La figura de Frida Kahlo se expande por el mundo y revela su condición de mito. Hoy es icono estético, político y artístico pero, ¿cuánto se sabe de su vida, sus alegrías y sus dolores? La dramaturga y directora Florencia Berthold explora ese universo y comparte su visión en Yo no soy Frida, obra inspirada en las cartas de la pintora, que puede verse en el Teatro El Grito (Costa Rica 5459), los viernes a las 20. Las entradas se adquieren en: https://www.alternativateatral.com/obra94352-yo-no-soy-frida
Interpretada por Mavy Yunes, Martina Simeoni y Braian Ross, la pieza indaga en el triángulo amoroso que involucró a Frida Kahlo, Diego Rivera y Cristina Kahlo, hermana menor de la artista. Durante el Día de los Muertos, los tres regresan para contar su propia historia. “Frida aparece para contar aquello que no pudo dejar resuelto en vida y para expresar lo que quedó sin ser dicho, que es también una forma de liberación”, afirma Berthold.
Con larga trayectoria como autora de ficciones que abordan las vidas de personajes conocidos, asegura que escribir sobre la artista mexicana era una asignatura pendiente. “Frida es muy humana y eso me permite identificarme con ella desde muchos aspectos. Es un personaje que me conecta muy íntimamente con lo más hondo del amor y del dolor, de la belleza y de la contradicción. Pero no busco idealizarla, porque los ideales nos alejan de la esencia. Por el contrario, prefiero el error, la dificultad, los miedos y los conflictos”.
-¿Cómo surgió la idea de escribir esta obra?
-Frida Kahlo es una de esas mujeres que siempre me conmovió y apareció la oportunidad de escribir sobre ella cuando me llamó Mavy Yunes para que la dirigiera. Juntas llegamos a la idea de hacer esta obra. Por otro lado, tengo un imán para la escritura de personajes históricos. No es algo que busco sino que de alguna manera me llegan esas historias. Creo que siempre hay realidad en la ficción y ficción en los hechos reales. Y así fue que también escribí obras de teatro sobre Camille Claudel, Alejandra Pizarnik, Isadora Duncan, Gilda, Vincent Van Gogh (Vincent, el loco rojo, actualmente en cartel) y ahora estoy escribiendo también sobre Ana Frank. Para mí, es fascinante dejar aparecer lo real en la ficción y la magia de la ficción en una historia real que revela aspectos que yo desconocía.
-¿Por qué te interesó poner el foco en el vínculo entre Frida, Diego y su hermana Cristina?
-Me gusta encontrar temas no tan reconocibles para el mundo en historias de dominio público. Me interesó el personaje de Cristina por la idea de traición para Frida. Como hermanas eran muy unidas. Cristina se mudó a la Casa Azul con sus dos hijos cuando se separó, y se acompañaron hasta el final compartiendo lo bueno y lo malo, incluso a Diego. Y Diego y Frida tenían su arreglo dentro de su tumultuosa relación. Ambos tenían amantes. Pero la relación de Diego con Cristina quebró a Frida. Fue lo único que la llevó a divorciarse de él, al final de su vida, cuando ya estaba frágil. Antes de que ella muriera, se volvieron a casar y Diego la acompañó hasta el final. Pero para Frida, el hecho de que él hubiera estado con su hermana fue lo único imperdonable.
-Indagaste en las cartas que ella escribió. ¿Qué cosas descubriste en ese material?
-Cuando escribo, prefiero no documentarme demasiado al principio, porque siento que eso me quita libertad y frescura. Prefiero dejarme llevar por la intuición y más adelante, cuando la obra está terminada, me aboco a la lectura de material, para corroborar hechos y corregir errores. Y las cartas que leí me mostraron que el camino que había elegido para la obra era el correcto. Había un mensaje para dar. Algo que todavía no se había dicho de la historia y que necesitaba decirse.
-¿Por qué creés que genera tanta fascinación la figura de Frida?
- A mí me genera fascinación su autenticidad. También me fascinan sus cuadros, porque son mundos dolorosos pero coloridos, que además tienen humor. No dan una lectura lineal del relato pictórico sino que te abren la cabeza. El surrealismo está muy presente en esta puesta porque buscamos entrar en ese mundo onírico. Me interesa su búsqueda en el arte y en el amor. Siento que siempre siguió su camino a partir de lo que sentía y no de lo que se suponía que tenía que hacer o decir. Y eso me encanta.
-A propósito, además de quienes reivindican su figura, también están quienes objetan que Frida sea un símbolo del feminismo debido a la relación tóxica que mantuvo con Diego Rivera. ¿Cuál es tu mirada?
- No creo que una cosa inhiba a la otra. Ella fue una mujer revolucionaria para su época y su entorno. Al mismo tiempo, respecto de los vínculos amorosos arrastraba mucho malestar y dolor, pero también la relación que tuvo con Diego fue moderna para ese tiempo e incluso lo es en la actualidad. Como todo ser humano, tuvo sus contradicciones.