimo de Pandora. 

El día y la noche dejan de existir: solo cuenta, en este dédalo oscuro de cuevas, la luz que emanan estas plantas exóticas y las propias criaturas de este mundo misterioso. Todos van en la misma dirección, a medida que se amplifica la música y revela la cercanía con la chamán na'vi –la Shaman of Songs– que está en el centro del viaje. Mediante la música, un elemento esencial de la cultura na'vi, es ella quien se encarga de enviar energía positiva a la selva, a la vez que su rostro revela auténticas emociones en pequeños movimientos. A esa música la selva responde con actividad lumínica, en una suerte de ceremonial vivo que revela el vínculo sagrado de los na'vi con la naturaleza, desplegada como una linterna mágica en torno a los visitantes. 

Aunque por el momento sea complicado, por las largas esperas, lo ideal sería poder realizar cada atracción dos veces: porque en la primera solo queda espacio para el asombro, para la vivencia pura, y solo en la segunda pueden apreciarse al menos algunos de los infinitos detalles que conforman ambas experiencias. Sin embargo, todavía hay más: porque Pandora en Animal Kingdom es mucho más que dos juegos, es una tierra entera que muta a lo largo del día, a medida que el sol se mueve en el cielo y cambia según las horas y la proyección de las sombras. Incluso la banda sonora se adapta a los ritmos de la naturaleza y evoluciona, desde el sonido de los insectos matutinos hasta el croar de las ranas al anochecer. 

MONTAÑAS FLOTANTES Se ingresa al área de Pandora después de cruzar el Discovery River de Animal Kingdom: y es aquí donde se siente haber llegado a destino, bajo las gigantescas montañas flotantes que identifican a la tierra de los na'vi. Las Montañas Aleluya –tal su nombre en la toponimia de Pandora– son una suerte de islas que se mueven en el cielo como icebergs en el mar: están inspiradas (lo contó el propio James Cameron) en los espectaculares picos de granito de los montes Huang de China, que forman parte del Patrimonio Mundial de la Unesco. Entre las montañas, que replican el efecto de flotar en el cielo sobre las cabezas de los visitantes, caen refrescantes cascadas que terminan en arroyos: y entre unas y otros se desarrolla la extraordinaria flora de la luna de Polifemo. Un círculo de percusión indígena completa la experiencia con su ritmo sonoro. Y al alcance de la mano están las spiny whips, una suerte de anémonas gigantes que recogen el agua de lluvia; las panopyras que parecen grandes medusas terrestres; las vein pods que funcionan como esponjas descontaminantes del planeta. Pero si es fantástico de día, la verdadera magia se enciende al anochecer: es entonces como el alma bioluminiscente de Pandora aparece en todo su esplender. Hojas, plantas, flores y montañas se animan con reflejos fluorescentes, y todas las criaturas –desde las gigantes hasta las microscópicas– se unen en un solo canto a la naturaleza. El paisaje se vuelve vivo y, definitivamente, la ciencia ficción se vuelve realidad