La comunidad racinguista inauguró un nuevo mural que conmemora a "los fusilados de Racing", seis cuerpos que aparecieron baleados sin vida en la madrugada del 22 de enero de 1977. Participaron socios e hinchas de todas las edades, distintas generaciones de una misma familia con los mismos colores. Hubo también música en vivo, con la banda Absurda, y el acto fue transmitido por Radio A, la radio pública local. 

Asistieron personalidades como Carmen "Tota" Guede, madre de Plaza de Mayo muy ligada al club, el ex jugador Carlos Caldeiro, famoso por negarse a compartir la mesa con el dictador Leopoldo Galtieri, cuando éste fue a visitar al plantel en 1981, y la legisladora porteña Victoria Montenegro.

"Hoy Racing es un club más justo", dijo Julián Scher, uno de los organizadores, en su intervención, a la vez que reivindicó la restitución de carnets a los 46 detenidos desaparecidos que ahora tienen rango de "socios eternos". Para Scher, "la magia de los clubes en manos de sus socios es ésta: gente que se organiza con otra gente para hacer cosas". 

Micaela Polak, que realizó  una exhaustiva investigación sobre el caso, destacó que "eran seis militantes". "Ante la pregunta por la identidad, la respuesta es la que las Madres nos enseñaron con la socialización de la maternidad. En esa puerta estaban los treinta mil. No se llevaban a cualquiera, se llevaban a los militantes", destacó.

Por su parte, el abogado Pablo Llonto recordó que "éste es un hecho que no se registró en la Conadep ni en la Justicia". "Por eso es tan importante que la gente hable", dijo, y recordó que el relato del hecho surgió en el contexto de una declaración sobre la denominada Masacre de Piñeyro. "Estoy convencido de que los autores de esta masacre y aquella son los mismos, y estamos más cerca de saber quiénes eran", agregó.

La masacre

"Los fusilados de Racing" fueron, durante casi cuatro décadas, una suerte de mito, un relato oral que se transmitía de generación en generación, con distintas variantes, a falta de certezas e información oficial. Se hablaba de cuerpos baleados, pero nadie podía afirmar cuántos, cuándo, en qué circunstancias ni, mucho menos, quiénes.

Eso comenzó a cambiar en 2016, cuando el periodista deportivo Alejandro Wall ultimaba los detalles de su libro biográfico sobre Omar Corbatta. En "Corbatta, el wing", dice de él: "wing derecho, analfabeto, alcohólico, tal vez fue nuestro Garrincha". Wall también reconstruyó toda la parábola del brasilero, su ascenso, gloria, decadencia y muerte prematura. 

En esas últimas etapas, Corbatta vivió un tiempo en el Cilindro, donde recibía los cuidados y la protección de la encargada de la pensión, Tita Matiussi, otro personaje entrañable del mundo Racing. 

De regreso a su hogar tras una noche de copas, fue testigo involuntario de las consecuencias de la masacre. A Wall no se lo dijo Corbatta, que falleció en 1991, sino que el dato llegó a él tras una cadena de mensajes. 

Según cuenta la historia, alguien escuchó comentar el hecho en el marco de un juicio de lesa humanidad a Rafael Barone, un vecino de Avellaneda, también fanático de la Academia, con el que Corbatta había compartido el tramo final de esa noche.

La revelación  de Barone fue derecho al libro de Wall y despertó la curiosidad de otra periodista, Polak. Secretaria de Géneros del SiPreBA, muy activa en la defensa de los medios públicos frente a los embates del actual gobierno nacional y, por supuesto, racinguista, Polak desarrolló una minuciosa investigación, gracias a la cual se saben algunos datos básicos.

Su trabajo comenzó con un pedido formal a la Comisión Provincial de la Memoria (CPM), qur tiene en su poder los archivos de la Dirección de Inteligencia de la Provincia de Buenos Aires (DIPBA). Con los datos de lo ocurrido en febrero de 1977 en Avellaneda, Polak fue al cementerio, a cotejarlos con las actas de aquella época, en los que se enterraba a los desaparecidos como NN.

"Fueron cuatro masculinos y dos femeninos que aparecieron contra la puerta 19, el 22 de febrero de 1977. Hay un acta policial que habla de enfrentamiento en el que cayeron abatidos los subversivos y ningún efectivo, la versión que daban siempre para encubrir estos hechos. Supuestamente, los encontraron pintando consignas de Montoneros, los quisieron detener y abrieron fuego", sostiene el acta policial. 

