El médico Marcos Caviglia, del Hospital Ramos Mejía de la Ciudad de Buenos Aires, contó detalles del momento en el que rescataron al fotógrafo Pablo Grillo luego de ser agredido en la represión policial de la marcha de los jubilados del miércoles 12 de marzo: "La policía seguía avanzando en vez de ir a ver qué había pasado y brindar una asistencia. Seguían tirando balas de goma, incluso cuando llega la ambulancia", relató.
En declaraciones televisivas, el profesional de la salud detalló que ese día había organizado junto a un grupo de colegas participar de forma voluntaria en la convocatoria popular frente al Congreso con el fin de asistir a las posibles víctimas de una represión. Sin embargo, indicó que ni siquiera "llegó a encontrase" con sus compañeros porque la represión "empezó incluso antes de la concentración".
"En una de las trifulcas que se arma sobre el lado de Yrigoyen, empiezan a pedir asistencia. Ahí lo veo a Pablo tirado. Por suerte ya había dos rescatistas en la zona trabajando. Son los que le salvan la vida, iban preparados con materiales y le estaban dando una primera asistencia, pero el estado de Pablo era muy grave", contó.
En este sentido, aseguró que el estado del fotógrafo era de inconsciencia, ya que tenía "una lesión muy grave". "Fue muy impactante, nunca había visto un daño así en todos los años que venía haciendo guardia", explicó Caviglia. "Sinceramente, no sabía qué le había pasado, pensé que había sido una bala de plomo", contó.
Cómo está la salud de Pablo Grillo
Fabián Grillo, el padre del fotógrafo herido en la represión orquestada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich frente al Congreso, se refirió de manera esperanzada al estado actual del joven.
"Lo vimos mejor con algún movimiento en las manos, en los brazos, mueve un poquito la boca, cosa que no lo hacía hasta ahora, eso lo vimos. Ayer nos fuimos más esperanzados", manifestó este miércoles en declaraciones radiales.
Grillo se encuentra internado en el Hospital Ramos Mejía tras haber recibido en la cabeza el impacto de una granada de gas lacrimógeno. Ya le hicieron dos operaciones en la cabeza, y una intervención menor para colocarle un sensor y monitorear la presión intercraneal.
Según relató su padre, el estado de salud del fotógrafo todavía reviste gravedad, si bien hay una evolución, y se halla "estable". Añadió que precisa "reponerse de las dos operaciones, además del golpe, porque las intervenciones fueron tres y las operaciones grandes dos, y eso lleva tiempo".