Dos semanas antes de la represión del miércoles 12, en la esquina de Santa Fe y Scalabrini Ortiz, pleno barrio de Palermo, frente a una clásica pizzería porteña, un grupo de jubiladas y jubilados levantaban carteles con las leyendas “Milei estafador” y “Milei entregador” e intentaban llamar la atención de los peatones con un megáfono, charlando con quienes se acercaban curiosos y pidiéndoles firmas para una petición. Varios transeúntes, incluyendo varios jóvenes, paraban para sumar su autógrafo a la juntada de firmas para frenar la restricción de medicamentos gratuitos otorgados por PAMI. Algunos se quedaban charlando, interesados por las causas que convocan a estos jubilados, todos los miércoles a las 19 hs. Otros miraban el cacerolazo indignados o con desdén, o seguían caminando impasibles: vivir en Buenos Aires, y en cualquier gran ciudad conlleva, sin dudas, acostumbrarse a no prestar atención a los que pasa alrededor, sobre todo cuando se camina apurado por esquinas tan transitadas como Santa Fe y Scalabrini Ortiz.
“Es una esquina complicada ―nos confiesa Ana, un rato antes de que empiece la asamblea, café de por medio―. No hace falta explicar por qué: se encuentra en el centro neurálgico de una comuna en la que hace ya año y medio Milei ganó el balotaje con un arrollador 66,66 por ciento. Aunque no tan mileísta como Recoleta, esta cifra la convierte en la tercera comuna con más votos libertarios de CABA. En esta charla con Las12 un grupo de jubilados que componen la asamblea compartieron la historia de cómo empezó todo y se cuestionaron sobre el futuro de la política argentina en manos de las nuevas generaciones.
Ana: “En enero del año pasado en una convocatoria de un encuentro de asambleas en Parque Centenario alguien dijo “la comuna 14 no tiene asamblea”. Bueno, nos juntamos cinco personas y ahí empezamos a citarnos acá todos los miércoles y continuamos haciéndolo, pero a mediados del año pasado ya sabíamos que estaba la gente de Coronel Díaz y Santa Fe, así que nos unimos. No faltamos nunca, salvo una vez que no sé si llovía torrencialmente, pero esa fue la única vez”.
La entrevista que busca cubrir el tema de las asambleas rápidamente deriva, sin buscarla, en otra pregunta del millón: siempre vemos a los jubilados, pero ¿dónde están los jóvenes?
Ana: Muy buena pregunta. Sí, la mitad de esta asamblea viene del Congreso todos los miércoles. Quizás porque los más viejos tenemos una historia de militancia que los jóvenes no tienen. Nosotros hemos estado en otras luchas y tenemos incorporado que hay que salir a la calle. Lo veo con mis hijos: tienen otra forma de relacionarse con la política. Son más de usar las redes, cada tanto van a alguna marcha, pero ir a la calle así, regularmente, no tanto.
¿A que le atribuyen esta diferencia generacional? ¿Es solo culpa de las redes o hay algo más?
L: No hay un compromiso activo en la calle que visibilice un reclamo, porque bueno, en redes es todo muy lindo, pero la realidad es que también queda ahí y los medios no lo levantan. Nosotros estamos muy dolidos porque no tenemos repercusión. Cuando digo nosotros, no hablo solamente de nuestra asamblea de autoconvocados, sino que hay muchas, muchísimas asambleas, tanto de jubilados como de vecinos, en Capital y en provincia. Y nadie nos da bola.
La temática del desinterés surge una y otra vez. No es menor, ya que según todas las encuestas hay una tendencia a la despolitización de la juventud. Según un informe de Zuban Córdoba de enero de 2023, 54 por ciento de lxs jóvenes decía sentirse poco o nada interesado por la política.
¿Qué rol cumplía la política en su juventud? ¿Qué diferencias ven con la juventud actual?
Ana: Es que venimos de otras épocas: empecé a militar en la facultad en el año ‘67 en la Facultad de Ingeniería y permanentemente salíamos a la calle a protestar y apoyar los movimientos y los adultos te preguntaban. Mi viejo que era muy, muy gorila me decía, "Bueno, pero ¿por qué vas?” “Porque no hay lugar para los jóvenes, no nos escuchan”.
Bruna, docente jubilada, acota: "La juventud está enojada, un porcentaje altísimo votó a Miei. ¿Y por qué? Y bueno, los gobiernos anteriores hace cuatro décadas son unas democracias vergonzosas, no son participativas. ¿En dónde se han generado nuevas entidades, instituciones o modificado instituciones existentes para dar cabida a los cambios que eran necesarios y no se hicieron? Bueno, yo creo que además hay una falta de autocrítica en todos los gobiernos que nos han gobernado en la época democrática. Entonces, está el peligro de un retorno a aquellos pensamientos antidemocráticos que no nos van a llevar a ningún lado.
L: Muchas veces los jóvenes conciben la democracia solamente como poner el voto en la urna cada dos o cuatro años y ya está, en elegir también esta idea de bueno, el mal peor, el mal mejor y que no hay una opción de militancia que se dé fuera de eso.
