Sin Messi, sin De Paul y sin Lautaro. Pero con Tagliafico, con Alexis, con Almada y con toda la chapa de multicampeón, la Selección Argentina se tomó revancha de la derrota de la primera rueda en La Bombonera y le ganó 1 a 0 a Uruguay en Montevideo este viernes por la noche. Un triunfo que la deja bien arriba en las Eliminatorias, a seis puntos del segundo (Ecuador) y a 15 del puesto de repechaje (Bolivia) cuando quedan 15 en juego (es decir, prácticamente clasificada al próximo Mundial.

Cuatro meses habían pasado desde su último partido juntos y necesitaron algo así como un tiempo, incluso quizá menos, estos tremendos jugadores para reencontrarse y reacomodar las ideas.

Durante esos minutos de adaptación tocó correr detrás de la pelota, algo que parecía lógico e incluso óptimo con la inclusión de Julían Álvarez y Giuliano Simeone para provocar errores en el fondo celeste. Pero eso nunca sucedió y se fue tornando preocupante lo poco que le duraba la tenencia al equipo argentino. Aparecieron entonces Dibu Martínez para desactivar los limitados intentos uruguayos y Nicolás Tagliafico, un especialista a la hora de barrer y cerrar jugadas en defensa.

Con los del Atlético transpirando en ataque como era de suponerse, la incógnita pasaba por el rol de Almada, la tercera pata de ese trío ofensivo o la punta izquierda del mediocampo de cinco volantes, como se lo quiera ver. Y vaya grata sorpresa resultó el del Olympique Lyon, quien hizo recordar al legendario Fideo Di María.

Almada hizo su esfuerzo al seguir su marca (Nández generalmente) y ante el mal primer tiempo que tuvieron Enzo -más retrasado, muy flojo- y Alexis -más adelantado, menos flojo- para suplir a De Paul como opción de pase y generador de juego, el exVélez fue sacando pecho y adueñándose de la conducción, a veces incluso como enganche. Todo esto aprovechando la garantía de tener a Tagliafico a sus espaldas.

Esos intercambios posicionales fueron acaso lo más interesante que presentó la Selección en Montevideo. Julián retrocediendo para que tanto Mac Allister como Simeone sorprendan de nueve o Thiago intercalando entre la izquierda y el medio. Y parte del plan o no, fue cuando Alexis se retrasó y Enzo se adelantó que Argentina mostró su mejor versión.

Con el del Liverpool iniciando la jugada y buscando la devolución la Selección pudo hilvanar unas lindas secuencias colectivas que parecieron apichonar a la Celeste, que de pronto se dio cuenta que tenía enfrente a los campeones del mundo y su característico juego de pases. Rochet se fue haciendo importante para los locales, que venían de ganar sólo uno de sus últimos seis partidos de Eliminatorias y con la pólvora pasada por agua (como para tener referencia, entre sus 11 titulares suman 11 goles en el año en sus clubes, misma cantidad que la que tiene Julián en el Atlético).

Pero bueno, ni Rochet ni los míticos Ladislao Mazurkiewicz o Roque Máspoli hubiesen podido hacer algo ante el fulminante derechazo desde afuera del área que se inventó Almada a los 68 minutos. Un golazo que le asegurará presencia albiceleste por mucho tiempo a quien, aunque campeón del mundo, jugó recién su séptimo partido en la Mayor. Así, con variantes y todo, la Argentina multicampeona sigue flotando, no regala prestigio a sus clásicos rivales y llega de la mejor manera a la cita con Brasil, el martes en el Monumental.