La catástrofe climática en Bahía Blanca del 7 de marzo no solo dejó calles anegadas y barrios enteros devastados. También se llevó por delante parte del patrimonio cultural y educativo de la ciudad. La Escuela de Teatro de Bahía Blanca y el Conservatorio de Música fueron dos de las instituciones más afectadas. La inundación arrasó con mobiliario, equipos, instrumentos y una biblioteca entera de textos teatrales y filosóficos. A casi tres semanas del desastre, el panorama sigue siendo incierto: el ciclo lectivo no comenzó, los daños estructurales son millonarios y la comunidad educativa lucha por encontrar recursos para la reconstrucción.

Estas semanas desde la escuela se estuvieron ocupando de brindar asistencia a docentes y alumnos. “Yo me estuve encargando de hacer un relevamiento para saber en qué condiciones están nuestros docentes para volver a las aulas. A algunos hubo que asistirlos, llevarles ropa, acercarles colchones, porque hay gente que ha perdido todo, básicamente, y los docentes no dejamos de ser personas. El centro de estudiantes también se convocó y empezó a reunirse para ver si asiste también tanto a los profes como a los chicos. De todas formas. hasta tanto no arreglemos los pisos, no podemos volver a las aulas”, explica Esparza.

Alumnos, docentes y directivos de la Escuela de Teatro comenzaron a autoconvocarse para limpiar el barro que cubría la planta baja del edificio. “No sabíamos con qué nos íbamos a encontrar cuando bajara el agua”, cuenta Fernando Esparza, docente de actuación y maquillaje. “Lo primero fue el impacto de ver todo revuelto, los muebles destrozados, las computadoras inservibles y la biblioteca hecha un montón de papeles pegados”.

El golpe fue doblemente doloroso porque la escuela había sido remodelada a principios de 2024. “Se habían arreglado los pisos, algunos techos. Todo lo que se hizo se perdió”, lamenta Esparza. Uno de los espacios más afectados fue el Aula 6, donde se realizan clases de movimiento y que tenía un piso flotante nuevo. “Ese piso costó millones y quedó completamente inutilizable”, agrega.

Arreglarlo costaría cinco millones de pesos que no saben de dónde van a sacar. “Abrimos un alias, pero es muy poco lo que estamos recibiendo. El consejo escolar está sobrepasado de pedidos. Es un panorama de incertidumbre. Necesitamos ayuda de la comunidad teatral. Dentro de la escuela le estamos poniendo mucha garra entre docentes y alumnos para volver cuanto antes”, dice Esparza.

El aula 7, que alberga el escenario y el equipamiento técnico de iluminación, se salvó por estar en la planta alta. “Por suerte, no perdimos las consolas ni las luces, porque eso está arriba, pero sí se destruyeron los parlantes con los que damos clase”, explica Esparza. “Al menos nos queda la posibilidad de hacer funciones para recaudar fondos, aunque todavía no están los ánimos”, agrega.

Lo más triste para la escuela es la pérdida de la biblioteca. “Perdimos muchos textos de teatro y filosofía que servían para que los alumnos tengan acceso todo el año a material que no se consigue en librerías ni siquiera en internet”, explicó Esparza. Es por eso que a quienes no puedan donar dinero, les piden encarecidamente que manden libros. También necesitan computadoras, artículos de librería, parlantes y dinero, para poder arreglar los pisos cuanto antes.

Para colaborar, habilitaron un alias bancario: COOPE.ESCUELA.TEATRO. También se pueden enviar cajas con libros por correo a la dirección de la escuela: Gral. Paz 250, 8000 Bahía Blanca, Provincia de Buenos Aires, y se los puede contactar para ofrecer otros servicios y recursos por correo electrónico: [email protected].

La situación en el Conservatorio de Música de Bahía Blanca es igual de dramática. Se perdieron: pianos de cola y verticales, violines, violas y violoncellos, clarinetes, oboes, saxos, trompetas entre otros instrumentos de viento, instrumentos de percusión en general, guitarras, teclados, parlantes, amplificadores, etc. También archivos de todo tipo de la preceptoría, libros y partituras de la biblioteca,recursos tecnológicos, entre otras cosas.

“La comunidad del Conservatorio estará muy agradecida de recibir ayuda para recuperar nuestra escuela”, dice Rocío Migueles, vicedirectora del conservatorio.

Para afrontar la emergencia, abrieron distintos canales de donación. Se reciben donaciones de recursos físicos: Instrumentos musicales, mobiliario, recursos tecnológicos, partituras, libros del área de música, así como también artículos de oficina y librería.

Pero si lo que pueden ofrecerles es algún tipo de servicio, se puede hacer a través del correo electrónico: [email protected]. Para ofrecer eventos o colectas a beneficio se puede escribir, también por correo a: [email protected], profesora de la institución.

El ciclo lectivo aún no comenzó en la Escuela de Teatro ni en el Conservatorio. La reunión de ingresantes que debía realizarse el 10 de marzo se suspendió, y las clases de nivel terciario, que tenían fecha para el 17, siguen sin confirmación.

“El sentimiento es encontrado, por un lado sentimos que hay que volver lo antes posible, pero en qué condiciones es la pregunta. Además necesitamos tiempo real para que los alumnos y docentes vuelan a su pseudo normalidad. Todavía es muy pronto y recién esta semana se empieza a ver un poco más limpia la ciudad. El transporte público volvió hace poco y las calles todavía están intransitables. Por eso es tan difícil accionar. Los directivos tienen fe en que vamos a conseguir el dinero para arreglar las aulas, pero está muy complicado el panorama”, reflexiona Esparza.

Ambos ponen su esperanza en la comunidad artística y solicitan la ayuda de sus colegas para demostrar que la cultura es importante incluso en los contextos más hostiles.