¿Es falta de interés o desmovilización? Porque hay gente de mi edad (millennials) que está comprometida políticamente, realmente preocupada, pero está muy desmovilizada, a nivel espiritual también, como que no estamos pudiendo ver la luz al final del túnel.
N: Ha sido demoledora la ausencia de actividad por parte de los partidos políticos en relación a sus bases. Y los jóvenes no han visto cambios que los beneficien o que se cumplan: ¿tenemos justicia social? No. Aumentó la pobreza y continuó aumentando la marginalidad.
¿Faltan referentes?
Bruna: yo opino que hubo una gran traición de los partidos tradicionales. ¿Por qué digo esto? Porque en las grandes marchas han estado ausentes, sobre todo la rama joven del peronismo. Era siempre la izquierda la que estaba y los otros movimientos sociales que salían a luchar: cuando fue el cierre del Bonaparte estaba ATE, estaba la CTA. Cuando escuché hablar a los psicólogos, dije ahora la CTA va a hacer un paro de todo el sistema de salud, el Garrahan, el Bonaparte y el Posadas que estaban echando personal. Bueno, conclusión, no pasó nada.
¿Ven otros referentes fuera de los partidos tradicionales que movilicen a la juventud?
B: Y, por ejemplo, estuvo esta marcha impresionante convocada por el movimiento LGBTQ+ en contra del fascismo y el racismo, que a mí me pareció extraordinaria. Fue una marcha multitudinaria y ahora la del 8 de marzo que también es siempre multitudinaria, pero son direcciones nuevas que están surgiendo. Nos están sacando conquistas a mano llena: y la CTA no hace nada, la CGT no hace nada y la izquierda no alcanza a cubrir este vacío. Entonces, estamos acéfalos y la nueva dirección no está clara.
Gloria, de setenta y tres años, de Villa Crespo, ve más que despolitización un “creciente desencanto con lo colectivo”. “Por supuesto que existe un desencanto razonable, con la dirigencia política y sindical corrupta que nos acompaña desde hace décadas. Pero lo que me parece más grave es que se perdió la confianza en nuestros ojos y nuestros oídos. Solamente se cree lo que aparece en una pantalla. Esto que digo no es exclusivo de los jóvenes, pero en ellos predomina absolutamente”.
Lucrecia, de sesenta y cuatro, coincide en que la clave de lo que pasa con los jóvenes está en la primacía del individualismo: "Con la pandemia ha sido brutal el cambio y uno pensaba, «bueno, después vamos a salir mejores, después de esto vamos a ser más solidarios». Bueno, no, el síntoma es que se salió y quedamos bastante más aislados y poco solidarios. Está instalada una batalla cultural, de todo esto que empezó a surgir con el nuevo gobierno, las redes y tal donde fomentan esta cuestión de la meritocracia y de que vos solo te valés por vos mismo y depende de vos todo lo que hagas y el éxito que tengas: uno de los grandes triunfos de esta derecha que tenemos hoy".
¿Qué rol cumplen para ustedes las redes hoy en día en la formación del pensamiento político?
Luciano: En los últimos veinte años, los poderosos le dieron una vuelta de tuerca al “formateo de las mentes”. Se dieron cuenta de que es más conveniente controlarnos con Majules y Longobardis que con dictaduras militares. En las últimas décadas a este “formateo” de las mentes para generar un ser humano individualista con un rechazo hacia la izquierda, el progresismo, al peronismo, a este desclasamiento producido por los medios tradicionales se le sumaron las redes. Le agregaron algo más destructivo que no es solo para generar odio sino para vaciar la mente. Un ser humano al que le generaste un pensamiento político puede cambiar de opinión. Pero lo que se está gestando en las últimas décadas es un ser humano que no lee. Y no me refiero solo a los adolescentes o esta última generación de votantes, sino a los adultos también. ¿Cómo ganó Milei? Porque nosotros queríamos explicar un plan industrialista nacional ¡y los teníamos a ellos haciendo volantes con un dibujo con una motosierra! Es dificilísimo hacer política con gente que no lee. Veo en el colectivo a la gente que va mirando el celular pasando el dedito por las historias, se detienen dos segundos cuando hay un bebé o un perrito. Pero si en la historia hay cuatro líneas o cualquier cosa escrita la pasan directamente.
No es casual que ante este panorama veamos la famosa “calle online” cada día más transitada pero las calles literales cada vez más despobladas de juventudes que se animen a habitarlas y en ellas hacer barricadas. Como bien sostiene Gloria “La comunicación no se compone sólo de palabras, también es mirada, presencia, olor, silencio, respiración, percepción, proximidad. Imposible reemplazar esa cantidad de información por un intercambio de mensajes por WhatsApp.” Este cambio de paradigma tiene un grave impacto en lo político: la democracia se degrada en tanto decrece la posibilidad del intercambio con los otros y atender la diversidad de ideas, sentimientos y proyectos.
Sin embargo, como sostiene Luciano, a pesar del paisaje distópico que se nos avecina, las nuevas tecnologías no son más que “una herramienta que hay que aprender a acaparar y a controlar.” El televisor es una herramienta que siempre vino con el control remoto.