El #24M genera cada año numerosas actividades en torno a la construcción de memoria, verdad y justicia. La literatura es un campo que siempre contribuye a repensar uno de los períodos más oscuros de la historia argentina: la dictadura cívico-militar-eclesiástica de 1976. En los últimos meses hubo varios lanzamientos editoriales que, en diversos registros, nutren este proyecto de memoria. Una de las novedades más interesantes es el libro de Mariana Tello WeissFantasmas de la dictadura. Una etnografía sobre apariciones, espectros y almas en pena (Sudamericana), que indaga el período desde un ángulo bastante inusual: los fenómenos paranormales. Luces y aparatos que se encienden o apagan de manera intempestiva, alarmas que se disparan solas, vehículos que se ponen en marcha, voces, gritos, risas, susurros y lamentos de origen desconocido. Las muertes violentas y la ausencia de cadáveres o tumbas dejaron rastros innegables en el cuerpo social; la autora explora la dimensión racional y la siniestra en un momento que habilita estos abordajes porque, tal como dice el escritor Luciano Lamberti, "el cruce entre dictadura y fenómenos paranormales habría sido inconcebible hace unos años, pero hoy es perfectamente verosímil".

La biografía es un género que imperó durante mucho tiempo a la hora de contar este período histórico y siguen produciéndose valiosos trabajos donde lo personal se vuelve político. Adelaida Gigli nació y murió en la ciudad de Recanati; fue el lugar que la vio nacer, del que su familia huyó a causa del fascismo y al que regresó tras la desaparición de sus hijos, ambos militantes de Montoneros. María Adelaida desapareció en 1976 y Lorenzo Ismael en 1980. En palabras de María Moreno, "mientras custodiaba esas ausencias terribles, amasó, palpó, horneó –se hizo ceramista notable–, dio forma a todo lo que no era ellos: cántaros, rostros, animales". Adelaida fue hija del pintor Lorenzo Gigli y se casó con el escritor David Viñas, con quien fundó la mítica revista Contorno. Tuvo la osadía de reírse en la cara del poder y rebelarse contra las convenciones, y estuvo dispuesta a esconder armas y disidentes políticos en su propia casa. Adrián Bavi recorre la vida de esta notable mujer en su novela biográfica Adelaida (Ariel), con una escritura que opera sobre el poder de la memoria, el afecto y la resistencia contra cualquier posibilidad de olvido.

En Nieto 133. Mi camino hacia la verdad (Planeta), Daniel Santucho Navajas también aborda lo político desde el ángulo biográfico, esta vez en primera persona. Es la historia de cómo Daniel Enrique González se convirtió en Daniel Santucho Navajas, un hombre que tuvo que luchar contra su entorno para descubrir que sus supuestos padres eran, en verdad, sus apropiadores. Es un texto doloroso pero también lleno de vida, y permite repensar el trabajo de Abuelas y Madres de Plaza de Mayo junto a los organismos de derechos humanos en la restitución de identidades. El autor se vio a sí mismo como parte de una cadena de engaño y encontró en sus hijas un motivo inapelable para romperla. Este episodio constituyó sin dudas el hito de una lucha personal pero también se erige como la victoria de una misión colectiva que involucra a toda la sociedad.

Por otra parte, el abogado y sociólogo Roberto Gargarella aborda la post-dictadura desde el campo de la ley y analiza el célebre Juicio a las Juntas. En Cuando hicimos historia. Acuerdos y desacuerdos en torno al Juicio a las Juntas (Siglo XXI) se pregunta cómo dimensionar lo extraordinario de ese proceso y revisar su legado en un contexto como el actual, que tiende a relativizar los delitos de la dictadura y a deslegitimar la lucha por los derechos humanos. El libro reúne a personas de distintas trayectorias, generaciones y experiencias en una serie de diálogos que no esquivan las disidencias, e invita a repensar un proceso judicial ejemplar a nivel internacional que logró condenar a los responsables del terrorismo de Estado. Reflexiones, anécdotas y contrapuntos intelectuales permiten analizar sus virtudes y defectos.