El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, presentó un proyecto de ley que exenta del pago del impuesto sobre la renta a los contribuyentes que ganan hasta 5.000 reales (unos 878,5 dólares) mensuales y que beneficia a unos diez millones de personas.

Actualmente están exentos del pago del impuesto los cerca de 10 millones de contribuyentes con renta de hasta 3.036 reale
s (unos 533,4 dólares) mensuales, por lo que el proyecto dobla el número de beneficiados a partir de enero de 2026.

Para compensar la renuncia fiscal, el Gobierno propuso en el mismo proyecto la creación de un impuesto mínimo adicional, de hasta el 10 %, sobre los dividendos y otras rentas, que pagarán los contribuyentes que ganan más de 50.000 reales (unos 8.785 dólares) mensuales.

"Este es un proyecto neutro, que no va a aumentar ni un centavo la recaudación del Gobierno, pero permitirá una reparación porque 141.000 personas que ganan más de 50.000 reales al mes van a contribuir para que 10 millones de personas no paguen impuesto de renta", afirmó el mandatario.

El líder progresista insistió en que se trata de una fórmula simple para promover "un poco más de justicia social" en el país. "Le estamos pidiendo a los brasileños que ganan más, a los que viven de dividendos y nunca pagaron impuesto de renta, que ayuden a elevar el nivel de vida de la población brasileña", afirmó.

En el mismo acto el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, afirmó que, el proyecto busca sanar una "herida social de larga data" en un país que figura entre las diez mayores economías del mundo, pero también entre las diez naciones más desiguales.

Según Haddad, es el propio Estado el que provoca esta injusticia al cobrar en la fuente impuesto de renta sobre el trabajo, pero no hacerlo sobre el capital, con lo que termina retirando recursos de los pobres para distribuirlos entre los ricos.

Según los cálculos del Ministerio de Hacienda, la ampliación de la exención tiene un costo de 27.000 millones de reales (unos 4.744 millones de dólares), que el Gobierno dejará de recaudar al año. En compensación, además del impuesto del 10 % sobre rentas altas que no son tributadas, también se prevé la creación de un impuesto sobre las ganancias y dividendos distribuidos por las empresas tanto en Brasil como en el exterior.

La medida fue anunciada por Lula en noviembre pasado y entonces tuvo un efecto negativo en el mercado financiero, contribuyendo a acentuar la fuerte depreciación frente al real ocurrida a finales de 2024.

El proyecto de ley finalmente salió del papel en momentos en que el índice de popularidad de Lula cayó desde el 35 % en noviembre hasta el 29 % en febrero, su mínimo histórico, lastrado principalmente por el fuerte aumento de los precios de los alimentos.