"Hay versiones que dicen que el intendente del estadio de aquel momento tuvo que cambiar las persianas metálicas, que habían quedado dañadas por los impactos de bala", agrega Polak. En esa época, el perímetro que rodea al Cilindro no estaba enrejado, no existía lo que hoy los hinchas llaman "el playón" y el acceso hasta allí era público.

"El resto no se sabe todavía, ni adónde fueron a parar esos cuerpos ni quienes eran. Hubo muchos casos similares. Hay relatos de Hebe, por ejemplo, que cuentan que aparecían cuerpos en el bosque platense y poco después ya no estaban", cuenta. 

La investigación de Polak además sirvió de sustento para otro trabajo. Se trata de un documental, "Los fusilados de Racing", del director Rodolfo Petriz, que ya está terminado y pronto a estrenarse.

Poco después de ese episodio, fue secuestrado el entonces presidente del club, Horacio Rodríguez Larreta, padre del dos veces intendente de la ciudad de Buenos Aires y ex precandidato a Presidente de la Nación. 

Sus vínculos comerciales con el banquero David Graiver lo hacían sospechoso de algún tipo de relación con Montoneros. Sus captores desecharon la hipótesis y lo liberaron antes del siguiente domingo, cuando la ausencia del presidente en el palco del estadio hubiera significado un escándalo importante.  

Los murales

El primer mural data de 2019 y fue realizado de manera autogestiva por la agrupación Memoria Racinguista. Mostraba a los cuerpos caídos contra la pared del estadio y una pelota ensangrentada, todo rodeado por el brazo de una madre con pañuelo blanco en la cabeza, que termina en un puño apretado. Está ubicado sobre la calle Colón, una avenida doble mano, la arteria más importante de las que rodean al estadio Presidente Perón, justo frente a la puerta 19. 

Uno de los que paticipó, hace ya seis años, fue Julián Scher, sociólogo y autor del libro "Los desaparecidos de Racing". Scher trabaja actualmente en el club, en el área de fútbol femenino. De alguna manera, ofició de nexo entre los autores de la obra y la actual gestión: este es el primer 24 de marzo bajo la presidencia de Diego Milito, que se impuso en las elecciones de diciembre pasado. 

En las últimas semanas, el departamento de Cultura e Historia de Racing tomó contacto con La Corbatta, una agrupación muralista, también de reciente creación, que propuso intervenir el mural para reinaugurarlo antes del Día de la Memoria. La Corbata tiene unos diez artistas que conforman su núcleo y un par de decenas más que acompañan ocasionalmente. Para el cumpleaños del club, este martes 25, prometen hacerle una obra homenaje a Gustavo Costas en la sede de Villa del Parque.

En la actividad estuvieron referentes de ambas organizaciones. Ariel, profesor de dibujo y estudiante avanzado de geografía, fue uno de los que participó en el diseño del nuevo mural, que chicos y grandes terminan de pintar mientras conversa con Buenos Aires/12

"Quisimos hacerlos vivos, eso en primer lugar", destaca. "Vivos y en primer plano, con el estadio de fondo, porque lo central son ellos. De un lado un Falcon verde y del otro un camión del ejército. Los verdes son los malos" dice, bromeando y desafiando al presidente.

"El estado de la pared, que pertenece a un frigorífico y tiene más de setenta años, no permite trabajar mucho los detalles. Pedimos a la Municipalidad si podían alisarlo porque está hecho de ladrillos sin revoque, y es muy irregular, pero no llegaban a tiempo y la prioridad era generar un hecho político este fin de semana", completa. "Los  muchachos del frigorífico salían de laburar y se quedaban haciéndonos el aguante hasta las diez u once de la noche", repasa.

Leonel Reabigos fue uno de los autores del primer mural. "Nos pareció una excelente noticia que el club se haga cargo del tema de manera institucional", comenta. "Nosotros lo hicimos con la idea de mantenerlo, de repintarlo cada tanto, también gestionamos con la municipalidad el cartel que cuenta los hechos. Pero con la pandemia se complicó. Después hubo un par de problemas, una pintada política sin querer le tapó una parte. Y cuando nos contaron esto, estuvimos de acuerdo", explica.

Reabigos observa un protagonismo creciente de los hinchas y clubes de fútbol en cuestiones políticas y sociales. "El punto de inflexión fue 2018. Ese año empezaron las restituciones de carnets a socios desaparecidos y a organizarse espacios de género. Eso siguió creciendo. La defensa de las asociaciones civiles contra las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) le dio un impulso mayor, se formó la coordinadora de hinchadas", asegura y sentencia que "la convocatoria al Congreso del miércoles 12 no fue un hecho aislado sino parte de ese proceso".